Lunes, 04 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Ingresaron oficialmente en la Iglesia en la pasada Vigilia Pascual

Era una familia mormona pero la Batalla de Lepanto y el papel del Rosario les llevaron a la Iglesia

Era una familia mormona pero la Batalla de Lepanto y el papel del Rosario les llevaron a la Iglesia
La familia unida forma ya parte de la Iglesia Católica

ReL

La pasada Vigilia Pascual la familia Odulio formada por Rico, Heidi y sus hijos ya adultos Amoz y Omri, ingresaron enla Iglesia Católica en la catedral de Salt Lake City. Todos ellos provenían del mormonismo aunque cada uno ha llegado al catolicismo de una manera diferente. Cari Filii News se ha hecho eco de esta curiosa conversión familiar:

Rico Odulio, el padre de familia, fue bautizado católico siendo bebé en Filipinas, pero cuando él tenía 8 años su familia se hizo mormona. Su padre se convirtió, de hecho, en uno de los primeros obispos mormones en Filipinas.

Sin embargo, Rico continuó acudiendo a una escuela católica porque allí recibía buena educación de calidad. Recuerda que cada octubre rezaban el Rosario, aunque no conocía el origen de esta devoción. Allí, Rico defendía la doctrina mormona ante sus compañeros de clase católicos. De hecho, considera que la conocía mucho mejor que el mormón medio, precisamente para mantenerla en un ambiente no mormón.

Los mormones: hablan de Cristo, pero no son cristianos
Los mormones siguen las enseñanzas de su fundador, Joseph Smith, que en el s.XIX declaró haber leído y traducido unas nuevas escrituras sagradas, El Libro de Mormón, que dan la clave para interpretar la Biblia. Aunque ellos de consideran cristianos, ni los católicos, ni los ortodoxos ni los protestantes los consideran como tales y no aceptan su bautizo: no creen en la Trinidad, someten la Biblia al arbitrio del Libro de Mormón y en varios aspectos resultan politeístas.

Heidi también era de familia mormona, aunque el padre de ella se había mantenido católico. Heidi y Rico se conocieron y enamoraron aprendiendo doctrina mormona en un centro para estudiantes universitarios. Ambos fueron misioneros mormones en la isla de Cebú (aunque en años distintos). Y después se casaron por el rito mormón. Tuvieron dos hijos y se mantuvieron activos en esta comunidad religiosa.

Un hombre en búsqueda de Dios
Unos años después, en 1998, Rico dejó los mormones. Seguía creyendo en Dios y estaba interesado en las cosas de la fe. Leía libros sobre el cristianismo y se hacía preguntas. Era un hombre en búsqueda.

En 1999 Heidi llegó a Estados Unidos, donde ya vivían sus hermanas, y el resto de la familia se mudó allí un año después. La familia acudía a los mormones, excepto Rico, que se quedaba en casa leyendo. Al poco, también los hijos dejaron de mostrar interés por la religión.

La Batalla de Lepanto, la Virgen y el Rosario
Un día Rico leyó sobre la batalla de Lepanto en octubre de 1571, en la que la flota papal, española, veneciana y genovesa derrotó a los turcos, acabando con su dominio naval en el Mediterráneo. El Papa Pío V había puesto a toda la cristiandad a rezar el Rosario a la Virgen rogando por esa victoria, y cuando se supo del éxito cristiano proclamó que la victoria era de ella. Rico recordó los rosarios que rezaban en el colegio en octubre en su infancia y averiguó que octubre era mes del Rosario por esta batalla.
 
“En ese momento, ‘conecté’, y me dije: ¿sabes qué?, tengo que ir a la iglesia; y me levanté y fui”, explica Rico al Intermountain Catholic, la revista de la diócesis católica de Salt Lake City.

Acudió a la parroquia de San Martín de Porres y empezó a acudir a misa en latín allí. Incluso animó a sus hijos a acompañarle en algunas ocasiones. Pero después volvió a Filipinas por razones de trabajo y los jóvenes se desentendieron.

Un accidente, a punto de morir…
En 2014, su hijo Omri sufrió un accidente automovilístico. Recuerda alzarse entre llamas, ver bomberos, un camillero, y caer pensando: “me muero”. Pero no murió, sino que despertó en el hospital, con su familia. Aquello le hizo pensar en el sentido de la vida.

Mientras convalecía, su padre le envió un vídeo de YouTube del guitarrista Michael Lucarelli tocando un Ave María en la Catedral de la Madeleine, la de Salt Lake City. (El vídeo, con 3,7 millones de visitas, se puede ver aquí). Le asombró la belleza del edificio en el vídeo, lleno de imágenes marianas. En cuanto estuvo recuperado, Omri pidió a su hermano que le llevase a ver la catedral.



“Era la primera vez que cruzaba las puertas de la catedral. La belleza de la liturgia era algo grande“. Recuerda que la música y el olor a incienso le impactaron. “desde entonces, he quedado enganchado”.

Procesión el 15 de agosto, por la Asunción de la Virgen
En 2015 Rico volvió a EEUU y pidió a sus hijos que le acompañasen el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen, a ver una procesión en la parroquia de la Asunción de María. El Intermountain Catholic lo describe así: “Algo místico sucedió en esa procesión, dice Omri, porque ‘ese fue el día en que decidí hacerme católico’“. Dice que fue por acción de la Virgen María en su fiesta, en esa devoción mariana en las calles.

Él y su padre se apuntaron a estudiar la fe católica en una parroquia. Su hermano Amoz, más intelectual, se convenció del valor histórico de la fe católico leyendo Historia de la Iglesia, y reflexionando sobre la sucesión apostólica. “Cuando aprendes esas cosas, tienes la obligación de compartirlas”, explica.

Heidi, mientras tanto, se mantenía en su comunidad mormona, pero leía los libros y materiales que su marido le entregaba. Ella quería mantener unida a la familia, pero también quería la verdad. Rezó durante meses pidiendo guía a Dios. Finalmente, “sentí al Espíritu y después de rezar duro, recibí las respuestas”. Se sumó al resto de la familia en las catequesis católicas.

Bautismo y matrimonio cristiano, por fin
La familia entró en la Iglesia esta pasada Vigilia de Pascua y el matrimonio de Rico y Heidi fue convalidado como sacramento ante la Iglesia. Amoz deseaba, sobre todo, recibir el bautismo. Los otros deseaban poder comulgar, sobre todo Omri, que durante casi dos años ayudó como sacristán en la catedral que tanto le había gustado. “Casi no parece real”, dice el joven, encantado.
 
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