Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Peter Kleponis analiza el caso del violador semi-exculpado en Estados Unidos

Un psicólogo sostiene que la idea de mujer de la pornografía «calca» la de un depredador sexual

Seis meses por una violación, y además disculpada por sus padres: el caso de Brock Turner ha indignado a los norteamericanos.
Seis meses por una violación, y además disculpada por sus padres: el caso de Brock Turner ha indignado a los norteamericanos.

ReL

Prácticamente han coincidido en el tiempo la detención en España, por agresión sexual y corrupción de menores, del productor pornográfico Torbe, con el escándalo por la mínima sentencia a la que ha sido condenado el joven Brock Turner en Estados Unidos por violación.

Comentando el caso, el especialista en psicología y sexualidad Peter C. Kleponis destaca la influencia patológica de la pornografía en el comportamiento de jóvenes y adultos, llegando en ocasiones hasta la comisión de delitos, como en este caso.

Patti Armstrong ha escrito un reportaje sobre el caso en National Catholic Register, bajo el título Cómo nuestra cultura fomenta depredadores sexuales como Brock Turner.

Peter Kleponis formo parte del grupo de personas que está horrorizada ante el hecho de que Brock Turner, un nadador con beca en Stanford, haya sido sentenciado sólo a seis meses por agredir sexualmente a una mujer inconsciente detrás de un contenedor en el campus. La respuesta de sus padres con el objetivo de minimizar sus acciones y retratarlo como una víctima ha provocado la indignación de la gente.

La impactante carta que la verdadera víctima ha leído en el tribunal se ha convertido en viral, iluminando nuestra visión cultural sobre el daño que causa una agresión sexual. Turner ha culpabilizado a la bebida y a la promiscuidad de la multitud presente en la fiesta, pero su víctima ha declarado que no fue la fiesta lo que destruyó los sueños de Turner. Fue la agresión sexual.

Hijo modelo... y depredador sexual
En medio de este arranque moral encontramos la invitación a la gente a abrir sus ojos un poco más con el fin de que se den cuenta de que el caso Brock Turner no es un hecho aislado. Nuestra cultura ha ayudado a dar forma a su mundo. Bajo la persona de un hijo y estudiante modelo, amable y respetuoso de la ley, se escondía un desmedido depredador sexual que buscaba satisfacer su lujuria utilizando a una mujer desconocida y por la que no sentía ninguna empatía. Precisamente como en la pornografía

Peter C. Kleponis, experto en terapia matrimonial y familiar y especialista en el diagnóstico y tratamiento de la adición sexual, autor del libro Integrity Starts Here! A Catholic Approach to Restoring Sexual Integrity, dijo recientemente en una entrevista al Register: “¿Qué le hizo creer a Brock que era lo correcto explotar sexualmente y violar a una joven en una fiesta?”.


Peter Kleponis destaca las características coincidentes del comportamiento depredador sexual y lo que transmite la pornografía.

Y añade que presuntamente Turner hizo fotografías a los pechos de la víctima, que envió por email a sus amigos. Según Kleponis, nuestra cultura pornográfica alimenta comportamientos como éste.

La pornografía favorece el abuso de mujeres
La Filosofía Utilitaria Sexual es una parte muy importante de la pornografia, según Kleponis. “Existe la creencia de que está bien utilizar a otros para el propio placer sexual", dice.

“En la pornografía no hay amor, respeto o intimidad. No es otra cosa que personas utilizándose las unas a las otras". Explica que esta creencia ha llegado a ser muy normal entre la gente joven. “Muchos empiezan relaciones con el simple propósito de tener sexo”, dice: "Son los llamados 'amigos con derecho a roce'".

El sexo es visto como una actividad de recreo. “La pornografía impulsa esta creencia porque se trata de utilizar a la gente", dice Kleponis.  "Las escenas de vídeos pornográficos muestran normalmente a uno o más hombres utilizando a una mujer sexualmente, y todos parecen estar pasándoselo bien. Esto puede fácilmente llevar a una persona a creer que esto es lo que el sexo se supone debe ser".

La segunda creencia dañina relacionada con la pornografía es el mito de la violación, dice Kleponis. Los hombres justifican la agresión sexual y la violación de mujeres porque creen que las mujeres fantasean acerca de ser dominadas y que les gusta ser violadas. “Los hombres creen esto porque es lo que ven en la pornografia", dice: “La realidad es que ninguna mujer en su sano juicio fantasearía jamás con ser violada. Sin embargo, esto es lo que los hombres creen que las mujeres quieren”.

Filosofía utilitarista: aprovecharse del desvalido
En el caso de Brock Turner, Kleponis dice que ver a una mujer bebida a éste le pareció una oportunidad fácil de tener sexo. “A causa de la Filosofia Utilitaria Sexual, Turner pensó que era correcto utilizarla a pesar del estado en el que ella se encontraba”, dice. “Esto vale también en lo que respecta a las fotos que se supone que hizo y compartió con sus amigos”.

El mito de la violación, dice Kleponis, pudo haber llevado a Turner a creer que ella disfrutaría de ser utilizada sexualmente sin dar su consentimiento. “Esta creencia puede haber influido también en la respuesta de su familia, especialmente de su padre [que declaró que una acción de veinte minutos no justifica estar en la cárcel]”, dice Kleponis. “Aunque fueran sólo veinte minutos, cualquier forma de abuso sexual traumatiza a la víctima y puede cambiar su vida para siempre”. 

Kleponis ha declarado que todas las personas que están indignadas por el caso Brock Turner deberían sentirse también ofendidas por la degradación de las mujeres en la pornografía, porque todo deriva de la misma falta de respeto a la mujer. “Es una industria que se beneficia de explotar a las mujeres”, dice: “Muchas llegan a ella porque creen que no tienen otra elección. La opción es hacer porno o acabar en las calles. Muchas tienen largas historias de abusos“.



Cómo nuestra cultura favorece la aparición de depredadores sexuales
Según Kleponis, todos deberíamos sentirnos indignados por la pornografia porque contribuye al abuso sexual de las mujeres, incluso a su violación. Kleponis explica que la pornografía, básicamente, convierte a las mujeres en juguetes sexuales de los hombres. “No hay amor, respeto o intimidad en estas relaciones”, dice. “La pornografía no retrata sexo o relaciones sanas. Todo se basa en hombres utilizando a las mujeres para su propio placer egoísta“.

Además de educar a la gente acerca de los peligros de la pornografía, Kleponis observa que debemos enseñarle el plan de Dios en lo que respecta a una sexualidad y relaciones sanas

“Es aquí donde los documentos de San Juan Pablo II sobre la Teología del Cuerpo, el Amor y la Responsabilidad son inestimables”, dice: “Estos documentos proporcionan un claro mapa de ruta para una vida sana y feliz. Los hombres tienen que defender a las mujeres y tratarlas como damas, no como juguetes sexuales. Las mujeres tienen que prohibir y exigir que los hombres dejen de explotarlas para la pornografía”.

Según Kleponis, el caso Turner puede ser la vía que ayude a la gente a reconocer que la depravación de la pornografía lleva a pensar que las mujeres pueden ser utilizadas como meros objetos para satisfacer los deseos sexuales del hombre.

Kleponis anima a la gente que está atrapada en las garras de la adicción a la pornografía a buscar ayuda. Su libro Integrity Starts Here! A Catholic Approach to Restoring Sexual Integrity puede ser utilizado junto a terapia o como un modo para la sanación de una persona individualmente.

(Traducción del inglés por Helena Faccia Serrano, diócesis de Alcalá de Henares).
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