El arzobispo electo de Filadelfia Charles J. Chaput
¿Y si los católicos son «entrenados» como los musulmanes? Aquí la propuesta de un arzobispo
Propone cambiar una hora diaria desperdiciada en ver la TV por el estudio y oración de los evangelios.
El recientemente nombrado arzobispo de Filadelfia (EE.UU.) Charles J. Chaput, ha pedido a los católicos cambiar una hora diaria que se desperdicia viendo televisión por el estudio y oración de los Evangelios como un medio concreto para la transformación personal y del mundo.
En un artículo publicado en El Pueblo de Denver -diócesis de la que es aún su obispo- monseñor Chaput compara el "entrenamiento "que reciben los jóvenes musulmanes con el de los católicos.
Los jóvenes musulmanes "comienzan a estudiar el Corán tan pronto como cuando comienzan a leer", señala el arzobispo precisando que incluso "muchos de ellos aprenden a leer usando el Corán". "Leen y discuten el Corán diariamente, durante varias horas todos los días de la semana hasta que lo aprenden de memoria... Poco a poco como la gota que orada la piedra, el Corán informa su visión del mundo".
Sin embargo, -y refiriéndose a la realidad de EE.UU-, los católicos también reciben "una forma de entrenamiento similar" y ésta se "se llama televisión": "El norteamericano promedio pasa entre tres y siete horas al día viendo televisión y ve más de 2 millones de comerciales a lo largo de su vida".
"Esa es una forma de educación" precisa. "La mayoría de lo que vemos en la televisión nos enseña que comprar muchos productos nos hace feliz; que ser joven es bueno y ser viejo es malo; que deberíamos comer lo que nos provoque pero que al mismo tiempo debemos ser delgados; que el sufrimiento no tiene ningún sentido; que las relaciones humanas nunca duran; que la mayoría de las familias son disfuncionales; que la autoridad es peligrosa; y que las personas religiosas son hipócritas".
Para el prelado estadounidense la lección es simple: "Si utilizáramos solamente una hora del tiempo que desperdiciamos en televisión cada día y la usáramos para estudiar y rezar los Evangelios seríamos personas fundamentalmente diferentes y nuestro país y nuestro mundo se vería transformado".
Por ello, dice el arzobispo "debemos emplear nuestro tiempo y nuestras acciones de acuerdo a lo que decimos creer. Una vida con sentido, es una vida conformada a las cosas imperecederas" y no llevar "una vida irrelevante" que "invierte el tiempo en cosas equivocadas".
"Esas son nuestras dos opciones. Nos toca elegir", concluye.
En un artículo publicado en El Pueblo de Denver -diócesis de la que es aún su obispo- monseñor Chaput compara el "entrenamiento "que reciben los jóvenes musulmanes con el de los católicos.
Los jóvenes musulmanes "comienzan a estudiar el Corán tan pronto como cuando comienzan a leer", señala el arzobispo precisando que incluso "muchos de ellos aprenden a leer usando el Corán". "Leen y discuten el Corán diariamente, durante varias horas todos los días de la semana hasta que lo aprenden de memoria... Poco a poco como la gota que orada la piedra, el Corán informa su visión del mundo".
Sin embargo, -y refiriéndose a la realidad de EE.UU-, los católicos también reciben "una forma de entrenamiento similar" y ésta se "se llama televisión": "El norteamericano promedio pasa entre tres y siete horas al día viendo televisión y ve más de 2 millones de comerciales a lo largo de su vida".
"Esa es una forma de educación" precisa. "La mayoría de lo que vemos en la televisión nos enseña que comprar muchos productos nos hace feliz; que ser joven es bueno y ser viejo es malo; que deberíamos comer lo que nos provoque pero que al mismo tiempo debemos ser delgados; que el sufrimiento no tiene ningún sentido; que las relaciones humanas nunca duran; que la mayoría de las familias son disfuncionales; que la autoridad es peligrosa; y que las personas religiosas son hipócritas".
Para el prelado estadounidense la lección es simple: "Si utilizáramos solamente una hora del tiempo que desperdiciamos en televisión cada día y la usáramos para estudiar y rezar los Evangelios seríamos personas fundamentalmente diferentes y nuestro país y nuestro mundo se vería transformado".
Por ello, dice el arzobispo "debemos emplear nuestro tiempo y nuestras acciones de acuerdo a lo que decimos creer. Una vida con sentido, es una vida conformada a las cosas imperecederas" y no llevar "una vida irrelevante" que "invierte el tiempo en cosas equivocadas".
"Esas son nuestras dos opciones. Nos toca elegir", concluye.
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