ReL entrevista al cineasta Pablo Moreno y la actriz Cristina González sobre esta película de época
«La Sirvienta» llega a los cines y emociona: la santa que protegió a las sirvientas domésticas
Llega a los cines esta semana La sirvienta, quizá la mejor película hasta el momento de Pablo Moreno, la historia de Santa Vicenta María López Vicuña, "la santa del servicio doméstico".
Es una historia que va a conectar con la historia personal de la mayoría de las familias españolas: casi todas tienen alguna madre, abuela o bisabuela que dejaron el campo para ir a la ciudad como criadas en algún hogar.
Santa Vicenta María, de buena familia y con dotes para manejar dinero y papeles, fundó las Religiosas de María Inmaculada, volcadas en ayudar a las empleadas del hogar, casi siempre inmigrantes, antes del campo español, hoy llegadas de otros países. La congregación contactó con el cineasta, ya veterano en biopics ambientados en el siglo XIX (sobre Santa Soledad Torres Acosta, San Pedro Poveda, San Antonio María Claret o la beata Petra de San José). Le pidieron una película sobre su fundadora.
"Estuvimos un año y pico documentándonos, con más guion y más información que en otras ocasiones, y cuanto más conocía a Vicenta María más me enamoraba de ella", explica Pablo Moreno.
"Hay una anécdota sobre ella: ya siendo religiosa, fue a pedir un crédito a un banco a Barcelona; se lo negaron, pero ella hizo números y explicó al banquero con detalle cómo podía darle el crédito y a la vez ganar dinero. El banquero, impresionado, le ofreció su silla. Era hija de abogado, conocía bien las leyes y sabía de economía", señala el director.
Una familia generosa y una historia de vocación
Como con otros santos, fue determinante para ella vivir con personas de fe generosa, su tío Manuel María "que merecería su propia película" y su tía Eulalia. Ambos estaban volcados en obras de caridad, trataban a los pobres de cerca y de ellos aprendió la jovencísima Vicenta María.
En su mayor parte, se trata de una película sobre una historia de vocación: ¿cómo saber a qué nos llama Dios? En este caso la vocación no es tumbativa, como en otras historias, sino que llega poco a poco. "Nos llegan correos de personas de todo el mundo que descubren su vocación a través de alguna de nuestras películas", dice Pablo Moreno a ReL. "Eso nos gusta. En todo caso, nuestro objetivo principal es dar a conocer a estas grandes personalidades a través del cine".
Como siempre en las películas de temática espiritual, es difícil expresar los movimientos del alma con imágenes. Pero a veces ayudan los hechos tal como pasaron. "Para las religiosas era importante la escena en que la joven Vicenta María siente un golpe de pecho al ver una imagen del Sagrado Corazón y lo expresa con la música, al piano".
Otra historia real que recoge la película es el gesto amable de la muchacha con una huérfana de su misma escuela, que años después la ayudará. "Le regala una caja de bombones y la huérfana aprecia el lazo, dice, es decir, aprecia sobre todo el gesto".
Diálogo con Dios... y el papel de la música
"Vicenta María no tiene experiencias visibles asombrosas, como las tuvo Petra de San José, que vio a San José. Vicenta María se santifica trabajando", explica el cineasta. "Ella tiene un diálogo fluido con Dios buscando signos de su vocación. En el convento de las salesas se pone a escribir una lista de pros y contras. No tuvo el sueño que describimos en la película, pero sí un proceso que la convenció de que la clausura no era su sitio".
Moreno y su equipo quisieron probar cosas nuevas con la música. Es verdad que la música consigue emocionar y marcar el ritmo a lo largo de la historia, aunque hay algunos momentos en que las letras de oraciones en latín pueden distraer más que acompañan.
Pablo Moreno revela que "en enero la música estaba ya montada, muy clásica, pero me dio sensación de caminar en círculos y quisimos cambiar, hacer algo más pulsante. A Óscar Martín Leanizbarrutia, nuestro compositor le pedí algo 'como soul'. Al final hay cosas que digo que es como Amy Winehouse con aporte sinfónico".
Una niñera polaca injustamente acusada
La película busca actualizar la historia de la santa y las sirvientas. Lena, una criada doméstica polaca en Madrid, cuenta en el calabozo la historia de la santa, como una Scherezade muy inocente de acento eslavo. La acusan de un robo.
Lena es una niñera polaca que se ha metido en un serio lío en la película La Sirvienta; las religiosas la ayudarán, y ella narrará la historia de Santa Vicenta María.
"Es que en la Historia ha habido muchos casos reales de chicas de servicio injustamente acusadas de robos. Un caso muy famoso fue el de Higinia Balaguer", señala Moreno, refiriéndose al caso real que inspiró una novela de Benito Pérez Galdós (El crimen de la calle Fuencarral) y una película. "Cuando había un conflicto entre sirvientas y señores, ellas salían mal paradas. En los años 50 se dio un caso en que la sirvienta pasó 7 años en la cárcel acusada de robar unas joyas a la señora... hasta que aparecieron en el nido de una urraca, que era quien las había robado".
El cineasta comenta que en sus películas cuidan mucho detalles simbólicos como el color. Por ejemplo, Jorja, la muchacha de la calle pobre y acosada por hombres lujuriosos, viste de azul "porque ella luchó por mantener su pureza".
Mantillas y encajes abundantes en La Sirvienta: la santa era de familia rica, pero una familia que se trataba muy de cerca con los pobres.
Otra de las mejorías de la película es el vestuario: las damas de la alta sociedad cada vez visten mejor en las películas de Pablo Moreno.
"Lo pide el público del cine de época. Parte del vestuario lo fabricamos y ya vamos haciendo fondo. Tiene que ver con la belleza de la película. Y con viajar en la Historia. Nuestro figurinista, Nacho Pérez, se documenta mucho para entender la ropa de la época. Y también el uso de objetos, jofainas, aguamaniles... También cuidamos detalles de semiótica. Por ejemplo, quien esté interesado en la simbología de las flores, verá que hay bordados de flores que simbolizan servicio, abnegacion, pasión...", revela el cineasta.
La actriz Cristina González y el director Pablo Moreno explican a ReL todos los secretos de la película La Sirvienta (foto de P.J.Ginés).
¿Cómo pueden entender una película así fuera de España, quizá en países anglosajones? "Nosotros tenemos que contar nuestras historias y realidades, y al llevarlas al extranjero quizá tenemos que contextualizarlo. Ya hemos estado con la película de Claret en América, y la entienden de otra forma, quizá. No es lo mismo ofrecer historias de santos muy famosos, como Francisco de Asís, que estos santos", reflexiona el director.
Historias que tocan a las familias españolas
Esta historia de mujeres que dejan el campo y se ponen a servir tocará el corazón de muchos españoles que lo han vivido en su familia. "La mujer de nuestro exhibidor en España, al ver la película, se puso a llorar recordando a su madre que llegó a Madrid buscando trabajo y estuvo precisamente con las Religiosas de Maria Inmaculada. Él nos dijo: 'llevamos casados 40 años y esta historia no la sabía'. Limpiar y servir no era deshonesto, era un trabajo honesto y un esfuerzo generoso de las mujeres para ayudar a sus familias".
La película se apoya en el magnífico trabajo de las actrices: Marian Arahuetes como Jorja, mujer en la calle (fue Petra de San José en otra película), Elena Furiase como una prostituta enfadada en nuestra época, Eva Jakubovska como la niñera Lena y la veterana Assumpta Serna como la tía de la joven santa, a la que sabe formar y dejar espacio.
La protagonista está muy bien interpretada por Cristina González del Valle. El director revela que ella casi fue elegida para interpretar a Santa Soledad Torres en la película Luz de Soledad, pero al final, por su físico, encajaba mejor Laura Contreras. Ahora, con esta nueva historia, el cineasta pensó en ella porque "es guapa, tiene un físico agradable, con naturalidad, falta de complejos... En las fotos vemos que Santa Vicenta María también era guapísima".
La actriz ante la tumba de la santa
La actriz explica a ReL que pasó unos días en Fuencarral con las religiosas. Su sede allí fue la primera casa acogedora de sirvientas y hoy es residencia de estudiantes. "La Hermana María Nieves me acercó la figura de Vicenta María. Llegué a ellas con el guion entero ya escrito. Me mostraron la casa y me impresionó el sepulcro. Pensé: 'yo voy a interpretarla a ella'. Nunca había interpretado a una figura real, histórica. Eso asusta un poco. Me enseñaron sus cartas, los bocetos que dibujó del hábito..."
La película se filmó durante los confinamientos de la pandemia, con dificultades y "muchos ensayos por Zoom. Probábamos el tono de voz, los diálogos con Assumpta [Serna, interpretando a la tía]"... "Quisimos hacer burbuja por la pandemia y no llamé a mi familia en tres semanas, así que se parecía un poco a un retiro espiritual", comenta.
Cristina comenta de la película que hay cierta magia "en los trajes de época, y también en el hábito religioso: ya el vestido te da el setenta por ciento del personaje. ¡El hábito me tapaba las orejas y no oía! Eso me asombró. Como actriz, busqué hacer humano y creíble al personaje. Me entregué al personaje", detalla.
Cristina buscó una conexión personal con la joven Vicenta María. El padre de la santa se oponía a su vocación religiosa. Los padres de la actriz, en el País Vasco, también viven con cierta tristeza la lejanía de su hija en Madrid. "A mis padres les parece bien mi carrera, pero es verdad que vivo lejos de casa y hay cosas que tienes que rechazar para buscar otras".
Una historia familiar
También en la familia de la actriz han tenido una abuela sirvienta, como media España. "Mi abuela era una gallega en el País Vasco, con 3 hijos. Vendió su ganado y vino a Madrid con su hijo pequeño, mi padre, para cuidar al abuelo, que tenía cáncer. Un señor que tenía un hostal le ofreció alojamiento a cambio de que ella hiciera labores domésticas, en los años 20. Después de morir mi abuela, supimos que ese hostalero había abusado de ella", explica la actriz.
Hay cierta belleza poética en el hecho de que ella ahora encarne a una santa que intentó evitar esos abusos y proteger a las mujeres pobres y migrantes.
¿Está Cristina González del Valle dispuesta a interpretar a más santas? "Sí, aunque las comedias pueden ser también un reto, me encantaría hacer más santas", dice rotunda.
(Cines para ver La Sirvienta en más de 40 ciudades aquí)