El vudú es magia negra y está «fuertemente arraigado» en algunas zonas de África, alerta un experto
José Luis Vázquez Borau es profesor y escritor especializado en ciencias religiosas y espiritualidad. Doctor en Filosofía y en Teología, es miembro de la RIES (Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas) y acaba de publicar Cultos afroamericanos y cristianismo (Digital Reasons).
-¿Qué le llamó la atención para interesarse por estas cuestiones?
-El hecho de encontrar por la ciudad llamadas a modo de publicidad de videntes que se ofrecen a adivinar el futuro en cuanto a matrimonio, hijos, trabajo etc. Y por otro lado noticias de restos de "sacrificios" en bosques y jardines, lo que suscitó la curiosidad de saber qué hay detrás de todo esto.
-Entre los cultos africanos, usted aborda en particular el umbanda y candomblé. ¿Cuáles son sus señas más características?
-Una de las características fundamentales del candomblé es el largo proceso de iniciación, que puede durar hasta siete años. Sus ritos son muy atractivos, pues las divinidades no vienen para predicar o distribuir consejos; vienen a expresar su energía vital bailando. Hacen esto de una manera solemne, siguiendo una estricta lógica ritual, dirigida por el sonido de los tambores y de los cantos. Se visten con pompa y producen una gesticulación codificada, identificadora de cada orisha. Todas las creenonias acaban con una cena abierta al público, hecha con comida sagrada, en relación con el acontecimiento de la noche.
»Según el orisha (emisario de Olodumare, o Dios Omnipotente, en distintos cultos africanos), se sacrifican pequeños animales, como un pollo o un cabrito, que le son ofrecidos y que, según sus practicantes, pueden impedir influencias negativas o perturbaciones durante la ceremonia.
»El umbanda es un culto brasileño que fusiona el candomblé, las tradiciones chamánicas de los indios autóctonos, el espiritismo y, últimamente, en algunas congregaciónes, elementos hindúes. Mientras que la santería y el candomblé se centran en el culto a las divinidades africanas, umbanda acentúa también el culto a los "caboclos”, espíritus de los indios que vivieron en los bosques del país y que practicaban rituales de tipo chamánico, sobre todo aquellos relacionados con el culto de la planta jurema, con la que se prepara una bebida que induce a estados de videncia
-¿Qué significado tiene para los africanos que practican espiritismo esa cotidianidad con los espíritus?
-En África se encuentran las creencias y ritos religiosos más ancestrales. Para los africanos todo está impregnado por el ámbito religioso y sagrado; incluso la vida política está marcada por el hecho religioso. Creen en la vida después de la muerte y en la relación vital entre vivos y muertos, que conviven con los vivientes, pueden intervenir en sus asuntos y juntos forman una familia. Creen en un Dios lejano y que en la naturaleza hay otras fuerza espirituales encarnadas en diferentes divinidades, que son cercanas a los humanos y pueden resultar beneficiosas.
-El vudú es otro de los cultos que ocupa sus reflexiones y parece el más peligroso en su práctica...
-Estamos hablando de magia negra, proveniente de una religión originada en el área cultural de África Occidental (Benín) en tiempos prehistóricos. El poder de esta magia está fuertemente arraigado en las poblaciones de estas creencias, de tal manera que si el brujo hace un maleficio mediante las muñecas vudú, las temibles wanga, a la distancia que sea, clavando las agujas en lugares vitales, se cree que pueden ocasionar la muerte.
José Luis Vázquez Borau explica por qué es incompatible ser cristiano con practicar estos rituales.
-Usted valora las religiones afroamericanas y destaca que algunas de ellas sirven para favorecer la hermandad de las personas...
-Los valores comunitarios de sus celebraciones, su liturgia, etc., son muy destacables. La belleza de sus celebraciones, su música marcando el ritmo de las mismas y los lazos de hermandad que crean sus ceremonias hay que valorarlos.
-¿Por qué no se puede ser cristiano y practicar estos cultos?
-Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que en la cultura brasileña las religiones no se ven como exclusivas y según algunas organizaciones culturales afro-brasileñas hasta setenta millones de personas participan en rituales del candomblé, regular u ocasionalmente. Pero, básicamente, estos cultos se preocupan en encaminar bien sus vidas pidiendo a las divinidades ayuda en asuntos concretos, nada que ver con un encuentro personal con Jesucristo y una transformación de sus personas, una vivencia comunitaria de la fe y un compromiso de ir instaurando el reino de Dios.