Este fin de semana, las Jornadas Martiriales de Barbastro
Mataron a los mártires porque «desmontaban la patraña de que la Iglesia no se cuidaba de los pobres»
Entre 1931 y 1939, el 84% del clero de la actual diócesis de Barbastro-Monzón y multitud de laicos católicos fueron brutalmente martirizados a manos del marxismo. Durante décadas se ha extendido laa versión oficial de que fueron "represaliados" por conspirar contra la II República española en las sesiones de Adoración Nocturna. Pero, ¿fue ese el espíritu de los mártires y asesinados y el verdadero motivo de su persecución?
Responder a los mitos y "conocer a los mártires" será uno de los objetivos de las Jornadas Martiriales de Barbastro, que celebran su décima edición entre el 28 y el 30 de octubre en la diócesis aragonesa bajo la dirección del doctor en Historia Martín Ibarra Benlloch.
Autor de multitud de obras al respecto -la última de ellas, Barbastro, una diócesis mártir (1931-1939), San Román, que puedes conseguir aquí- Ibarra anticipa a Religión en Libertad una primera aproximación a estas Jornadas, centradas en "la labor caritativa y social" que desarrollaron los mártires.
"Se trata de conocerles mejor en todas sus facetas, el ambiente en el que vivieron, la realidad cristiana del momento. Lo que vamos a ver estos días nos hace comprender cómo muchos de los laicos, religiosos y sacerdotes que destacaron en esta labor, fueron martirizados. Por su Fe, lo primero", pero también porque "desmontaban la patraña de que la Iglesia no se cuidaba de los pobres, enfermos y desvalidos, lo segundo", explica.
Solo así se entiende que el fin y sentido de la masacre fuese "borrar todo rastro, no solo del patrimonio, sino de los escritos y de las personas". Una damnatio memoriae que se perpetúa casi un siglo después y que amenaza con eliminar todo recuerdo a los que entregaron su vida por la fe.
Las Jornadas, que darán comienzo este viernes 28 a las 16:30 en el salón de actos del museo de los mártires claretianos, serán de inscripción gratuita -a través del correo asociacionamabam@gmail.com- hasta completar aforo. Se podrán seguir a través de Radio María, Nuestra Señora del Encuentro y redes sociales, así como a través del blog de Jorge López Teulón -ponente de las Jornadas- en Religión en Libertad.
Loa asistentes contarán con importantes personalidades religiosas y académicas como el cardenal Aquilino Bocos, el obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino, fray Santiago Cantera, el padre Jorge Ayala, el carmelita Fray Cristiano García. (Puedes descargar el programa completo aquí).
El alcalde de Barbastro saludará a los presentes, que podrán disfrutar de un recital de la locutora argentina Nelly Álvarez; la coral barbastrense dirigida por César Salinas acompañada por la organista de Torreciudad Maite Aranzábal o el coro de monjes del IVE del monasterio de El Pueyo de Barbastro.
Sin embargo, las Jornadas estarán lejos de ser un acto exclusivamente académico. De hecho, "para conocer a los mártires y que no caigan en el olvido", los organizadores han puesto en marcha diferentes iniciativas como será la oración en los lugares de martirio para "rezar, pedir por los vivos y hablar de reconciliación y perdón". Asimismo, será posible escuchar a los propios familiares de los mártires o asistir la Santa Misa con las reliquias presentes.
-Podría pensarse que tratar la labor de unos mártires de hace casi un siglo es una cuestión del pasado, desactualizada o carente de interés. ¿Qué importancia tiene el martirio de Barbastro en nuestros días?
-La Iglesia Católica es martirial por esencia. El martirio y los mártires han estado, están y estarán de actualidad siempre. Por otra parte, hay pocas diócesis en el mundo donde se haya asesinado al 84 % de los sacerdotes diocesanos. Solo conozco la diócesis de Barbastro. Fue un auténtico holocausto. Este adjetivo de diócesis martirial es conocido y reconocido en todo el mundo. Y para eso hacemos estas Jornadas, para que haya más personas que se enteren de su existencia. La santidad siempre resulta atrayente, incluso en estos tiempos que vivimos.
El cardenal Aquilino Bocos Merino presentará las tres primeras conferencias que impartirán el prior de Valle de los Caídos, fray Santiago Cantera, el padre Aldo Luis Rossi y el padre Jorge Ayala Martínez.
-Sin duda un antecedente de estas jornadas es su reciente obra Barbastro, una diócesis mártir, que se presentará el fin de semana. ¿Cuál es el aspecto que más le llama la atención de este episodio -sabiendo que es de una magnitud enorme-?
-Además del dato significativo del holocausto de los sacerdotes diocesanos, un 84 %, -el beato Florentino Asensio, obispo de Barbastro; el beato Ceferino Giménez Malla (a) el Pelé, primer gitano beatificado en el mundo…-, lo que más me llama la atención es la mansedumbre con que van a la muerte, a la que se suma la alegría del que sabe que va camino del Cielo. Son personas que tienen Fe y esa Fe les lleva a mantenerse firmes. Tienen Esperanza y por eso sufren la persecución y el martirio. Tienen Caridad y mueren perdonando, cuando lo que a uno se le ocurriría sería otra cosa bien distinta…
En el fondo, nos están demostrando que han sido lo mejor de esta diócesis de Barbastro, algo que para mí explicaría la pervivencia de esta diócesis a pesar que estaba llamada a extinguirse desde 1851. Estaba llamada a ser la diócesis martirial de España, la referencia en el mundo de fidelidad a Dios. En estos tiempos de cobardía e infidelidad los mártires nos ayudan a permanecer en nuestro puesto como milites Christi.
-A lo largo del libro menciona una cierta comparativa de los mártires de Barbastro con los primeros mártires cristianos. ¿Cuáles son algunos de estos rasgos?
-Conocemos numerosas actas de los mártires de los primeros siglos, en las que se les decapita, enuclea -les quita los ojos-, castra, despedaza, quema y un sinfín de crueldades más. Todas ellas encuentran ejemplos entre los mártires de Barbastro, ya reconocidos o por reconocer.
Hubo en la Antigüedad algunas persecuciones encabezadas por los intelectuales; también en el siglo XX. Y hubo también algunas persecuciones realizadas por las masas, o con participación complaciente de las mismas. ¿Era malo que sacaran a algunos detenidos para llevarlos a fusilar? Desde luego. Pero era peor, porque se había anunciado el espectáculo; porque la plaza del ayuntamiento estaba llena de gente que insultaba a los mártires o les escupía… Deseaban ver el sufrimiento.
Martín Ibarra Benlloch es doctor en Historia (1989), y ha sido profesor de las Universidades de Zaragoza y Navarra. Casado desde 1997, es padre de familia numerosa y dirige las Jornadas Martiriales de Barbastro, que tendrán lugar este fin de semana.
-La obra refuta además no pocos mitos y mentiras surgidos durante el periodo de persecución. Uno de ellos, el de factura protestante según el cual fue "el clero" el que causó la guerra civil. ¿Fue esto cierto? ¿Observa que perviven este y otros mitos a día de hoy?
-El diablo es el padre de la mentira. Para los marxistas, la mentira era un arma revolucionaria. Muchos la utilizaban -y la utilizan-. Las calumnias contra la Iglesia Católica, la mentira y la propaganda fueron terribles. Me permito el caso de Gerona, donde detuvieron a muchos sacerdotes. Luego, rodaron una película en la que algunos actores disfrazados de sacerdotes disparaban contra el pueblo. Los sacerdotes presos veían el rodaje de dicha película; muchos de ellos murieron posteriormente mártires. Esta película -como otras muchas patrañas- justificaba luego el asesinato de los sacerdotes y católicos en toda España. Una gran mentira.
Lo mismo que las conspiraciones. Las personas que no tenían -ni tienen- vida sobrenatural, no comprendían que un grupo de varones se reunieran por la noche para hacer un rato de Adoración Eucarística. No les cabía en la cabeza y decían: están conspirando para acabar con el régimen republicano. Más de una persona se ha acercado a mí estos días diciéndome después de leer un libro mío: "Es la primera vez que me encuentro con la realidad de los mártires".
-En algún momento ha mencionado que la persecución a la simbología católica o martirial es más intensa hoy que en otros momentos. ¿Cómo se plasma eso en el día a día? ¿A qué cree que se debe?
-Las pérdidas en el Patrimonio han sido constantes. Pero siempre hay que saber la razón de estas pérdidas. El problema reside en que, quienes debieran defender el patrimonio, el acervo común, la tradición familiar, el respeto a los difuntos propios y ajenos, no lo hacen. El problema no es que existan malos, sino que los buenos no se mueven, están callados o apoltronados.
La pérdida de sentido de comunidad tanto en el ámbito civil como en el eclesiástico, hace que muchos solo se movilicen cuando lo “estrictamente suyo” se haya en peligro. Este individualismo es siempre desastroso. Y no es cristiano. El nombre de Iglesia, ecclesia, viene de reunión, asamblea del pueblo.
Puedes conseguir aquí "Barbastro, una diócesis mártir (1931-1939)".
-En este sentido, parece que se busca eliminar toda referencia a los mártires de Barbastro por una presunta relación con la propia guerra o con la posguerra. ¿Cuál es el objetivo último de esta ofensiva?
-Hay personas y colectivos que intentan retirar lápidas de “Caídos por Dios y por España”. Hay que recordar que caídos, víctimas y mártires son cosas diferentes si hablamos con propiedad. Los caídos son los muertos en acciones bélicas; víctimas de la represión política, de accidentes como son los bombardeos, etc. Y mártir es el que muere confesando a Jesucristo, por odio a la Fe.
Esta retirada de lápidas o cruces lleva décadas en nuestra diócesis y en el resto de España. Que la profanación de estas lápidas ha sido constante, sin encontrar respuesta en las autoridades, ni civiles ni eclesiásticas. No quiero ni pensar lo que hubiera pasado si sobre una tumba de un judío se hubiera escrito lo que en alguna de Barbastro o echado botes de pintura.
Por otra parte, hay personas y partidos que quieren visibilidad y harán lo posible por conseguirla. Para ellos, el fin justifica los medios. Es lamentable, pero es así. Confío en que la gente honesta que en algún momento confió en ellos, los abandone lo antes posible.
-Se ha referido en otra ocasión a la importancia de visitar los propios lugares martiriales, donde las víctimas fueron martirizadas. ¿Por qué? ¿Qué encontraría allí quien lo visite? ¿Se hará en las Jornadas?
-Impresiona mucho el rezar en el mismo lugar donde murieron estos mártires, bien en Barbastro, bien en los pueblos de alrededor. El Museo de los Mártires claretianos es un lugar martirial. Allí estaban alojados los mártires y allí siguen esperando la resurrección de los muertos, pues en la cripta se conservan las urnas con sus huesos. Bajar allí para rezar impresiona -positivamente- a quien lo hace. Es la demostración de que merece la pena vivir esta vida y también morir por Jesucristo. Es uno de los argumentos de credibilidad de nuestra religión: se es capaz de morir por ella, como testigos de Jesucristo.
No es indiferente rezar en un sitio o en otro. De hecho, es una de las razones por las que los actuales monjes que viven allí, del Instituto del Verbo Encarnado, se encuentran en esta diócesis y en ese monasterio: los mártires benedictinos de El Pueyo son patrones del Instituto. Hay un deseo expreso de los monjes para venir aquí.
-Mencionan también que son pioneros en la cuestión de la iconografía martirial. ¿En qué consiste este aspecto y por qué el carácter pionero?
-Son las propias Jornadas Martiriales, en su concepción global y con sus cinco objetivos, las que son pioneras. Pero ya que menciona la iconografía martirial, he de decirle que estamos muy satisfechos con la labor realizada, año a año, por el P. José Beruete, cmf, director del Museo de los Mártires Claretianos de Barbastro, con el estudio que ha realizado, año a año, sobre iconografía martirial.
Hay que recordar, además, que el P. Beruete es un reconocido pintor de los mártires. En el salón de actos del Museo, el mural que hay a espaldas de los conferenciantes es obra suya. Como otros muchos cuadros en otras localidades. Ha abierto caminos que confío que otros muchos sigan recorriendo. El cartel de este año o la portada del folleto de las Jornadas es obra suya, como en tantas ocasiones.
-¿Por qué tener como referentes devocionales a los mártires de Barbastro?
-Esa pregunta me la he hecho muchas veces. Un día, un sacerdote me dijo: "Todas las noches me encomiendo al párroco de mi pueblo, que murió mártir". Y otro: "Mi vocación se la debo al sacerdote de mi pueblo, a quien siendo yo pequeño contemplé cómo lo asesinaban". Y otra: "Todos los favores que le pido a mi tío mártir, me los concede".
Así que lo primero que hay que decir es que muchas personas tenían y tienen gran devoción a los mártires, hayan sido beatificados por la Iglesia o estén todavía a la espera. Eso es algo que existe y yo me he encontrado con decenas por no decir centenares de personas que así lo vivían.
Por otra parte, conozco de primera mano personas que se han convertido al contacto con los mártires. Sí, esa conversión sigue siendo actual. Cada uno llega de más lejos o más cerca, pero llega.
-¿Qué otra curiosidad o anécdota nos puede contar en torno a las Jornadas y, además, en torno a los martirios de Barbastro?
-Me acuerdo mucho del beato Ceferino (a) “el Pelé”, el primer gitano beatificado, por no dejar de rezar el rosario. Le instaban a que dejara de rezar y, sobre todo, a que no se le viera rezando con el rosario en la mano. ¡Dios estaba prohibido! Para el Pelé, entregar el rosario hubiera equivalido a apostatar. Él era analfabeto, pero eso lo tenía muy bien aprendido. El Pelé, lo mismo que la beata Emilia la canastera, también gitana, son punta de lanza en la evangelización del pueblo gitano, y de otros muchos. Pero destaco la libertad; eligieron ser fieles a Dios aunque ello les costara la vida.
No hay que olvidar que estamos en una diócesis martirial. Eso es lo que nos define. Y que la Iglesia es un camino de salvación, de manera que una historia eclesiástica no es más que una historia de la Salvación. Y la persecución religiosa es la historia de los que han intentado obstaculizar esa historia de la Salvación.
En las Jornadas Martiriales, como en el libro que presento en las mismas, Barbastro, una diócesis mártir (1931-1939), procuramos dejar un mensaje claro: Dios reina desde la Cruz.