Condecorado páter de la Legión
El «cura de Zafra»: toda la verdad sobre el sacerdote más difamado de la Guerra Civil
Juan Galán Bermejo sufrió una campaña de propaganda frentepopulista para fomentar el odio a la Iglesia.
Sobre Juan Galán Bermejo (19031973) se ha trazado una leyenda negra que reposa exclusivamente sobre dos testigos de dudosa credibilidad.
Las fuentes falsas
En 1938, Antonio Bahamonde publicó un libro de propaganda frentepopulista, Un año con Queipo de Llano, donde afirmaba que el sacerdote extremeño "hizo fusilar a gran número de personas" en esa localidad pacense e incluso ponía en sus labios la siguiente frase: "Aquí está esta pistola que ha librado al mundo de más de un centenar de revolucionarios".
Del mismo modo, Peter Wyden (19231998, alemán de origen judío emigrado en 1937 a Estados Unidos que durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en los servicios de guerra psicológica y escribió en 1986 una obra, The passionate war [La guerra apasionada], publicada en España en 1999) refiere una entrevista de Marcel Dany, corresponsal de la agencia Havas, a Galán Bermejo, donde éste habría dicho: "Todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España; por eso, todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos. Y Dios, en su inmenso poder y sabiduría, los aplaudirá".
Sobre estas dos afirmaciones de Bahamonde y Havas, recogidas sin mayor investigación por la bibliografía más partidista sobre la Guerra Civil, se ha difamado a Galán finalizada la contienda como había hecho durante ésta
la propaganda frentepopulista en su intento de presentar a la Iglesia española aliada con las más crueles ferocidades contra la población.
Las incongruencias de Bahamonde
Un estudio publicado en Tradición Digital bajo el título Juan Galán Bermejo: ejemplo de un páter de la Legión pone las cosas en su sitio. El autor de la investigación es Moisés Domínguez Núñez, autor, entre otras obras, junto a Francisco Pilo y Fernando de la Iglesia, de La matanza de Badajoz, la obra definitiva que desmonta la propaganda de guerra sobre la represión en su famosa plaza de toros. Y, también en este caso yendo a las fuentes, encontramos la verdad sobre Galán... y la verdad sobre Bahamonde y sobre Dany.
Descubrimos así que Bahamonde era un impresor que colaboró en Sevilla con el Alzamiento. Muy amigo del capitán López Diéguez, sublevado el 18 de julio, se hizo con el monopolio de las publicaciones que inundaban de propaganda la retaguardia frentepopulista durante el avance de las tropas nacionales. Además les suministraba el material de oficina. Este negocio "se le vino abajo", explica Domínguez Núñez, cuando fue destinado a Badajoz como gobernador civil, y es entonces cuando le adviene una "repentina conversión frentepopulista" y empieza a trabajar para el agit-prop enemigo. Su libro de 1938 se vendió mucho en la zona comunista, e incluso se desplazó ese año a Estados Unidos para desprestigiar al bando nacional.
Bahamonde añade en su libro una mentira fácil de desbaratar... si se acude a las fuentes, como ha hecho Domínguez. Según Bahamonde, Galán le habría dicho en agosto de 1937 que, cuando estuvo con la Legión en Granja de Torrehermosa el 26 de septiembre de 1936, hizo lo siguiente: "Encontré metidos en una cueva a cuatro hombres y una mujer joven que estaba herida. Les quité dos pistolas que tenían, aunque sin municiones, hice cavar la fosa y les enterré vivos para escarmiento de esa ralea".
Galán resultó herido por un obús en Granja de Torrehermosa, por lo cual tuvo que ser evacuado del frente, pero rehusó que eso sucediera hasta que "decreció la intensidad del combate", por lo cual fue luego condecorado. Difícilmente pudo participar en represión alguna allí cuando estaba desangrándose con una hemorragia interna que casi le cuesta la vida.
Además Granja de Torrehermosa no lo tomaron los legionarios, sino los regulares, por lo tanto el sacerdote nunca estuvo en la localidad cuando se produjeron los combates y las represiones. Galán sí estuvo en Granja de Torrehermosa, y Domínguez así lo documenta, pero no fue en septiembre de 1936, sino el 7 de octubre de 1937, es decir, tres meses después de la conversación que Bahamonde dice que mantuvo con él.
Las incongruencias de Wyden cuando cita a Dany
En cuanto a Dany, Domínguez Núñez ha estudiado todos los telegramas que envió a su agencia en París entre el 15 y el 20 de agosto (cuando se supone que entrevistó a Galán) y en ninguno de ellos "se indica que se entrevistara con sacerdote alguno". "Es más", añade Domínguez Núñez, "tampoco encaja con la manera de trabajar de Marcel Dany, que empleaba frases cortas y generales... por lo que desconocemos de dónde sacó Peter Wyden esta información, a todas luces falsa".
Wyden miente en algo más. Atribuye a Galán (a quien acusa de ser "el ejecutor directo de unos 750 asesinatos", lo que le convertiría en el peor carnicero de la guerra) haber descerrajado un tiro a un miliciano que se escondía en un confesonario de la catedral durante la toma del templo en la batalla de Badajoz. Pero Galán, "destinado como estaba en la Plana Mayor de Badajoz, no entró en la ciudad hasta que la plaza fue totalmente tomada", es decir, horas después del combate que se libró en la catedral. Por otro lado, los relatos del periodista portugués Mario Neves describen minuciosamente la ubicación de los cadáveres en el templo, y ninguno se halló en ningún confesonario, que además "se hallaron intactos".
El estudio de Moisés Domínguez demuestra, pues, todas las mentiras (sin más prueba que las afirmaciones con errores de bulto de dos expertos en propaganda de guerra) con las que se labró la leyenda del "cura de Zafra" con pistola en la sotana para hacer las delicias de la propaganda del Frente Popular.
El verdadero páter Galán
¿Tenía que ver esto con la realidad?
Galán Bermejo fue el mayor de nueve hermanos en una familia humilde de Montánchez (Cáceres). Su madre enviudó pronto y cuando, tras cursar estudios en Astorga y Comillas, fue ordenado sacerdote en 1928, se convirtió con su exiguo sueldo en el sostén de la familia. En 1934 fundó la Juventud Católica en Zafra, donde era coadjutor de la iglesia de la Candelaria, y cuando en 1936 estalló la guerra y la Legión pidió sacerdotes como capellanes, se unió al Tercio.
El comandante Castejón le advirtió de "la dureza de la vida legionaria" y de que "en la Legión todos los hombres deben estar dispuestos a morir, hasta el capellán, que ha de correr el mismo peligro que los legionarios". "Yo estoy dispuesto a morir. Ha de ser cuando Dios quiera y no me importa que esto sea antes de llegar a Badajoz. Son horas de sacrificio sin regateos y yo quiero prestar un servicio a mi Patria ayudando a bien morir a los bravos legionarios que dan la vida por ella", fue la respuesta del sacerdote.
Días después, en Mérida, recibía su bautismo de fuego y moría en sus brazos el primer legionario, a quien pudo dar la absolución mientras le pedía que contactara con su familia.
Galán fue herido tres veces en combate, recibió la medalla de sufrimientos por la patria y tras la guerra entró en el Cuerpo de Mutilados de Guerra por las heridas recibidas en el maxilar superior. Acumuló más de cinco meses de baja por todo ello.
"Ni muertes ni heridas"... "De uno y otro lado"
Toda la documentación recogida por Domínguez Núñez, tanto en su unidad como en la diócesis, confirma su ejemplar comportamiento en el frente. Cuando se publicó el libro de Bahamonde, el obispo de Badajoz, José María Alcalá y Alenda, hizo un informe sobre él que no dejaba dudas sobre su intachabilidad.
En su declaración, Galán señaló: "Durante el tiempo que he ejercido el cargo de Capellán del Ejército no me he visto precisado nunca a hacer uso alguno de las armas, teniendo certeza absoluta de no haber causado ni muerte ni heridas ni mutilación grave ni leve a nadie, habiendo ejercido a plena satisfacción de mi conciencia mi sagrada misión de recoger, curar, consolar y absolver a todos los caídos de uno y otro lado sin distinción de matices".
"Todos le quieren y respetan", señalaban los documentos militares, porque no se limitaba a sus tareas espirituales, también a ayudar a los legionarios analfabetos a escribir sus cartas, "a auxiliar en los hospitales de campaña, confesar congregaciones, ayudar a las hermanitas de los pobres con los ancianos, bautizar, casar, enterrar, predicar y atender a la población civil de los pueblos que iban siendo tomados por la Columna Madrid".
Un cura más
Tras la guerra hizo vida normal en su diócesis como titular de diversas parroquias de Cáceres y Badajoz (las diócesis fueron reordenadas en esa época), sin que ninguno de los sucesivos obispos que tuvo encontrasen nada indigno en su pasado y sin que jamás nadie tuviese nada que reprocharle sobre su actuación en la guerra.
Y no puede decirse que fuese complaciente con el nuevo statu quo, pues, como señala Domínguez Núñez, pleiteó en distintas instancias para que le fuesen reconocidos unos haberes como miembro del clero castrense al que, de hecho, no pertenecía. Ganó el juicio en 1940, lo que alivió la situación de su familia, "nada desahogada, sino al contrario".
El páter Galán terminó una entrevista concedida al diario Hoy en diciembre de 1950 con estas palabras: "Que Dios sea alabado, pues por Él somos todo y a Él se lo debemos todo". Ésta es "la verdadera semblanza" de este cura legionario, afirma Domínguez Núñez para concluir su esclarecedor artículo (pinche aquí para leerlo en su integridad documental y de fuentes).
Las fuentes falsas
En 1938, Antonio Bahamonde publicó un libro de propaganda frentepopulista, Un año con Queipo de Llano, donde afirmaba que el sacerdote extremeño "hizo fusilar a gran número de personas" en esa localidad pacense e incluso ponía en sus labios la siguiente frase: "Aquí está esta pistola que ha librado al mundo de más de un centenar de revolucionarios".
Del mismo modo, Peter Wyden (19231998, alemán de origen judío emigrado en 1937 a Estados Unidos que durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en los servicios de guerra psicológica y escribió en 1986 una obra, The passionate war [La guerra apasionada], publicada en España en 1999) refiere una entrevista de Marcel Dany, corresponsal de la agencia Havas, a Galán Bermejo, donde éste habría dicho: "Todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España; por eso, todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos. Y Dios, en su inmenso poder y sabiduría, los aplaudirá".
Sobre estas dos afirmaciones de Bahamonde y Havas, recogidas sin mayor investigación por la bibliografía más partidista sobre la Guerra Civil, se ha difamado a Galán finalizada la contienda como había hecho durante ésta
la propaganda frentepopulista en su intento de presentar a la Iglesia española aliada con las más crueles ferocidades contra la población.
Las incongruencias de Bahamonde
Un estudio publicado en Tradición Digital bajo el título Juan Galán Bermejo: ejemplo de un páter de la Legión pone las cosas en su sitio. El autor de la investigación es Moisés Domínguez Núñez, autor, entre otras obras, junto a Francisco Pilo y Fernando de la Iglesia, de La matanza de Badajoz, la obra definitiva que desmonta la propaganda de guerra sobre la represión en su famosa plaza de toros. Y, también en este caso yendo a las fuentes, encontramos la verdad sobre Galán... y la verdad sobre Bahamonde y sobre Dany.
Descubrimos así que Bahamonde era un impresor que colaboró en Sevilla con el Alzamiento. Muy amigo del capitán López Diéguez, sublevado el 18 de julio, se hizo con el monopolio de las publicaciones que inundaban de propaganda la retaguardia frentepopulista durante el avance de las tropas nacionales. Además les suministraba el material de oficina. Este negocio "se le vino abajo", explica Domínguez Núñez, cuando fue destinado a Badajoz como gobernador civil, y es entonces cuando le adviene una "repentina conversión frentepopulista" y empieza a trabajar para el agit-prop enemigo. Su libro de 1938 se vendió mucho en la zona comunista, e incluso se desplazó ese año a Estados Unidos para desprestigiar al bando nacional.
Bahamonde añade en su libro una mentira fácil de desbaratar... si se acude a las fuentes, como ha hecho Domínguez. Según Bahamonde, Galán le habría dicho en agosto de 1937 que, cuando estuvo con la Legión en Granja de Torrehermosa el 26 de septiembre de 1936, hizo lo siguiente: "Encontré metidos en una cueva a cuatro hombres y una mujer joven que estaba herida. Les quité dos pistolas que tenían, aunque sin municiones, hice cavar la fosa y les enterré vivos para escarmiento de esa ralea".
Galán resultó herido por un obús en Granja de Torrehermosa, por lo cual tuvo que ser evacuado del frente, pero rehusó que eso sucediera hasta que "decreció la intensidad del combate", por lo cual fue luego condecorado. Difícilmente pudo participar en represión alguna allí cuando estaba desangrándose con una hemorragia interna que casi le cuesta la vida.
Además Granja de Torrehermosa no lo tomaron los legionarios, sino los regulares, por lo tanto el sacerdote nunca estuvo en la localidad cuando se produjeron los combates y las represiones. Galán sí estuvo en Granja de Torrehermosa, y Domínguez así lo documenta, pero no fue en septiembre de 1936, sino el 7 de octubre de 1937, es decir, tres meses después de la conversación que Bahamonde dice que mantuvo con él.
Las incongruencias de Wyden cuando cita a Dany
En cuanto a Dany, Domínguez Núñez ha estudiado todos los telegramas que envió a su agencia en París entre el 15 y el 20 de agosto (cuando se supone que entrevistó a Galán) y en ninguno de ellos "se indica que se entrevistara con sacerdote alguno". "Es más", añade Domínguez Núñez, "tampoco encaja con la manera de trabajar de Marcel Dany, que empleaba frases cortas y generales... por lo que desconocemos de dónde sacó Peter Wyden esta información, a todas luces falsa".
Wyden miente en algo más. Atribuye a Galán (a quien acusa de ser "el ejecutor directo de unos 750 asesinatos", lo que le convertiría en el peor carnicero de la guerra) haber descerrajado un tiro a un miliciano que se escondía en un confesonario de la catedral durante la toma del templo en la batalla de Badajoz. Pero Galán, "destinado como estaba en la Plana Mayor de Badajoz, no entró en la ciudad hasta que la plaza fue totalmente tomada", es decir, horas después del combate que se libró en la catedral. Por otro lado, los relatos del periodista portugués Mario Neves describen minuciosamente la ubicación de los cadáveres en el templo, y ninguno se halló en ningún confesonario, que además "se hallaron intactos".
El estudio de Moisés Domínguez demuestra, pues, todas las mentiras (sin más prueba que las afirmaciones con errores de bulto de dos expertos en propaganda de guerra) con las que se labró la leyenda del "cura de Zafra" con pistola en la sotana para hacer las delicias de la propaganda del Frente Popular.
El verdadero páter Galán
¿Tenía que ver esto con la realidad?
Galán Bermejo fue el mayor de nueve hermanos en una familia humilde de Montánchez (Cáceres). Su madre enviudó pronto y cuando, tras cursar estudios en Astorga y Comillas, fue ordenado sacerdote en 1928, se convirtió con su exiguo sueldo en el sostén de la familia. En 1934 fundó la Juventud Católica en Zafra, donde era coadjutor de la iglesia de la Candelaria, y cuando en 1936 estalló la guerra y la Legión pidió sacerdotes como capellanes, se unió al Tercio.
El comandante Castejón le advirtió de "la dureza de la vida legionaria" y de que "en la Legión todos los hombres deben estar dispuestos a morir, hasta el capellán, que ha de correr el mismo peligro que los legionarios". "Yo estoy dispuesto a morir. Ha de ser cuando Dios quiera y no me importa que esto sea antes de llegar a Badajoz. Son horas de sacrificio sin regateos y yo quiero prestar un servicio a mi Patria ayudando a bien morir a los bravos legionarios que dan la vida por ella", fue la respuesta del sacerdote.
Días después, en Mérida, recibía su bautismo de fuego y moría en sus brazos el primer legionario, a quien pudo dar la absolución mientras le pedía que contactara con su familia.
Galán fue herido tres veces en combate, recibió la medalla de sufrimientos por la patria y tras la guerra entró en el Cuerpo de Mutilados de Guerra por las heridas recibidas en el maxilar superior. Acumuló más de cinco meses de baja por todo ello.
"Ni muertes ni heridas"... "De uno y otro lado"
Toda la documentación recogida por Domínguez Núñez, tanto en su unidad como en la diócesis, confirma su ejemplar comportamiento en el frente. Cuando se publicó el libro de Bahamonde, el obispo de Badajoz, José María Alcalá y Alenda, hizo un informe sobre él que no dejaba dudas sobre su intachabilidad.
En su declaración, Galán señaló: "Durante el tiempo que he ejercido el cargo de Capellán del Ejército no me he visto precisado nunca a hacer uso alguno de las armas, teniendo certeza absoluta de no haber causado ni muerte ni heridas ni mutilación grave ni leve a nadie, habiendo ejercido a plena satisfacción de mi conciencia mi sagrada misión de recoger, curar, consolar y absolver a todos los caídos de uno y otro lado sin distinción de matices".
"Todos le quieren y respetan", señalaban los documentos militares, porque no se limitaba a sus tareas espirituales, también a ayudar a los legionarios analfabetos a escribir sus cartas, "a auxiliar en los hospitales de campaña, confesar congregaciones, ayudar a las hermanitas de los pobres con los ancianos, bautizar, casar, enterrar, predicar y atender a la población civil de los pueblos que iban siendo tomados por la Columna Madrid".
Un cura más
Tras la guerra hizo vida normal en su diócesis como titular de diversas parroquias de Cáceres y Badajoz (las diócesis fueron reordenadas en esa época), sin que ninguno de los sucesivos obispos que tuvo encontrasen nada indigno en su pasado y sin que jamás nadie tuviese nada que reprocharle sobre su actuación en la guerra.
Y no puede decirse que fuese complaciente con el nuevo statu quo, pues, como señala Domínguez Núñez, pleiteó en distintas instancias para que le fuesen reconocidos unos haberes como miembro del clero castrense al que, de hecho, no pertenecía. Ganó el juicio en 1940, lo que alivió la situación de su familia, "nada desahogada, sino al contrario".
El páter Galán terminó una entrevista concedida al diario Hoy en diciembre de 1950 con estas palabras: "Que Dios sea alabado, pues por Él somos todo y a Él se lo debemos todo". Ésta es "la verdadera semblanza" de este cura legionario, afirma Domínguez Núñez para concluir su esclarecedor artículo (pinche aquí para leerlo en su integridad documental y de fuentes).
Comentarios