Entre ciencia, filosofía y fe no debe haber «separaciones drásticas»: «La realidad está conectada»
Hace dos años, la pandemia impidió la celebración de las XI Jornadas de Diálogo Filosófico que organiza el Instituto de Pensamiento Iberoamericano de la Universidad Pontificia de Salamanca. Su director, el padre Ildefonso Murillo, CMF, catedrático emérito de la institución académica y antiguo decano de su Facultad de Filosofía, explica el alcance del encuentro, que se celebrará del 23 al 25 de junio en torno al lema Conocer y pensar la realidad humana.
-¿A quién van dirigidas las Jornadas?
-Nuestras Jornadas van dirigidas a profesores y alumnos de filosofía, ciencias naturales y ciencias humanas, humanidades, religión, teología, derecho, educación, alumnos de licenciatura, postgrado y doctorado, y a cualquier persona interesada por la filosofía. Como los ponentes son científicos y filósofos, se requiere el conocimiento fundamental de un cierto vocabulario, que en nuestra situación cultural lo posee la inmensa mayoría.
-¿Cuál será el contenido?
-Queremos abordar la problemática antropológica tal como se nos presenta en las ciencias y en la filosofía. Nos preguntaremos por los límites y posibilidades de las ciencias naturales y de las ciencias humanas en el conocimiento de la realidad humana, y reflexionaremos sobre esta realidad desde varias perspectivas filosóficas.
»En nuestra situación histórica, a principios del siglo XXI, queremos pensar sobre lo que nuestra razón y nuestra experiencia pueden aportar en la respuesta a las célebres tres preguntas de siempre: ¿qué somos?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos? Preguntas que ya afloraban en los antiguos mitos. Desde que sobre la Tierra han existido individuos conscientes de sí mismos y de su circunstancia cósmica, esas incógnitas permanecen abiertas y se nos ofrecen variadas propuestas para despejarlas. En principio, nuestras Jornadas pueden interesar a cualquiera que se hace esas preguntas. A todos nos importa resolver esos interrogantes fundamentales.
»La variada procedencia de los ponentes (ver aquí el programa) implica también una pluralidad de perspectivas.
-¿Por qué el tema Conocer y pensar la realidad humana?
-En las anteriores Jornadas y en muchos números de la revista Diálogo Filosófico, de manera directa o indirecta, hemos tratado sobre la realidad humana atendiendo a perspectivas particulares. Ahora, cuando algunos hablan de transhumanismo y poshumanismo, intentamos abordar el tema de la manera más amplia posible. ¿Qué posibilidades de conocimiento de la realidad humana abren ante nosotros las ciencias y las filosofías en el momento actual? Nos atreveremos a sugerir que con nuestro pensamiento podemos apuntar más allá de lo que es estrictamente conocido, a la hora de hablar sobre lo que somos, sobre nuestro origen y destino.
- Me llama la atención la figura en la portada de la publicidad de las Jornadas. ¿Qué se pretende significar con ella?
En la portada de nuestra propaganda y de las carpetas aparece una variación del pintor Maximino Cerezo Barredo sobre el Modulor del arquitecto Le Corbusier.
»Considero interesante atender a lo que Cerezo Barredo ha querido expresar en esta variación: el hombre "alzándose ante la inmensidad de ese cosmos del que somos parte y que nos interroga, y de ese Misterio de Dios que está ahí y nos envuelve".
-¿Cuál es el nivel, competencia e importancia actual del estudio de la Filosofía en nuestro país y en el mundo iberoamericano en general?
-En las dos primeras décadas del siglo XXI, a través de diversas publicaciones y congresos, he tenido contacto con muchos filósofos de España, Portugal, México, Colombia, Argentina, Chile, Brasil, Venezuela y otros países del mundo iberoamericano. Congresos y publicaciones que reflejan un notable nivel, competencia e importancia actual del estudio de la Filosofía entre nosotros. Esta experiencia me ha permitido constatar que en el mundo iberoamericano existe una comunidad filosófica vigorosa y diversa, como se muestra en los treinta y tres volúmenes de la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, que se terminó de publicar el año 2017. Numerosas editoriales han prestado y siguen prestando especial atención a las publicaciones filosóficas.
»Encuentro una gran variedad de orientaciones filosóficas. Junto a filósofos gnoseológicamente pesimistas y reduccionistas hallamos otros que aún se hacen las últimas preguntas remontándose en sus respuestas más allá del mundo de la experiencia sensible, que se atreven a poner la causa última del universo en un fundamento personal.
-¿Cuáles son las cuestiones y especialidades filosóficas con más proyección y futuro actualmente?
-Suele decirse que el futuro descansa en las rodillas de los dioses. Es muy difícil y hasta imposible predecir con exactitud lo que ocurrirá en el futuro, por depender de circunstancias y decisiones impredecibles. Pero como el principio de inercia no sólo afecta al campo de la física, sino que también domina, con frecuencia, en el campo de la cultura, hay cuestiones y especialidades filosóficas, muy cultivadas en el momento actual, que seguirán estando seguramente presentes en el futuro.
»Me refiero a los distintos ámbitos de la filosofía práctica (éticas aplicadas, filosofía del derecho, filosofía política, etc.) y a los temas antropológicos con muy distintas orientaciones, desde un reduccionismo biológico y tecnológico extremo, ciego respecto a la dimensión teleológica de la realidad humana, hasta concepciones netamente personalistas. Espero que no dejen de estar presentes y vivas, en el futuro, propuestas filosóficas no reduccionistas, abiertas a las ciencias y a la religión, al cristianismo.
-¿Qué es lo que más se necesita actualmente en filosofía?
-Que los filósofos no se encierren dentro de una concepción cientificista o reduccionista de la razón. Somos capaces de hacernos preguntas y aventurar respuestas razonables sobre lo que está más allá de las ciencias y las tecnologías, del horizonte sensible de nuestra experiencia.
»El gran físico del siglo XX, Einstein, apuntaba en esa dirección cuando afirmaba que «en cuanto aceptamos nuestros límites, vamos más allá de ellos». Las ciencias y las tecnologías nos han permitido mejorar nuestra salud y prevenir y curar enfermedades que antes eran insuperables, perfeccionar nuestros medios de transporte, enriquecer nuestra memoria, pero por la propia naturaleza de su metodología, no responden a los últimos problemas que plantean la vida humana y el mundo del que formamos parte. Vale la pena seguir reflexionando sobre la mejor manera de plantearnos esas preguntas y de responderlas.
»Pero no conviene establecer separaciones drásticas entre el campo de la ciencia, de la filosofía y de la religión. Es la misma realidad y el mismo hombre el que se mueve en todos esos ámbitos. Metodológicamente podemos hacer separaciones y distinciones. La realidad, sin embargo, está siempre conectada. El mismo hombre puede ser contemplado desde la perspectiva científica, la filosófica y la religiosa.
»En un artículo publicado recientemente en Diálogo Filosófico (nº 112, 2022), titulado Filosofía y catolicismo. Del siglo XIX al siglo XXI, recuerdo brevemente que en los siglos XIX y XX, y en las primeras décadas del siglo XXI, se ha producido un renacer católico de la filosofía teórica y de la filosofía práctica, y pretendo resaltar la importancia de tal acontecimiento en la situación de la filosofía en nuestro mundo actual. Asistimos a una defensa de la capacidad de la razón humana de responder con verdad a los problemas últimos que la experiencia de la realidad del mundo y del hombre nos plantea.
»Nuestras XI Jornadas de Diálogo Filosófico analizarán las investigaciones que se han realizado sobre el hombre en el campo de las ciencias naturales, de las tecnologías y de las ciencias humanas, pero queremos atender también al horizonte de las cuestiones últimas, que no caben dentro del horizonte de las ciencias empíricas.