Hombre «piadoso», frecuentaba una iglesia carmelita en Londres durante su exilio
Exposición sobre el gran físico católico Arturo Duperier, experto mundial en radiación cósmica
Se cumplen 60 años de la muerte del físico Arturo Duperier (Pedro Bernardo, Ávila, 1896 - Madrid, 1959) y en Madrid se conmemora su figura con una exposición en la Biblioteca de la Facultad de Educación, Universidad Complutense de Madrid (C/Rector Royo Villanova, s/n), hasta el 31 de enero.
Duperier fue una de las grandes figuras internacionales de la física de los años 40, como investigador de los rayos cósmicos. También era católico practicante: no solo iba a misa dominical en España, sino también en los 13 años que pasó en Londres.
Materiales de la exposición sobre Arturo Duperier en la Complutense de Madrid
Francisco A. Gonzalez Redondo, comisario de la exposición, recoge en un interesante artículo la vida del físico (aquí en Madrimasd.org). En él cuenta que Arturo Duperier se formó nada menos que con Blas Cabrera, considerado "padre de la Física moderna española", y se especializó en magnetismo.
Un investigador de los rayos cósmicos
Arturo Duperier fue catedrático de Geofísica en 1933, y Presidente de la Sociedad Española de Física y Química en 1936. En 1938, en plena Guerra Civil marchó a Inglaterra a realizar estudios sobre la radiación cósmica en el equipo de Patrick M. Stuart Blackett (1897-1974), quien sería Premio Nobel de Física en 1948.
Stuart Blacektt escribiría sobre él: “Durante los trece años que pasó en Inglaterra Duperier yo estuve en estrecho contacto con su trabajo, y llegué a admirarlo profundamente no sólo como científico sino como un hombre de intachable rectitud de carácter”.
Reportaje de 5 minutos de la televisión autonómica de Castilla y León sobre el gran físico
Duperier ideó una técnica experimental para medir las variaciones de intensidad de los rayos cósmicos al nivel del mar en el transcurso del tiempo, para la que fue subvencionado por la Universidad de Manchester. Fue autor de numerosos trabajos relativos al estudio de los rayos cósmicos, que fueron publicados por la Royal Society, la Physical Society, la Royal Astronomical Society, en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química y en los Comptes Rendus de la Academia de Ciencias de París, así como de otros en menor número acerca de magnetoquímica, termodinámica de la atmósfera y electricidad atmosférica.
Prestigio internacional; penalizado en la España franquista
En 1944 Duperier fue oficialmente sancionado por el régimen franquista con sanción de cinco años de inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos en España.
En 1945 pronunció en Londres la prestigiosa Guthrie Lecture, conferencia anual para conmemorar la fundación de la Sociedad Física de Londres, que tuvo lugar en la Royal Institution. Solía reservarse esta ponencia para físicos ingleses: el único extranjero que la protagonizó antes que él fue Albert Einstein.
Cuando en 1945 EEUU lanzó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, Arturo Duperier fue el elegido por la BBC para explicar su funcionamiento a los radioyentes.
A la izquierda, Duperier en la BBC explica la bomba atómica en 1945; a la derecha, en 1952 visita su pueblo natal, rodeado de los vecinos y autoridades municipales
De vuelta a España
Volvió a Madrid en 1953, gracias entre otras cosas a las gestiones de los científicos católicos Pedro Laín Entralgo y Jose Mª Albareda (del Opus Dei ) y del ministro democristiano Joaquín Ruiz Jiménez. Para entonces ya era un experto en radiación cósmica de reputación internacional y de hecho rechazó la oferta de dirigir el Observatorio Geofísico norteamericano de Huancayo, en Perú, porque deseaba servir a la ciencia desde España.
Antes había realizado algunas visitas a España, por ejemplo, en 1952, a su pueblo natal de Pedro Bernardo, donde sus vecinos le homenajearon. En los 5 años que estuvo en España no pudo hacer ciencia experimental por el llamado "caso Duperier", que consistió en que su equipo experimental enviado desde Inglaterra quedó atascado cinco años en la aduana en Bilbao, atrapado entre permisos y documentaciones.
Falleció en 1959 de muerte natural.
Busto dedicado a Duperier en su pueblo, Pedro Bernardo
Necrológicas elogiosas... pero no hablan de su fe
Tras su prematura muerte, el también científico católico Julio Palacios publicó una necrológica sobre Duperier en ABC, que en vida había publicado el artículo elogioso de Luca de Tena titulado "Un sabio español en Londres". Otros como Patrick Blackett lo harían en la prestigiosísima Nature. Se le concedió en 1959 el Premio de la Fundación March (1959), y se ha llegado a decir que fue candidato al Premio Nobel en 1948.
Desgraciadamente, nada se comenta de la religiosidad de Arturo Duperier en los homenajes referidos.
La biografía realizada por González de Posada y Bru Villaseca recogen la práctica religiosa del científico
En un artículo de Francisco Teixido Gómez podemos encontrar noticia de la catolicidad y las recias creencias de Arturo Duperier: “Su vecino, el padre Bartolomé Matéu, escribió en el diario Ya un semblanza del físico de Pedro Bernardo en la que contaba su faceta humana y religiosa; ha sido reproducida recientemente en un libro de los profesores González Posada y Bru Villaseca: “Duperier era hombre piadoso. Todos los domingos y días de fiesta bajaba a oír la santa misa en nuestra capilla de los Sagrados Corazones. (…) Durante sus años de permanencia en Londres frecuentaba la iglesia regida por los carmelitas, que todavía mantienen correspondencia epistolar con el inolvidable profesor español, paisano de Santa Teresa”.
Desde joven, conocedor de la fragilidad humana
Quizá una clave de su fe la da su infancia. Su madre era maestra de niñas y su padre era farmacéutico, y tanto la escuela como la farmacia estaban en la casa familiar. Su biografía en la Real Academia de la Historia explica: "Arturo fue el menor de tres hermanos, y quedó como hijo único en su juventud. Su madre muere, en 1922, en Ávila y su padre, en 1927, en Madrid. Entre las características psicosociales de la primera etapa de su vida (hasta la fecha de su muy tardío matrimonio, 1935) pueden señalarse básicamente dos: una, el encuentro frecuente, casi permanente, del joven Arturo con la enfermedad y la muerte, a las que siempre tuvo de cerca; y otra, complementaria, la progresiva reducción familiar hasta quedar absolutamente solo".
(Alfonso V. Carrascosa, autor del artículo, es científico del CSIC; el contenido del presente artículo no tiene porqué ser coincidente con la opinión del CSIC)