Domingo, 17 de noviembre de 2024

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John Senior y el ocio familiar contemplativo

John Senior y el ocio familiar contemplativo

por Familia, Educación y Cultura

Breve presentación de John Senior

Ofrecemos una muy sucinta presentación de John Senior pues lo que nos interesa es desarrollar únicamente su concepción de la vida familiar. John Senior (1923–1999) fue un educador, filósofo y escritor estadounidense, conocido principalmente por su enfoque clásico y cristiano de la educación. Fue una figura clave en la revitalización de la educación liberal (educación integral basada en los clásicos) cuyo más significativo exponente tuvo lugar en Estados Unidos a través del reconocido Integrated Humanities Program, (Programa de Humanidades Integradas, IHP) que Senior dirigió junto con Dennis Quinn y Frank Nelick en la Universidad de Kansas en la década de los’70. Este programa se basaba en una pedagogía clásica, centrada en la lectura de los grandes textos de la tradición occidental, en el desarrollo de la imaginación y el conocimiento poéticos, y en la contemplación de la belleza, el bien y la verdad.

Estas escasas líneas solo nos presentan muy concisamente a este maestro, a este gentelman (en el sentido que le daría a este concepto John Henry Newman), a este educador apasionado, pero sí es verdad que se mencionan algunas de las características más importantes de su enseñanza en las tres últimas líneas del párrafo anterior.

La restauración de la cultura cristiana

De hecho, Senior no hablaba explícitamente del ocio familiar sino de la vida familiar, y, aún más concretamente, de la restauración de la cultura cristiana en la familia -sin componendas- como primer paso fundamental para una restauración más omnicomprensiva de la vida cristiana, de los valores cristianos, en la sociedad contemporánea en general, especialmente en Occidente. Este es el tema de uno de sus libros, La restauración de la cultura cristiana (The Restoration of Christian Culture), que fue publicada en 1983. También es verdad que él mismo reconoce un cierto aliento utópico en sus ideales y observa que son objetivos costosos y lentos. En esa línea hay que señalar que Senior cuenta con muchos seguidores que parcialmente ponen en marcha estos anhelos en familias y escuelas concretas, en comunidades: en la misma de Abadía de Clear Creek (Clear Creek Abbey) que fue fundada en 1999 en Oklahoma, Estados Unidos. El origen de esta abadía benedictina está vinculado directamente al Programa de Humanidades Integradas, al impulso que recibieron algunos de aquellos alumnos muchos de los cuales se convirtieron al catolicismo con muy diversas vocaciones. Estamos ante un proyecto que sigue muy vivo en la acción y la reflexión sobre estos temas que no cesan de dar pasos. Un ejemplo es el libro John Senior y la restauración del realismo (John Senior and the Restoration of Realism, 2016) escrito por Francis Bethel, monje en la Abadía de Clear Creek, que recibió su magisterio en el IHP de Universidad de Kansas en los ‘70. Otro ejemplo singular es la muy traducida novela de Natalia Sanmartín, El despertar de la señorita Prim (2013), inspirada en las ideas de Senior.

El estilo de vida de las familias de la modernidad tardía

Por ese motivo, para orientar a los lectores, nos permitimos reformular ese concepto de vida familiar como ocio familiar para que nos ayude a situarnos.

La ciencia social no deja de repetir una y otra vez que el ambiente familiar estructurado y cultivado quizá no determina, pero sí incide, de un modo muy agudo, en la futura vida de los hijos: primero en el plano educativo, después en el laboral y familiar.  Y en las últimas décadas las familias padecen, desde la perspectiva de Senior, las consecuencias de una modernidad tardía marcada por una urbanización galopante, una ciencia y una técnicas desencarnadas y orientadas al lucro y al consumo que acaba en un verdadero oscurecimiento de la realidad y en una fragmentación familiar entre otras consecuencias. Hay avances magníficos, lógicamente, pero algunos a un precio muy alto.

A todo este funesto clima Senior opone la belleza de una sociedad más agraria y rural, de unas comunidades de familias de vida más apacible alejadas de la ciudad donde avanza un trabajo a veces esclavo y viviendas e ocasiones hacinadas y tristes. Como respuesta a esta propiedad concentrada en pocas manos del último capitalismo, Senior, en su visión social, apunta como solución el distributismo defendido por Hilaire Belloc y G.K. Chesterton. Todas estas ideas están muy relacionadas con el texto fundacional de la doctrina social católica, la encíclica Rerum Novarum, 1891, del papa León XIII.

Senior constata cómo en esta fragmentada vida moderna, la educación integral, la vida familiar cohesiva, el sano ocio familiar, desaparecen en un clima de descomposición social. Lo iremos viendo. Los estilos de vida de las últimas décadas -él señala que, en Estados Unidos, en 1920, se produce la definitiva inflexión- ya están protagonizados por un humanismo secular que sólo conduce a la soledad desarraigando a los hombres de la realidad, ontológicamente hablando, y sumiéndolos en la subjetividad más irrealista y caótica.  Aislándolos en un individualismo muy empobrecedor.

Superar un ocio opresivo y paralizante

Quizá no se expresó en estos términos, pero Senior consideraba que el ocio y el consumo modernos, la tecnología misma, el cientifismo, el industrialismo groseramente codicioso y monopolista con sus correspondientes sombras, incapacitaban al hombre moderno para la contemplación de lo bueno, lo verdadero y lo bello, los universales del ser. E instaba a las familias para que se hicieran cargo de esta omnipresencia de una sociedad indiferente y descristianizada que apaga los anhelos del corazón.

El camino, lo anunciábamos, comienza por acercarse a la naturaleza que se puede tocar, oler, paladear, y sí es posible vivir cerca de la misma naturaleza. Luego irán llegando un tiempo libre lleno de cultura, de arte, de lecturas más abstractas pero edificadas desde la observación directa de lo sensible y a menudo rutinario.

No hablamos pues de un ocio entendido como divertimento, o, exclusivamente, como descanso (que al final es cierto que por añadidura sosiega y da paz) sino como una reconexión más profunda con la naturaleza, con la vida de un hogar tradicional (donde la madre es fundamental), y con las realidades que hablan de aquello sagrado velado por un ocio de consumo desasosegante. Es más, Senior propone una vida familiar muy sencilla y austera en la cual, si fuera posible, la electricidad también sobraría. Pero enseguida reconoce como alguna de sus ideas son un poco rigoristas. Luego rebaja estos retos, pero no olvida que la vida muelle reblandece los cuerpos y las almas. Y siempre insiste en la gimnasia que promuevan la salud física, la disciplina y el trabajo en equipo como ejercicio en deportes y juegos. Y en la música que se traduce en cantar canciones tradicionales o tocar instrumentos en familia, para desarrollar el sentido estético y el orden interior. Lo veremos más adelante.

Conocimiento poético como camino hacia la contemplación

¿Cómo avanza la vida familiar para Senior?: cultivando el asombro, aquietando el alma, mirando con atención la maravilla de lo que es: la realidad. Insistimos que cuando utilizamos el concepto realidad no es una palabra elegida entre otras posibles sino la realidad entendida en el orden ontológico y metafísico que la modernidad subjetivista se ha dedicado a demoler. Consecuentemente los ojos del alma de los modernos están ciegos en un mundo urbano masificado y ruidoso que ha sustituido la realidad por el relativismo, una autonomía ética radical, el hedonismo y el consumo de pantallas (él, en su momento, habla mucho de evitar la televisión, videojuegos y el peor cine). En este sentido Senior es muy profético porque propone tempranamente, en su crítica radical, apartarse de un uso del tiempo muy negativo de la modernidad tardía: la actual omnipresencia alienante de las pantallas.

Este consumo de pantallas distrae de lo verdadero. La dispersión moderna es un centro de interés para Senior. Es el denominador común de los estilos de vida recientes. Si el asombro para muchos filósofos es el inicio de la filosofía de Platón a Chesterton, de Aristóteles hasta Pieper, para Senior es también el primer paso hacia un conocimiento profundo y hacia la contemplación de Dios. Y para asombrarse es preciso contar con un paladar muy afinado y cultivado en experiencias sensibles, sutiles, delicadas, en lecturas clásicas, obras de arte y también desde el silencio que subraya lo valioso en sus perfiles más significativos. Estos pasos que nos permiten maravillarnos ante la realidad constituyen lo que Senior denomina un conocimiento poético, que va más allá del conocimiento científico y calculador. Senior quiere que la vida del hogar (en nuestras palabras el ocio del hogar) no se quede en un mero conocimiento o divertimento secular, sino que se trascienda a sí mismo para alcanzar la sabiduría y la santidad. Y desde el conocimiento poético hay que construir una sana imaginación que nada tiene que ver con la fantasía desbordada promovida por la industria del ocio donde se ha entronizado a las pantallas digitales.  Sólo el conocimiento poético es capaz de percatarse de las alegorías, las metáforas y las analogías que anidan en una imaginación cognitivamente purificada y que aclaran el bosque de lo más sagrado.

No es un juego romántico lo que plantea Senior sino una resistencia cultural a este destino de un mundo de constante progreso hiperproductivo que nos satura de mercancías y nos aliena en esa misma medida. El utilitarismo de lo moderno, su afán pragmático, la búsqueda del beneficio a toda costa deben dar paso a una mente desacelerada y sobria, hoy diríamos desintoxicada, que es capaz de discernir entre lo valioso y lo irrelevante. Un alma que arrostra el misterio con reverencia, recogimiento, silencio y apertura del alma.

El hogar, un lugar de contemplación

Pero vayamos a los ejemplos. Narremos los momentos familiares que ilustran las anteriores reflexiones.  Ahí aparecen, los vamos a enumerar, la lectura en voz alta y la lectura individual que luego dan lugar a una charla sobre lo leído donde cada uno se expresa sin interrupciones, apaciblemente, tanto mayores como pequeños. Se trata de bajar los atronadores altavoces de lo moderno para recuperar la voz de los símbolos y el cantar de toda una naturaleza viva. Max Weber hablaba del desencantamiento del mundo fruto de la racionalización moderna, Senior creía que este desencantamiento no era inevitable ni irreversible.

Ahí nacen las grandes preguntas sobre la naturaleza del ser humano, sobre la menoscabada ley natural en la que el mundo clásico (de Sófocles a Séneca) y el mundo cristiano medieval (de santo Tomas a Chaucer) estaban tan de acuerdo.

Cantar, recitar poesía, escribir cartas, en afinada caligrafía, memorizar poemas, deleitarse en las palabras, en las ironías, en las aventuras de unos héroes humanos y falibles y a la vez ejemplares.  Esta es la preparación para la atenta lectura de los Grandes Libros en el Programa de Humanidades Integradas, pero este es otro tema. Sin embargo, la imaginación moral se construye desde muy temprano en esa convivencia con la naturaleza y el arte.

  1. El objetivo de este hogar es educar en el gusto por lo bello y por el conocimiento que acabará siendo un camino hacia lo trascendente. Todo apunta en la dirección del amor por el saber y la verdad como antesalas de la belleza.
  2. Se trata de desvelar una verdad que es unitaria, que no se contradice como en las asignaturas de muchas escuelas y universidades modernas que ignoran la unidad de los saberes (pero por esta línea nos vamos de nuevo al Programa de Humanidades Integradas que hoy no es el tema)
  3. Y cantar (acompañados por un instrumento que puede ser un piano, la guitarra entre nosotros) canciones de siempre que recuperan las tradiciones, la narrativa familiar en las veladas largas donde las armonías empiezan en las melodías y acaban contemplando las constelaciones que el mundo clásico vislumbraba  en las estrellas.
  4. Veladas a menudo protagonizadas por el fuego del hogar como centro de tertulias, conversaciones familiares donde caben conversaciones y leyendas, mitos y epopeyas que son una delicada introducción, algún día, a la épica de Homero.
  5. Lo visible y lo material no agotan para Senior la realidad, como le sucede a la tecno-ciencia moderna y al último capitalismo más desaforado. Sucede todo lo contrario: lo visible y lo cotidiano, la lectura son caminos para acceder a lo invisible y divino. Y el hogar debe caminar en su vida diaria descubriendo estas verdades. Para Senior la belleza sensible es el sendero hacia la Idea de Bien de la filosofía platónica.
  6. Senior es muy crítico con la modernidad tardía, lo venimos viendo. La modernidad con su empirismo inane ha logrado que la realidad enmudezca. Y una vez la realidad queda silenciada ya es más sencillo usarla, agotarla, y a menudo desaprensivamente. Pero, para él, la naturaleza y la cultura invitan a contemplarla y descubrir su significado. Y eso es lo que sucede a lo largo del año en un hogar atento, por ejemplo, al devenir de las estaciones en paseos y excusiones.
  7. Y este conocimiento analógico que descifra la ultima razón de la belleza natural y también de la cultura, de la literatura, de las bellas artes, eleva y purifica el espíritu. Está presente entonces en los valles recorridos en bicicleta y también presente, por ejemplo, en las iglesias góticas en Adviento, en los puentes milenarios, en los castillos medievales y en las murallas de antiguas ciudades. En el Programa de Humanidades Integradas Senior, Quinn y Nelick se llevaba a sus alumnos a Roma, a Grecia pero ahora solo nos referimos a visitas familiares culturales y espirituales bien aprovechadas.
  8. En la vida familiar, finalmente, el amor de los esposos, el cuidado de los hijos, la amistad en la vida comunitaria y rural -en la que tanto insiste Senior- son trasuntos del amor divino, de la vida esponsal que está inscrita en la Trinidad.

La vida de oración

¿La vida de oración entonces es el colofón? La vida contemplativa, como vemos desde el principio, es vida de oración.  Orar en familia está en continuidad con los asuntos tratados anteriormente. Es esta una oración de gratitud ante la magnificencia del don divino de la creación. Una oración llena del arrobo para los que se saben ante el lenguaje de Dios presente en cada situación por sencilla que sea cuando hablamos de una mirada enamorada. Una oración que alcanza todo su significado en la vida de los sacramentos en un cercano templo, o en la misma abadía que Senior ve como centro de la vida comunitaria, y que culmina sobre todo en una misa de liturgia muy esmerada y plagada de belleza.

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