Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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Una reafirmación sobre el carácter malévolo del socialismo

Pablo Iglesias | DANI GAGO / Diario de León
Pablo Iglesias en el reciente Consejo Ciudadano de PODEMOS

por Libertad, Ley Natural y Tradición

Los problemas que tenemos hoy en día, no solo en los asuntos que estrictamente son más macroeconómicos, se deben a una de las expresiones ideológicas que se han ido desarrollando a medida que ha ido avanzando el proceso de la Revolución: el socialismo.

Podemos estar de acuerdo en que esta degeneración ideológica fue uno de los resultados del naturalismo del filósofo y matemático francés René Descartes, en tanto que se quiso anular cualquier guía trascendental y espiritual sobre la libre actuación humana.

Se quiso así fomentar el vacío moral, que viene a ser un recipiente para quienes pretenden instaurar deidades artificiales, en base a coacciones y otras pretensiones más o menos totalitarias

Al mismo tiempo, "todo valía si y solo si" la llamada "voluntad general" lo validaba (comenzó a desarrollarse lo que se puede llamar democratismo, que suplanta la Verdad por lo que dicte una mayoría, adoptando así un obvio relativismo).

Incluso cabe recordar que la Revolución Francesa implicó la consolidación de lo que conocemos como Estado, considerado también como Estado moderno. Hablemos de esa antítesis de Dios que pretende subvertir el orden divino.

Pero es que ese ente es la herramienta necesaria para la consecución del socialismo (en cualquiera de sus modalidades), en tanto que se basa en el control y la planificación centralizada (ya sea sobre las mentes y/o los recursos económicos).

No obstante, la finalidad de este ensayo no es tanto centrarse en la teoría política, sino proveer razones que parten de la moral católica (conforme a sus respectivas enseñanzas) para reprobar, con cierto y humilde fundamento, esta ideología.

La Biblia es un recurso bastante útil para condenar esta aberración ideológica

Podemos entender el pecado como una transgresión y vulneración de las normas comportamentales y conductuales que se dictan, en pro de una configuración moral determinada, por la Ley de Dios.

La Sagrada Escritura no solo nos enseña sin más a discernir en base a una buena directriz moral en nuestro día a día (al ejercer el uso de esa libertad que se nos ha conferido para obrar bien y alcanzar la Verdad). También reprueba unos vicios llamados "pecados capitales".

Precisamente, a continuación, punto por punto, se hará referencia a cada uno de estos pecados, puesto que quiero demostrar en qué medida participa de ellos la degeneración ideológica -de filiación naturalista- que conocemos como socialismo (insisto en que hay muchas modalidades):

  • Se incurre en soberbia en tanto que hay una innegable pretensión de superioridad sobre todos los demás, con la pretensión de ejercer controles más o menos férreos por lo menos.
  • La cuestión de la avaricia puede testificarse en tanto que existe un desprecio hacia el derecho natural de la persona a la propiedad y se pretende castigar su esfuerzo, siempre para beneficio del interés ideológico (y personal cuando corresponde) del que detenta el poder.
  • La lujuria no solo sería evidente en lo que conocemos como "marxismo cultural" y guarda relación con cuestiones como el liberacionismo sexual (todo dentro de la estrategia de destrucción de la familia y la anulación de la religión). El materialismo, en tanto que desecha la dignidad de la persona, también influye. Incluso el hedonismo y el cortoplacismo fomentados.
  • La ira puede representarse en el deseo de imponer a toda costa una "verdad oficial" y en la impiedad que, en mayor o en menor medida, puede ser procedida para vulnerar el derecho de las personas a la vida, la libertad y la propiedad. No es necesario limitarse a hablar del nazismo y el socialismo. La "nueva izquierda" socialdemócrata también encaja.
  • La gula es referida, en los textos bíblicos, como una afición desordenada a la ingesta de bebidas alcohólicas y de alimentos cuando no corresponde. Pero igual podemos encasillar aquí la promoción del liberacionismo sexual (hedonismo puro) y del consumo de determinadas drogas (por ejemplo, las de diseño).
  • La envidia es, precisamente, una de las razones de ser comunista o socialista, tal y como apuntaba Ludwig von Mises al hablar de envidia y resentimiento. No desean que todos tengan libertad de oportunidades, sino librarse de la igualdad de miseria que quieren imponer sobre la población
  • La pereza puede atribuirse a la negativa a cualquier deber moral (siempre y cuando no se atente contra el dictamen positivista del político mandatario de turno). Obviamente, hay más ejemplos, no solo basados en el hedonismo. También hay que decir que los subsidios que otorga el Estado (bajo previa confiscación) desincentivan ciertas responsabilidades individuales basadas en la contribución al bien común mediante la voluntad emprendedora. También hay "menos incentivos" de buen hacer en lo "público", aunque haya excelentes funcionarios en ocasiones.

La ofensiva anticristiana socialista no ha sido nada accidental

Evidentemente, hay más textos religiosos que condenan el socialismo (por poner un ejemplo concreto, quisiera hacer referencia a las atinadas y elocuentes advertencias que hizo el Papa León XIII en su encíclica Rerum Novarum).

Pero prefería dedicarme, en esta ocasión, a complementar, en la medida de mis posibilidades, los recursos existentes para esta batalla por la Verdad, mediante una serie de puntualizaciones acorde a los pecados capitales.

Eso sí, una vez más, no quisiera omitir la enésima advertencia sobre el hecho de que la cristianofobia practicada por los socialistas no es accidental ni casual. Está guiada por una férrea intolerancia secular (con sus tontos útiles) y tiene un claro objetivo.

El socialismo, que siempre acarrea dolor, sufrimiento, angustia y miseria, con la necesidad de un ente con trasfondo demoníaco, procura ayudar a subvertir el orden natural divino y acabar con la familia, los cuerpos intermedios y la sociedad (y contra la subsidiariedad).

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