Domingo, 22 de diciembre de 2024

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Santa Hildegarda de Bingen El corazón y la circulación

por Casa Santa Hildegarda

Con ocasión de la publicación del libro “La salud del corazón y la circulación” del Dr. Strehlow por la editorial Libros Libres. Vamos a comentar acerca de los libros médicos de Santa Hildegarda que se refieren especialmente a la naturaleza y a la medicina. La santa explica que todo el universo fue creado por Dios para el bien y en función del hombre.
 
Muchos estudiosos piensan que esta parte de su obra se agrupaba bajo el título común de “Liber subtilitatum diversarum naturarum creaturarum” (Libro de las propiedades sutiles de las cosas creadas) pero ya en época temprana
(Siglo XIII) aparece ya dividido en dos: uno se llamó “Physica” (libro de la Medicina simple) que describe las propiedades útiles para el hombre de diversos animales, vegetales y minerales y   el otro se conoce como “Causae et Curae” (Causas y remedios o también libro de la Medicina compleja) que se ocupa de la fisiología o funcionamiento del cuerpo del ser humano, de las enfermedades y de los remedios para ellas.
 
De estos libros existen buenas versiones traducidas y anotadas en ediciones alemanas y francesas y algunos ya se están traduciendo al español. En nuestro país están publicando las obras de Santa Hildegarda desde la página web www.hildegardiana.es, realizando una labor de difusión desinteresada y muy encomiable. Ellos han sido los pioneros en facilitar el acercamiento de las obras de nuestra santa al público español o de lengua española.
 
Nosotros nos acercamos al tesoro que suponen los escritos de  Santa Hildegarda de manera indirecta. En lugar de comenzar de nuevo partiremos  del ingente trabajo ya realizado por los doctores Hertzka y Strehlow que llevan más de setenta años estudiando sus escritos originales y aplicando los conocimientos, el método y los remedios que Santa Hildegarda dictó, fruto de sus visiones, para que pudiésemos utilizarlos en nuestro provecho y el de los demás. Este trabajo, fruto de tantos años de dedicación, es de un valor incalculable para nosotros porque se trata de dos enamorados de la Santa y de la Medicina, que saben de lo que hablan porque lo aplican y ven sus resultados.
 
Si alguien, que no sea un especialista, consulta directamente los libros de la Santa se va a encontrar con muchos escollos, de lenguaje, de técnicas de preparación, de dosificación, incluso de falta de conocimientos médicos que convertirán el esfuerzo en una dura tarea cuya dificultad  puede desanimar. En cambio, siguiendo el consejo del Dr. Strehlow, resulta mucho más fácil acercarse a la obra de Santa Hildegarda a través de los libros que estos dos doctores han publicado fruto de su larga experiencia, su formación como médicos y su amor y dedicación a la obra de la Santa hoy Doctora de la Iglesia Católica.
 
Como sabemos, para Santa Hildegarda, la enfermedad no es una carga ni tampoco algo horrible y terrorífico sino una oportunidad, que la providencia nos ofrece, de modificar nuestra vida para que liberándonos de nuestros fardos (malos hábitos, vicios) nos convirtamos en hombres nuevos. Para ella, practicar de una forma determinada el ayuno (una operación sin bisturí, lo denomina el Dr. Strehlow), en la mayoría de los casos, es fundamental porque implica al hombre en su totalidad, lo moviliza y lo regenera. Estamos hablando de un ayuno limitado en el tiempo y, según la santa lo explica, sin caer en exageraciones nocivas. Con todo hay excepciones o contraindicaciones para practicar el ayuno. Un orgulloso, por ejemplo, no debería ayunar para no alimentar más su orgullo.
 
Durante una cura de ayuno es más fácil sentir la presencia de Dios. Estamos más abiertos a recibir la ayuda del  Señor que no suele actuar suprimiendo la enfermedad inmediatamente. Nos va transformando, mientras nos convertimos, y dejamos atrás el modo de vida que nos resultaba nocivo. La fe nos libra del pecado y nos lleva a la conversión. Nos abre los ojos a la presencia oculta de Dios en nosotros
 
Este punto de vista es tremendamente actual en esta civilización en donde los hombres han olvidado los misterios divinos. La Santa ilumina estas realidades alejando las tinieblas. Gracias a ella los cristianos podemos de nuevo cumplir nuestra misión proclamando la Buena Nueva y también curando, guiados por una nueva luz que viene de lo alto.
 
La regla de san Benito, bajo la cual vivió Santa Hildegarda, dice en su capítulo 36: –Cuidaremos a los enfermos ante todo y por encima de todo, los trataremos como si fueran Cristo en persona, porque Él nos ha dicho: “Estaba enfermo y me visitasteis” (Mt 25, 36) y también: “Lo que hicisteis a uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mat 25, 40).
 
Santa Hildegarda nos cuenta como, al principio, el mundo se regía por un orden armonioso y el hombre, que no tenía ningún fardo que soportar y vivía, relacionándose amorosamente con Dios Creador y con el apoyo de toda la creación, tenía una vida regia sin conocer ni la enfermedad ni la muerte. Pero intervino Lucifer que es la causa del mal y de la enfermedad y que, con el ateísmo, consigue aislar al hombre de Dios, fuente de la vida. La Historia de la caída y sus consecuencias ya la conocemos. Para recuperar la salud tenemos que romper ese aislamiento y restablecer la comunicación vivificante y saludable con el Creador. El Señor ya nos dio la solución “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14, 6). Sin recibir la ayuda de Dios (propiciada por la Conversión –cambio de vida– Oración, Sacramentos), que es la fuente de la Vida, la verdadera salud del cuerpo y del alma no es posible.
 
Santa Hildegarda ve el Cosmos como una rueda gigantesca, símbolo del amor infinito de Dios por el hombre. En medio de esa rueda se halla el hombre y recibe las influencias de los cuatro elementos estando sometido a las influencias de las variaciones cósmicas y atmosféricas.
 
Descendiendo a niveles más concretos, que son consecuencia de esas realidades cósmicas, para la Santa es fundamental el régimen alimenticio y la forma de vivir para poder disfrutar de una buena salud. Los alimentos contienen principios sutiles que Dios ha querido que estén en cada ser vivo y que reveló a Santa Hildegarda (después del pecado de Adán, que poseía toda esa ciencia, se perdieron esos conocimientos).
 
Además, para vivir de una manera sana, conviene observar las reglas cristianas de vida guardando la mesura y el equilibrio en todas las facetas de la vida: en el comer, el beber, la sexualidad, el reposo y el movimiento. Santa Hildegarda no es extremista en ningún aspecto, no preconiza regímenes raros ni es abstemia (el vino y la cerveza, tomados de forma moderada, son para ella bebidas muy saludables).

La terapia que preconiza Santa Hildegarda, basada en la alimentación, nos informa sobre las virtudes terapéuticas de las frutas y verduras, el uso correcto de las hierbas medicinales y los efectos curativos de ciertas carnes y pescados. Solo con hacer que la espelta (que es un cereal que se cultiva sin pesticidas ni abonos químicos y que no está hibridado ni manipulado y cuyas propiedades alcalinizantes y protectoras dela salud son extraordinarias) se convierta en la base de nuestra alimentación se pueden prevenir y curar la mayor parte de las llamadas enfermedades de la civilización. Estas dolencias son debidas, en un alto porcentaje, a una alimentación con abuso de productos industriales refinados y, en otro alto porcentaje, a malos hábitos de vida.
 
Para la eliminación de actitudes mentales tóxicas, o en el plano físico, de toxinas y productos nocivos que intoxican nuestro organismo, además de la posibilidad de realizar un ayuno, la santa ofrece otras soluciones que es conveniente conocer. La medicina de Santa Hildegarda es un arte de curar el cuerpo y el alma. La increencia es la causa de todos los males y la fe aumenta siempre el porcentaje de éxito en el camino hacia la curación.
 
También hay algunos casos en los cuales la Sabiduría Divina (por razones que solo Dios conoce) permite que una persona enferma no sane por causas que nos son desconocidas a nosotros y que, por ejemplo, podrían tener relación con la salud eterna de esa alma.
 
Si aprendemos a conocernos, guiados por Santa Hildegarda, seremos cada vez más capaces de reconocer las causas de nuestras enfermedades y veremos que, a menudo, el origen primordial de muchos de nuestros males se encuentra en nuestra alma. Empezaremos conociendo nuestro organismo y nuestra vida espiritual. Si nos decidimos a perdonar y a pedir perdón, a orar y a frecuentar los sacramentos, tendremos de nuestra parte todas las posibilidades para recuperar la salud del cuerpo y, lo que es más importante, del alma.
 
Santa Hildegarda propone seis reglas de oro que constituyen la condición básica para lograr una auténtica curación. Estas reglas de oro deberían formar parte de los hábitos de la vida cotidiana.
 
El Arte de Curar de Santa Hildegarda no nos permite una actitud pasiva frente a nuestras enfermedades. Para recuperar la salud tenemos que implicarnos activamente en el proceso.
 
Como ejemplo concreto de cómo podemos introducir cambios en nuestros hábitos cotidianos tenemos la posibilidad de introducir por las mañanas el Habermus en el desayuno que, según Santa Hildegarda, es un plato a base de  espelta que nos permite empezar el día de manera óptima. (Véase la receta en www.santahildegarda.es
 
Brevemente conviene decir que con el Habermus comenzamos el día con una comida caliente. La santa nos advierte que comenzar cualquier comida con algo crudo y frío es de lo menos saludable que podemos hacer. Santa Hildegarda compara el estómago y el sistema digestivo con una caldera que, para funcionar correctamente, necesita alcanzar una temperatura inicial. Si comenzamos cualquier comida con un plato caliente favorecemos el proceso digestivo y cuanto más al comenzar el día.

Si analizamos las principales ventajas que ese sencillo desayuno nos aporta resulta que ejerce, gracias a la espelta, una acción reguladora sobre el PH sanguíneo disminuyendo su acidez que es causa de tantos cuadros mórbidos y hasta degenerativos.
 
Para los diabéticos este desayuno tiene también muchas ventajas. Los granos de espelta liberan lentamente los hidratos de carbono que van pasando a la corriente sanguínea poco a poco evitando así los picos de azúcar en sangre y, por tanto, la necesidad de liberar picos de insulina. En cuanto a las enfermedades autoinmunes la espelta es además muy rica en tiocianato que es una sustancia que estimula el sistema inmunitario.

La galanga es un remedio potente para el corazón y el sistema circulatorio que ejerce una acción benéfica instantánea. Las semillas de zaragatona eliminan el estreñimiento y limpian el intestino sin quitar minerales (como sí hacen las semillas de lino que muchos utilizan para lo mismo).

El pelitre (Anacyclus pirethrum, no confundir con otras variedades vegetales con piretrinas) estimula también el sistema inmunitario y favorece la digestión. Las almendras son muy buenas para el sistema nervioso. El zumo de limón contiene vitamina C. La canela favorece el buen humor…
 
Como ejemplo concreto citaremos uno de los 35 remedios para el corazón que en el libro “La salud del corazón y la circulación” podemos encontrar. Se trata del vino cardíaco, o vino de perejil, que es muy fácil de elaborar en casa y que es una de los remedios que Santa Hildegarda califica de universales.

Para los que resulte una montaña hervir vino y algunos ingredientes en casa también se puede comprar ya elaborado en Casa Santa Hildegarda.
 
El Dr. Strehlow lo recomienda encarecidamente en los casos siguientes: debilidad cardiaca, dolores cardíacos, pinchazos en el corazón, para la rehabilitación después de un infarto cardíaco, cansancio, agotamiento, insomnio, falta de fuerza y para la rehabilitación cardíaca después de una infección gripal.

Con Santa Hildegarda suele suceder así. Con ingredientes muy normales, sabiamente combinados, se logran unos efectos muy benéficos y además sobre varios sistemas u órganos de nuestro cuerpo simultáneamente, además de los efectos beneficiosos sobre nuestro estado de ánimo. Es proverbial el buen humor y la alegría de los consumidores habituales de habermus en la Suabia alemana donde tradicionalmente se cultivaba la espelta.
 
Se han hecho estudios científicos sobre la espelta en varias universidades alemanas y las conclusiones son unánimes reconociendo las propiedades nutritivas y lo saludable de este cereal.
 
Para facilitar el acceso tanto a la información sobre remedios, regímenes, recetas etc. como para conseguir los ingredientes necesarios para su elaboración, que no se consiguen aquí en España, hemos creado la Web www.santahildegarda.es Esa página tiene secciones en las que están publicados artículos sobre Santa Hildegarda, recetas, regímenes y noticias sobre eventos que se produzcan en nuestro país o en otros países como Alemania o Francia relacionados con la Santa. La página tiene también una sección que es una tienda on-line donde  se pueden comprar, y recibir en casa, aquellos productos que aquí en España no se encuentran y no son fáciles de conseguir como, por ejemplo, el pelitre y la galanga, entre otros muchos, así como preparados y remedios de los que se habla en el “Manual de Medicina de Santa Hildegarda”, en “ La Salud del Estómago y del Intestino” y en el libro “La salud del corazón y la circulación” que acabo de traducir y que es una novedad editorial como hemos dicho.
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