Señores Periodistas

El papa Francisco ha pronunciado un importante discurso al Consejo Nacional del Colegio de Periodistas de Italia.
   Se habla del quinto poder de los medios de comunicación social. Y tiene mucho de verdad, tanto en lo positivo como en lo negativo. Noticias falsas o amañadas se difunden en los medios. Los católicos sabemos mucho de ello.
   Al mismo tiempo, cuando la profesión se ejerce con sentido de la verdad es una palanca  extraordinaria para el recto orden de la sociedad y para que las distintas realidades sociales funcionen con normalidad. Más. Muchas veces he pensado que los periódicos serían el mejor Parlamento del mundo si se atrevieran con toda la verdad. No solo la que afecta a los contrarios de su periódico sino también las que afectan al suyo. Nadie como ellos conocen las presiones, los chanchullos que existen de sus grupos empresariales. También las presiones políticas para que triunfe una determinada idea.
   El Papa centró su palabra en tres aspectos fundamentales:
   1º Amar la verdad.
   “Amar la verdad significa no solamente afirmarla, sino vivirla, atestiguándola con el trabajo. La misma cuestión no es ser o no ser creyente. La cuestión es ser o no ser  honesto consigo mismo y con los demás.
   En la vida n todo es blanco o negro. También en el periodismo, debemos ser capaces de discernir entre los matices de gris de los acontecimientos que estamos llamados a contar. Los debates políticos, incluso muchos conflictos, rara vez son el resultado de una dinámica clara, donde se reconoce sn ambigüedades quién está equivocado. Y quién tiene razón.
   La confrontación y a veces el enfrentamiento nacen, en el fondo, de esta dificultad de síntesis entre las diferentes posiciones. Este es el trabajo difícil y necesario, al mismo tiempo, de un periodista: llegar lo más cerca posible a la verdad de los hechos y no decir o escribir algo que, en conciencia, sabes que no es cierto”.
   2º Vivir con profesionalismo.
   Ni para los periodistas ni para otras profesiones es fácil mantener los valores. Las empresas imponen sus reglas. El periodista necesita el trabajo para mantenerse y mantener a una familia. También es cierto que no todas las profesiones tienen la misma trascendencia en la sociedad.
   Vivir con profesionalismo quiere decir comprender, interiorizar el sentido profundo del propio trabajo. De ahí se deriva la necesidad de no someter la profesión a la lógica de los intereses partidistas; ya sean económicos o políticos. El fin del periodismo es poner herramientas favorables al crecimiento de la dimensión social del ser humano, favorecer la construcción de una verdadera ciudadanía, preocuparse por uno de los cimientos de la estructura de una sociedad democrática. A lo largo de la historia, las dictaduras –de cualquier orientación y color- siempre han intentado no solo apropiarse los medios de comunicación, sino también imponer nuevas reglas a la profesión periodística”.
   3º Respetar la dignidad humana.
   La rapidez con que proceden los medios de comunicación obliga a tener especial cuidado con las palabras. La destrucción de una persona puede llegar por chisme que se propaga. También esto es terrorismo. Un arma de destrucción impresionante.
   “Si respetar la dignidad humana es importante en cualquier profesión, lo es en particular en el periodismo, porque detrás de la simple historia de un caso hay sentimientos, emociones, y en última instancia, la vida de las personas. Muchas veces he hablado de los chismes como terrorismo, de cómo se puede matar a una persona con la lengua. Si esto se aplica a los individuos, en la familia o en el trabajo, tanto más cierto es para los periodistas, porque su voz puede llegar a todo el mundo, y esta es una arma muy poderosa. La crítica es legítima y diré todavía más, necesaria, así como la denuncia del mal, epro ambas deben hacerse respetando al otro, su vida, sus afectos. El periodismo no puede convertirse en un arma de destrucción de las personas, incluso de los pueblos. No tiene que alimentar el temor frente a los cambios o fenómenos como la migración forzada por la guerra o el hambre”.
   Termina el Papa con un  deseo: Ustedes los periodistas  pueden recordar cada día a todo el mundo  que no hay conflicto que no pueda ser resuelto por las mujeres y los hombres de buena voluntad”.