Recostados en un Sofá
El encuentro de los jóvenes con el Papa en la hora de adoración en Cracovia fue una delicia. Por la adoración, la coreografía y por los testimonios. El Papa aprovechó muy bien el ambiente para llegar al corazón de los jóvenes.
Inicia el papa Francisco sus palabras aludiendo a los testimonios con que inició la celebración. No podemos ser indiferentes a las situaciones dolorosa s de nuestros hermanos. No se trata de gritar contra nadie sino de crear puentes de fraternidad. En el momento de silencio para orar por los hermanos perseguidos, recuerda la actitud de los apóstoles en el Cenáculo antes de la venida del Espíritu Santo. El miedo lleva al encierro y a la parálisis. Esta enfermedad nos impide crecer, soñar y trabajar juntos.
“Pero en la vida hay otra parálisis todavía más peligrosa y muchas veces difícil de identificar; que nos cuesta mucho descubrir… Sí, creer que para ser feliz necesitamos un buen sofá/canapé. Un sofá que nos ayude a estar cómodos, tranquilos bien seguros. Un sofá-como los que hay ahora modernos con masajes adormecedores incluidos- que nos garantiza horas de tranquilidad para trasladarnos al mundo de los videojuegos y pasar horas frente a computadora. Un sofá contra todo tipo de dolores y temores. Un sofá que nos haga quedarnos cerrados en casa, sin fatigarnos ni preocuparnos. El <> , es probablemente la parálisis silenciosa que más nos puede perjudicar, que más puede arruinar a la juventud… El otro día hablaba de los jóvenes que se jubilan a los 20 años; hoy hablo de los jóvenes adormecidos, embobados y atontados, mientras otros –quizás los más vivos, pero no los más buenos- deciden el futuro por vosotros. Es cierto, para muchos es más fácil y beneficioso tener a jóvenes embobados y atontados que confunden felicidad con un sofá que tener jóvenes despiertos, inquietos respondiendo al sueño de Dios y a todas las aspiraciones del corazón”.
Después de unas preguntas a los jóvenes, contestadas afirmativamente el papa francisco continuó: “Pero la verdad es otra: queridos jóvenes, no vinimos a este mundo a <>, a pasarla cómodamente, a hacer de la vida un sofá que nos adormezca; al contrario, hemos venido a otra cosa, a dejar huella. Es muy triste pasar la vida sin dejar huella. Pero cuando optamos por la comodidad, por confundir felicidad con consumir, entonces el precio que pagamos es muy, pero que muy caro: perdemos la libertad. No somos libres de dejar una huella. Perdemos la libertad. Este es su precio. Y hay mucha gente que quiere que los jóvenes no sean libres; tanta gente que no os quiere bien, que os quiere atontados, embotados, adormecidos, pero nunca libres. No, ¡esto no! Debemos defender vuestra libertad”.
La parálisis comienza cuando confundimos felicidad y comodidad. Es importante salir de esa mentira. Solo quien es la verdad nos puede hacer libres. “Amigos, Jesús es el Señor del riesgo, es el Señor del siempre <>. Jesús no el Señor del confort, de la seguridad y de la comodidad. Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados; por caminos que abran nuevos horizontes, capaces de contagiar alegría, esa alegría que nace del amor de Dios, la alegría que deja el corazón en cada gesto, cada actitud de misericordia. Ir por los caminos siguiendo la <> de nuestro Dios que nos enseña a encontrarlo en el hambriento, en el sediento, en el desnudo, en el enfermo, en el amigo caído en desgracia, en el que está preso, en prófugo y en el emigrante, en el vecino que está solo. Ir por los caminos de nuestro Dios que nos invita a ser actores políticos, pensadores, movilizadores sociales. Que nos incita a pensar en una economía más solidaria que esta. En todos los ámbitos en que nos encontremos, ese amor a Dios nos invita a llevar la Buena Nueva, haciendo de la propia vida una entrega a él y a los demás. Esto significa ser valerosos, esto significa ser libres”.
El papa Francisco invitó a los jóvenes a cogerse de las manos para construir puentes; para construir puentes también cuando llegaran a sus lugares de destino. Antes les hizo esta preciosa advertencia: “Me dirás, Padre, pero soy muy limitado, soy pecador, ¿qué puedo hacer? Cuando el señor nos llama no piensa en lo que somos, en lo que éramos, en lo que hemos hecho o dejado de hacer. Al contrario: él, en ese momento nos llama, está mirando todo lo que podríamos dar, todo el amor que somos capaces de contagiar. Su apuesta siempre es al futuro, al mañana. Jesús te proyecta al horizonte, nunca al museo. Por eso amigos, hoy Jesús te invita, te llama a dejar tu huella en la vida una huella que marque la historia,que marque tu historia y la historia de tantos”.
Inicia el papa Francisco sus palabras aludiendo a los testimonios con que inició la celebración. No podemos ser indiferentes a las situaciones dolorosa s de nuestros hermanos. No se trata de gritar contra nadie sino de crear puentes de fraternidad. En el momento de silencio para orar por los hermanos perseguidos, recuerda la actitud de los apóstoles en el Cenáculo antes de la venida del Espíritu Santo. El miedo lleva al encierro y a la parálisis. Esta enfermedad nos impide crecer, soñar y trabajar juntos.
“Pero en la vida hay otra parálisis todavía más peligrosa y muchas veces difícil de identificar; que nos cuesta mucho descubrir… Sí, creer que para ser feliz necesitamos un buen sofá/canapé. Un sofá que nos ayude a estar cómodos, tranquilos bien seguros. Un sofá-como los que hay ahora modernos con masajes adormecedores incluidos- que nos garantiza horas de tranquilidad para trasladarnos al mundo de los videojuegos y pasar horas frente a computadora. Un sofá contra todo tipo de dolores y temores. Un sofá que nos haga quedarnos cerrados en casa, sin fatigarnos ni preocuparnos. El <
Después de unas preguntas a los jóvenes, contestadas afirmativamente el papa francisco continuó: “Pero la verdad es otra: queridos jóvenes, no vinimos a este mundo a <
La parálisis comienza cuando confundimos felicidad y comodidad. Es importante salir de esa mentira. Solo quien es la verdad nos puede hacer libres. “Amigos, Jesús es el Señor del riesgo, es el Señor del siempre <
El papa Francisco invitó a los jóvenes a cogerse de las manos para construir puentes; para construir puentes también cuando llegaran a sus lugares de destino. Antes les hizo esta preciosa advertencia: “Me dirás, Padre, pero soy muy limitado, soy pecador, ¿qué puedo hacer? Cuando el señor nos llama no piensa en lo que somos, en lo que éramos, en lo que hemos hecho o dejado de hacer. Al contrario: él, en ese momento nos llama, está mirando todo lo que podríamos dar, todo el amor que somos capaces de contagiar. Su apuesta siempre es al futuro, al mañana. Jesús te proyecta al horizonte, nunca al museo. Por eso amigos, hoy Jesús te invita, te llama a dejar tu huella en la vida una huella que marque la historia,que marque tu historia y la historia de tantos”.
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