Votar con Responsabilidad

   Escribo estas líneas conociendo el resultado del voto inglés sobre Europa. Ha roto la mayoría de los pronósticos y crea un montón de incógnitas tanto en Europa como en Inglaterra.
   Cuando España se encuentra en vísperas de unas elecciones generales, nuestro voto tiene una especial importancia.
   Los católicos no hemos dado a la política la importancia que tiene. Nuestro modo de expresarnos y las lindezas que dedicamos a los políticos manifiestan, en general, un desconocimiento notable del asunto. Lo miramos como una realidad teórica y no como un servicio cuotidiano. Y además pontificamos de sabiduría política. Nosotros, en cuatro días cambiaríamos la faz de la tierra. También se cumple aquí el refrán de que “la ignorancia es atrevida”.
   Desde muy joven me eduqué en el pensamiento del P. Ayala S. I. y su escuela. Yo soy claretiano, no jesuita. Después de muchos años, el P. Ayala, me parece el hombre con más sentido común en la realidades políticas y sociales de España que España ha dado al mundo. Su obra, de alguna manera, continúa en el CEU.
   Su principal libro es “Formación de Selectos”. Seguro que la mayoría de vosotros ni os suena. El p. Ayala tiene cuatro tomos de Obras completas en la Biblioteca de Autores Cristianos, (BAC). Con los limitaciones que, implican los tiempos, son formidables y fáciles de leer.
   La escuela del p. Ayala decía: “La política es el arte de lo posible”. No de los sueños y de la intransigencia. Es la sensatez andando. Porque esto es lo que hacemos todos en la vida real. Unos padres en su casa, unos superiores religiosos en su comunidad. El Obispo en su diócesis, y el Papa en la Iglesia.
   Otro punto quisiera aclarar. Todavía tenemos unos lenguajes del siglo XIX. Seguimos hablando del mal menor y otras lindezas. Un creyente en Jesucristo nuca tiene el mal como horizonte. Eso es para el demonio. Nosotros aspiramos siempre al bien. El mal siempre es rechazable. Nunca conseguiremos en este mundo el bien absoluto; por nuestras limitaciones y por las de nuestros hermanos. Debemos aspirar al “bien posible”. El “bien posible” viene dado por una serie de circunstancias concretas de la sociedad democrática en que vivimos. Unos partidos concretos entre los tendremos que elegir.
   Una cosa es hacer una campaña de opinión, en la  cual tendremos que presentar la doctrina de la Iglesia en toda su  nitidez y otra muy distinta elegir el partido político al que debo votar. No tiene por qué coincidir.
    Partiendo de estos principios, tengo para mí tres principios que me orientan y que os dejo, por si os pueden orientar a discernir vuestro voto. Valen para cualquier nación del mundo. ¿Qué debe hacer un católico en Indonesia con el 98% de musulmanes? Lo mismo que en España. “Votar el bien posible”. Aquel que favorezca más el bien común en su conjunto y dé más libertad a la Iglesia. Este será su voto en conciencia. Y este será mi voto en conciencia.
   1º Como buenos católicos debemos votar. Lo contrario no es admisible. Nos jugamos demasiado. Habría un pecado de omisón notable.
   2º  No debemos votar a los partidos que no conseguirán ningún diputado. No solo perdemos un voto, sino que  se lo entregamos a los enemigos de la fe.
   3º  Debemos pensar nuestro partido mirado al conjunto de los valores que defiende. Ningún partido es el evangelio. Ni lo puede ser. No todos son iguales. El aspecto que podemos rechazar en un partido, lo repiten otros con mayor dureza. En cambio puede defender otros aspectos que coinciden con otros elementos de nuestra fe.
   Si solo nos fijamos en un aspecto, tendríamos que rechazar a todos. Nos situamos en posiciones extremas e inviables.
   “La política es el arte de lo posible y tengo que votar, en conciencia, el bien posible en cada momento de la historia.”