Santa Hildegarda nos recomienda vivir una vida sana y equilibrada para tener una buena salud
De acuerdo con esto, todos estamos llamados a ser responsables de nuestra salud y, en esa tarea, los recursos y consejos de la medicina hildegardiana son muy útiles… Además de los consejos sobre alimentación de los que ya nos hemos ocupado en post anteriores ( desayunar Habermus, comer galletas de la alegría y la inteligencia, tomar sopa de pie de ternera, etc.) tenemos que vivir de manera que nuestro modo de vida sea saludable y nos ayude por un lado a mantener nuestra homeostasis (estado de armonía en general) y por otro lado, a mejorar nuestro estado actual de salud; incluso llevándonos a un nivel superior de bienestar del que teníamos antes de caer enfermos,
Recordemos (nunca me cansaré de repetirlas) las seis reglas de oro para llevar una vida saludable según Santa Hildegarda:
1 Que tu comida sea tu medicina.
2 Utiliza para conservar y recuperar tu salud los remedios que te proporciona la naturaleza.
3 Procúrate una alternancia natural del sueño reparador con el ejercicio conveniente.
4 Consigue un equilibrio razonable entre el trabajo y el descanso, en el sentido de "Ora et labora” (En traducción libre: “Ora, lee y trabaja”).
5 Purifica tu cuerpo de sus toxinas.
6 Transforma tus rasgos psicosociales negativos en actos generosos y de amor que te llenen de alegría espiritual, vitalidad y humanidad.
Por lo tanto, el objetivo de cualquier verdadera medicina humanista debe ser la prevención de las enfermedades, incluso antes de que se manifiesten, y esto usando métodos naturales para restaurar la salud.
Abre tu corazón al poder curativo de Dios creador, empieza a concienciarte de que las causas reales de la mayoría de tus enfermedades están en ti, en tu esfera emocional y espiritual. Por lo tanto, un tratamiento exclusivamente orientado a la parte física de la persona sin trabajar la parte no física de la persona para eliminar bloqueos emocionales, muchas veces, será inútil e infructuoso.
El se humano tiene un profundo anhelo de tener una vida llena de sentido, se siente creado para el amor y la inmortalidad, y tiene un fuerte sentimiento de ser algo único y valioso. Muchas personas, por desgracia, llevan una vida muy chata, vacía de sentido, sin trascendencia, sin Dios. Muchos sufren porque nunca han hecho algo significativo en su vida. Otras personas se quejan de que nadie se preocupa por ellas y del hecho de que a nadie le importe si viven o si se mueren.
La sensación de ser inútil, prescindible y sin amor, debilita a las personas y las enferma. Algunos no pueden soportar el vacío de su vida e intentan llenarlo con sucedáneos : la adicción al trabajo, el alcohol, las drogas, la obsesión sexual o la búsqueda de lo trascendental en prácticas llegadas desde Oriente como el reiki, el yoga y otras disciplinas de la New Age cuya práctica está más que desaconsejada para un católico por el Magisterio de la Iglesia Católica (véase el documento del Vaticano: “Jesucristo Portador del Agua de la Vida”).
Todos hemos experimentado alguna vez que sentirse amado y amar a los demás, tiene fuerza suficiente como para cambiar toda una vida.
Practicando los consejos de santa Hildegarda y cambiando nuestro estilo de vida podemos mantener o recuperar nuestra salud de manera muy eficaz.
Podemos descubrir en nosotros (todos los bautizados somos templos del Espíritu Santo) la fuerza que nos permite dejar atrás una vida plana, mirar el futuro con esperanza y experimentar que la vida vale la pena de ser vivida.
Me permito insistir, porque hoy en muchos ambientes está muy olvidado, en la importancia de la regla número cuatro ya que, de la misma forma que el alimento es necesario para mantener sano y en vida nuestro cuerpo físico, de manera semejante, la oración es imprescindible para mantener la vida y la salud de la parte espiritual del hombre.
Si seguimos este plan de vida, seremos capaces de amar sin límites, de relacionarnos con la gente de manera positiva y de vivir en armonía con nosotros mismos y con el mundo. Un foco de amor y armonía irradia a su alrededor y contribuye a una verdadera “ecología” en lo social, en el mundo material (Universo) y en el mundo espiritual. Santa Hildegarda nos ilumina y nos brinda la oportunidad de vivir una vida digna y llena de sentido.
Para más información consultar el Manual de Medicina de Santa Hildegarda de Bingen pinchando en la imagen de la portada.