El 18 de septiembre de 2016 visitó la parroquia de Carlet. Anteriormente lo había hecho en 1964
El Santo Cáliz de Valencia pasó la guerra en Carlet
Hace tres años ya escribimos sobre el martirio de la Virgen de los Desamparados de Valencia.
El martirio de la Virgen María en 1936. Los Desamparados de Valencia - ReL (religionenlibertad.com)
Teníamos pendiente escribir sobre lo que sucedió durante los días de la persecución religiosa con el Santo Cáliz de Valencia narrado en un artículo de ABC del 26 de marzo de 1961 y firmado por José Rico de Estasén.
El SANTO CÁLIZ DE LA CATEDRAL DE VALENCIA, custodiado en la Capilla de su nombre en la Catedral de Valencia, es el vaso que las tradiciones aragonesa y valenciana identifican con el Grial, y que consta de dos piezas: Una copa tallada a partir de una piedra de calcedonia, de 7 cm de altura y 9'5 cm de diámetro. En 1960 el arqueólogo Antonio Beltrán ha fechado la talla de la copa superior en torno al siglo I. En 2019 la doctora en Historia del Arte Ana Mafé García aplicando el método científico cataloga la pieza como un "Kos Kidush" de época del Segundo Templo contemporánea a Herodes el Grande.
Un pie con asas que habría sido añadido posteriormente. Este consta de una columna central hexagonal con una tuerca redonda al medio y terminada en dos pequeños platos, uno donde se apoya la copa superior y otro en la parte inferior que sostiene el pie. Las asas tienen forma de serpiente, con sección también hexagonal. La base, de forma elíptica, es de calcedonia y contiene 28 pequeñas perlas, dos rubíes y dos esmeraldas, todo ello guarnecido en oro.
En los viajes realizados a Valencia por san Juan Pablo II y Benedicto XVI ambos utilizaron este cáliz al celebrar sus misas multitudinarias. La Iglesia se ha posicionado oficialmente sobre la autenticidad de esta reliquia, porque en 2014 el papa Francisco aprobó un jubileo in perpetuum, llamado «Año Jubilar Eucarístico por el Santo Cáliz», a celebrar cada cinco años, siendo el primero el de 2015.
Este cáliz es el representado por el pintor valenciano Juan de Juanes en su pintura La Santa Cena (Museo del Prado), pintada en 1560. En dicha pintura se representa la copa con el pie con asas, con lo cual se demuestra que por aquel entonces ya tenía esas partes.
EL SANTO CALIZ DE LA ÚLTIMA CENA SE CONSERVA EN LA CATEDRAL DE VALENCIA
Con este titular Estasén comienza por explicar en su artículo como "entre los católicos valencianos, no ha dejado de causar sorpresa, impresión, la lectura del reportaje compuesto por Luis de Castresana, corresponsal de Pueblo en Londres, que el mencionado diario publicó el día 14 de los corrientes (marzo), en el que da a conocer la existencia, en la casa-palacio de Nanteos en el país de Gales, de un cáliz de madera que, según la tradición, fue llevado a Inglaterra, desde Palestina, por el piadoso discípulo de Jesús José de Arimatea, de quien afirma el mencionado escritor que para cientos de personas de Gales y un poco para toda Inglaterra, no cabe la menor duda de que se trata del Santo Grial: es decir del auténtico cáliz de la Última Cena. El reportaje de Luis de Castresana viene a empalidecer el brillo de una de las más poéticas, piadosas y puras tradiciones del país valenciano...",
Después de exponer como "historiadores concienzudos, escritores doctos y eruditos, se han ocupado del sagrado vaso venerado en la metropolitana de Valencia"...
El más entusiasta paladín del Santo Cáliz fue el canónigo archivero de la mencionada catedral , don Elías Olmos Canalda, que falleció en Valencia el 12 de enero del corriente año, tras haber sido el instrumento de que se valió la Providencia para preservar la insigne reliquia de los peligros que la acechaban en los días aciagos del mes de julio de 1936.
De modo que, el 21 de Julio de 1936, unas horas antes del asalto e incendio de la catedral, el canónigo archivero de la catedral, don Elías Olmos Canalda puso a salvo el santo cáliz. Entregó la sagrada copa a una feligresa de nombre María Sabina Suey y ésta lo escondió en casa de su madre de la calle Avellanas, 3-3º (la foto sobre estas líneas fue publicada en el ABC junto al artículo de Rico de Estasén). No estando totalmente seguro en este lugar la copa viajó hasta la calle Pelayo nº 7 donde vivía Adolfo Suey, hermano de María. La copa permaneció en este casa entre octubre de 1936 y enero de 1937 para volver nuevamente a la calle Avellanas y por las mismas razones el 30 de enero. Como la seguridad del cáliz no estaba garantizada, el 20 de junio de 1937 se trasladó a casa de unos familiares de la cercana población de Carlet, donde quedó escondido en casa de Bernardo Primo Alufre y Lidia Navasquillo en la antigua calle Padilla, hoy del Santo Cáliz. El 30 de marzo de 1939, el santo cáliz pudo regresar a la catedral una vez finalizada la guerra civil.
En su momento el Santo Cáliz se encontraba colocado sobre un pedestal formado por un plano de 24 centímetros cuadrados, sobre el que posaban sus rodillas cuatro ángeles alados, los que sostenían la preciosa reliquia: de altura media el pedestal diez centímetros, era todo de plata y su construcción muy moderna. Este pedestal fue destruido el 21 de julio de 1936 en el asalto a la Catedral.
El día 21 de julio de 1936, después de celebrarse la Santa Misa, María Sabina Suey salió de la Catedral llevando el Cáliz a su domicilio en la calle Avellanas. Tres horas después las turbas incendiaron la capilla y su contenido. En casa de los Suey estuvo a partir de ese momento. El 8 de agosto hubo un conato de registro de milicianos, que resultó frustrado. Lo escondió entonces, disimulado en un armario, don José Cortés Díaz, ayudado por su hijo Salvador, el cual sería asesinado semanas después. El 29 de agosto hubo otro registro, en el que no encontraron la sagrada reliquia. Viendo el peligro que corría el Grial, se llevó a casa de Adolfo Suey, hermano de María, en la calle de Pelayo ocultándolo en un sofá. Aquí se sufrieron otros dos registros, y el 30 de enero de 1937 vuelve a la calle Avellanas y se decide llevarlo a Carlet el 20 de junio de 1937, a una casa de los Suey, habitada por Bernardo Primo Alufre.
El 30 de marzo 1939 las fuerzas republicanas dejaban Carlet y Elías Olmos entrega la copa a la Junta Recuperadora del Tesoro Artístico Nacional, que lo reintegra al Cabildo Metropolitano el Jueves Santo 9 de abril siguiente, en la Lonja valenciana, pues la Catedral estaba profanada y destruida.
Para memoria de la estancia de la sagrada reliquia en el domicilio de Sabina Suey, en la calle Avellanas de Valencia, fue colocada una lápida conmemorativa en la cocina, en el mismo lugar en el que estuvo escondido el Santo Cáliz, con la siguiente leyenda: