La tradición y la Biblia (II)
Una primera pregunta, para introducir el tema:
¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE, LO QUE ENSEÑÓ S. JUAN, S. FELIPE, S. MARCOS O S. SIMÓN?
Son igualmente importantes porque nos transmiten el evangelio de Jesús.
San Juan escribió un evangelio, el Apocalipsis y unas cartas.
San Felipe y San Simón no escribieron nada y eran apóstoles con la misma autoridad que los que escribieron.
San Marcos y San Lucas no eran apóstoles y escribieron un evangelio cada uno; y San Lucas, además escribió Los Hechos de los Apóstoles.
Lo cierto es que el Evangelio se fue predicando por los apóstoles y por los discípulos de los apóstoles. Y todos predicaron lo mismo que predicó Jesús.
Preguntamos: lo que predicaban los Apóstoles y sus discípulos ¿vale o no vale, aunque no hubiesen escrito nada? ¿Vale más o menos que lo que escribieron algunos discípulos y algunos apóstoles? Y ¿vale más o menos lo escrito o lo predicado si tienen todos la misma fuente?
Además recordemos lo que dice San Juan: “Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.” (Jn. 21, 25). Es decir que, además de lo contenido en los libros del N. T, hay muchas cosas que dijo e hizo Jesús que no están escritas en los libros sagrados pero que son igualmente válidas. Es lo que llamamos TRADICIÓN.
Es verdad que habrá habido cosas que escribieron tanto en los primeros años como años y siglos después y que no son auténticos escritos de fe. ¿Cómo discernir lo que es Tradición auténtica? Porque no todo lo que se ha escrito es enseñanza de los Apóstoles.
La Iglesia tiene como enseñanza auténtica de los Apóstoles lo que se ha enseñado SIEMPRE, POR TODOS Y EN TODAS PARTES.
SIEMPRE, es decir, que no hay doctrinas nuevas. Lo que vale como doctrina fundamental y básica de nuestra fe es lo que se ha enseñado desde el principio y se sigue enseñando; en otras palabras, que no hay doctrinas nuevas sino que la fe es siempre la misma. Es de notar que el credo que proclamamos en la misa es el mismo, sin una coma de más o de menos, que el que se proclamaba en los primeros tiempos en la Iglesia de Roma.
POR TODOS, lo cual no quiere decir que todos hayan tenido que decirlo todo, sino que haya sido una enseñanza general y común.
EN TODAS PARTES, o sea que no se trate de una enseñanza de unas cuantas Iglesias, o de un grupo de Iglesias de una cultura determinada, o de una nación concreta.
Por tanto, no sé qué pintan las sectas nacidas hace unos pocos años. ¿Cómo conectan con la predicación de Jesús? ¿Cómo llenan ese vacío de siglos? O sea que no ha habido Iglesia de Jesús hasta que han aparecido ellos. ¿No es eso falta de seriedad? Claro, como también lo es el hecho de que algunos católicos se pasen a las sectas. Y lo hacen sin conocer bien la fe de la Iglesia. ¡Ay Señor!
José Gea
¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE, LO QUE ENSEÑÓ S. JUAN, S. FELIPE, S. MARCOS O S. SIMÓN?
Son igualmente importantes porque nos transmiten el evangelio de Jesús.
San Juan escribió un evangelio, el Apocalipsis y unas cartas.
San Felipe y San Simón no escribieron nada y eran apóstoles con la misma autoridad que los que escribieron.
San Marcos y San Lucas no eran apóstoles y escribieron un evangelio cada uno; y San Lucas, además escribió Los Hechos de los Apóstoles.
Lo cierto es que el Evangelio se fue predicando por los apóstoles y por los discípulos de los apóstoles. Y todos predicaron lo mismo que predicó Jesús.
Preguntamos: lo que predicaban los Apóstoles y sus discípulos ¿vale o no vale, aunque no hubiesen escrito nada? ¿Vale más o menos que lo que escribieron algunos discípulos y algunos apóstoles? Y ¿vale más o menos lo escrito o lo predicado si tienen todos la misma fuente?
Además recordemos lo que dice San Juan: “Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.” (Jn. 21, 25). Es decir que, además de lo contenido en los libros del N. T, hay muchas cosas que dijo e hizo Jesús que no están escritas en los libros sagrados pero que son igualmente válidas. Es lo que llamamos TRADICIÓN.
Es verdad que habrá habido cosas que escribieron tanto en los primeros años como años y siglos después y que no son auténticos escritos de fe. ¿Cómo discernir lo que es Tradición auténtica? Porque no todo lo que se ha escrito es enseñanza de los Apóstoles.
La Iglesia tiene como enseñanza auténtica de los Apóstoles lo que se ha enseñado SIEMPRE, POR TODOS Y EN TODAS PARTES.
SIEMPRE, es decir, que no hay doctrinas nuevas. Lo que vale como doctrina fundamental y básica de nuestra fe es lo que se ha enseñado desde el principio y se sigue enseñando; en otras palabras, que no hay doctrinas nuevas sino que la fe es siempre la misma. Es de notar que el credo que proclamamos en la misa es el mismo, sin una coma de más o de menos, que el que se proclamaba en los primeros tiempos en la Iglesia de Roma.
POR TODOS, lo cual no quiere decir que todos hayan tenido que decirlo todo, sino que haya sido una enseñanza general y común.
EN TODAS PARTES, o sea que no se trate de una enseñanza de unas cuantas Iglesias, o de un grupo de Iglesias de una cultura determinada, o de una nación concreta.
Por tanto, no sé qué pintan las sectas nacidas hace unos pocos años. ¿Cómo conectan con la predicación de Jesús? ¿Cómo llenan ese vacío de siglos? O sea que no ha habido Iglesia de Jesús hasta que han aparecido ellos. ¿No es eso falta de seriedad? Claro, como también lo es el hecho de que algunos católicos se pasen a las sectas. Y lo hacen sin conocer bien la fe de la Iglesia. ¡Ay Señor!
José Gea
Comentarios