Domingo, 22 de diciembre de 2024

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El ADN de Irurita

por Jorge López Teulón

Supongo que me dirán que me estoy poniendo pesado con el tema. Que no entienden por qué cada dos por tres tengo que hablar de Irurita. Pues eso me pregunto yo: cuando ayer en el kiosco de la Clínica vi a un joven adquiriendo una revista de pseudo-historia (eso sí, subvencionada por la Generalitat, único modo de que el establishment nacionalista pueda mantener sus peroratas) que dedica ¡9 páginas y la portada! para hablar contra el Siervo de Dios Manuel Irurita Almandoz, pensé: ¡algo les escuece, cuando siguen erre que erre, algo les escuece!  Este post es muy largo, pero ya saben lo que se dice hoy en día: LO QUE NO ESTÁ EN INTERNET NO EXISTE.
 
 
En la foto, la hoja del calendario es la del mes de noviembre. El 3 de diciembre de 1936 Monseñor Irurita sería fusilado en Montcada junto a su secretario, Marcos Goñi (en la foto de bigote).
 
 
Què se´n va fer del bisbe?
 
         Sàpiens es una revista editada en catalán con la colaboración del Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació de la Generalitat de Catalunya. En su web puede leerse su temática: “descobreix l´història amb la revista Sàpiens. Actualitat i fets històrics per reviure la Historia” (descubre la historia con la revista Sàpiens. Actualidad y hechos históricos para revivir la Historia).
 
El tema central de su número 104 es airear por enésima vez, una serie de dudas sobre la no-muerte-martirial del Obispo de Barcelona, el Siervo de Dios Manuel Irurita Almandoz. El título ya no los dice todo: ¿Qué se hizo del Obispo? Esta propaganda anti-Irurita (que no es nueva, pues se lleva haciendo desde que en 1930 llegó a la sede de la Ciudad Condal), aparece puntual y periódicamente desde todos los ámbitos catalanistas y modernistas, y en especial desde que el cardenal Carles reabrió la Causa de canonización del Siervo de Dios, asesinado la noche del 3 de diciembre de 1936, y tras la conclusión de su fase diocesana, enviara toda la documentación actuada a la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos.
 
A modo de recordatorio para desmontar tanta falacia, precisamos los hechos:
 
 
1. A requerimiento del Administrador Apostólico de la Diócesis Mons. Díaz Gómara, se procedió por los médicos Dr. Josep Calicó Maleras, médico forense, por el Dr. Agustín García-Die Andreu, médico de cabecera de Monseñor Irurita,y por el odontólogo Dr. Joan Carol Montfort,al reconocimiento de los restos extraídos el 28 de mayo de 1940 de la fosa común del cementerio de Montcada junto a los de los hermanos Antonio y Francisco Tort. Su dictamen concluyó con la completa identificación de dichos restos como de quien fue Obispo de Barcelona, Mons. Manuel Irurita Almandoz.Con esta certeza se inhumaron dichos restos en el cementerio de Montcada, y posteriormente en su actual sepultura en la capilla del Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona.
 
 
2. Pese a ello, y ante las reservas planteadas por algunos sobre la identidad de dichos restos, realizada con los conocimientos al uso en los años 40 del pasado siglo, al reabrir la causa de canonización del Obispo como mártir, el Cardenal Arzobispo Don Ricardo Mª Carles quiso disipar toda sombra de duda, y proceder a una nueva identificación mediante las actuales técnicas de reconocimiento por medio de la prueba de ADN.
  
3. Para ello en 1999 Mons. Carles encomendó esta nueva identificación al prestigioso Profesor de la Universidad del País Vasco Dr. D. Francisco Etxeberria Gabilondo, presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, médico forense que desde el año 2.000 lleva abiertas más de 200 fosas comunes y exhumados 4.800 esqueletos en toda España, perito que en su día alcanzó notoriedad por la identificación de los restos de Lasa y Zabala, asesinados por el GAL.
 
 
4. El 1 de julio de 1999, el Dr. Etxeberria asistido por miembros de su equipo y otros facultativos, en presencia de las personas designadas por el Cardenal Carles, procedió a levantar la losa sepulcral de la capilla del Santísimo, y tras comprobar el estado de aquellos restos, coincidentes con el dictamen de 1940, en especial el orificio de entrada de proyectil de arma de fuego a nivel del hueso temporal izquierdo, a extraer unas muestras de los mismos, firmando el acta los presentes: Tribunal, canónigos y profesores, en número de 10.
 
 
5. Posteriormente el equipo del Dr. Etxeberria se trasladó al cementerio de Valencia para proceder a la extracción de muestras de los restos de Dª Regina y Dª Raimunda Irurita Almandoz, hermanas de Mons. Manuel Irurita, sepultadas en dicho cementerio.
 
 
6. Recogidas muestras de los restos de los tres cadáveres citados, se enviaron con las requeridas garantías al Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela, dirigido por el universalmente acreditado catedrático especialista el Prof. D. Ángel Carracedo, para su estudio mediante la comparación de muestras de ADN.
 
 
7. El resultado de dicho estudio suscrito por el Profesor D. Ángel Carracedo, fue remitido al Sr. Cardenal Arzobispo de Barcelona y por éste al Tribunal de la Causa el 21 de diciembre de 1999, y su conclusión de identificación positiva se recoge en el escrito del Arzobispado, publicado en el Boletín del Arzobispado de Barcelona de enero de 2000, que textualmente dice:
 
“El resultado de la prueba del ADN del Obispo Manuel Irurita Almandoz ha resultado positivo. Con la finalidad de obviar la posible duda sobre la identidad de los restos mortales atribuidos al Excmo. y Rvdmo. Mons. Manuel Irurita Almandoz, obispo que fue de la diócesis de Barcelona, sepultados en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Barcelona, el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela ha practicado la prueba de identificación personal a través del ADN por comparación con los restos de sus hermanas Regina y Raimunda, sepultadas en Valencia. El resultado de la citada prueba permite afirmar que los restos enterrados en la Santa Iglesia Catedral Basílica corresponden a un familiar por vía materna, tal como un hermano biológico, de las señoras Regina y Raimunda Irurita Almandoz y por tanto, pertenecen con una muy alta probabilidad, superior al 99,9 % al Excmo. y Rvdmo. Mons. Manuel Irurita Almandoz. Barcelona 11-enero-2000”
 

8. Ante la evidencia de esta irrefutable prueba científica de tan abrumadora certeza, superior al 99,9% -científicamente no cabe superior-, para cualquier crítico de buena fe, la cuestión se debía dar por resuelta afirmativamente: los restos sepultados en la capilla de Cristo de Lepanto corresponden al Obispo Manuel Irurita Almandoz.
 
9. Pero como en ésta cuestión se mezclan razones con prejuicios irracionales, sus detractores no aceptaron su derrota, y agarrándose a un clavo ardiendo, dijeron: bien, admitimos que “los restos enterrados en la Santa Iglesia Catedral Basílica corresponden a un familiar por vía materna,… de las señoras Regina y Raimunda Irurita Almandoz”, pero no que necesariamente sean de su hermano Manuel. ¿De quien pues? Pues sería de su “familiar” el sacerdote Don Marcos Goñi Almandoz, detenido y encarcelado con él en la checa de San Elías, y asesinado con los hermanos Tort en la tapia del cementerio de Montcada la noche del 3 al 4 de diciembre de 1936. Pese a que el cadáver llevaba el jersey que le habían tricotado a Irurita la señora Tort, y la camisa que le habían regalado, de la que le habían cortado unos centímetros de manga, cuyos restos de idéntica tela la familia Tort conservaba en casa, los impugnantes alegaban algo tan extraño como que “que de estas prendas pudieron haber desvestido a Irurita y con ellas vestido a Goñi”. Con estas meras hipótesis pretendían obviar el demoledor resultado para sus interesadas tesis de la concluyente prueba científica del ADN del cadáver.
 
 

10. El periodista de la Vanguardia Josep Mª Soria a finales de 2006 preguntó al Dr. Carracedo si la probabilidad del 99,9% se mantendría “caso de tratarse de un primo o sobrino por vía materna” de Mons. Irurita. El Dr. Carracedo para su dictamen no había precisado saber si Irurita tenía o no primos o sobrinos, ni remontarse a genealogías, por lo que ante esa hipótesis el periodista dice que respondió: “puede ser un familiar por vía materna, cuanto más se aleje el parentesco menor será la probabilidad”. Y cuando el periodista dando ahora por supuesto que Manuel Irurita y Marcos Goñi eran primos o tío y sobrino, le pregunta ya expresamente: “¿puede deducirse que los restos también pueden pertenecer a un familiar por vía materna, es decir al sobrino de Irurita Marcos Goñi Almandoz?” Carracedo contesta con un lacónico “puede”. (La Vanguardia. 1.12.2006).
 
Esta respuesta a una pregunta capciosa sobre una hipótesis que parte de un presupuesto erróneo, servirá para titular su artículo: “Una ambigua prueba del ADN” y subtitularlo como: “Unos análisis concluyentes, pero no determinantes”. Los periodistas, que tienen que hablar de todo, no tienen por que saber los que es concluyente y lo que es determinante. El Diccionario de la Lengua Española © 2005 Espasa-Calpe, define así la palabra concluyente: “Que concluye, que convence sin dejar espacio para la duda o la discusión, irrebatible.”, pero el mensaje estaba ya lanzado, la prueba del ADN, pese a ser concluyente, es decir irrebatible sin margen de duda, es rebatible por insuficiente, no vale.
 
Con tan simple como falaz argumentación los críticos quisieron dar por zanjadas las conclusiones de la prueba del ADN, procurando no hablar ya más de ella, ni proseguir en su lógica, que sabían les llevaba al fracaso.
 
11. Pero la pertinacia es necesaria para mantener el mito, y cinco años después, otra periodista Sonia Casas, asesorada nada menos que por el tándem de los catedráticos de Historia de la Central y de la Autónoma, Vilarroya y Solé Sabaté, ahora en la revista “Sapiens”, financiada por el poder político imperante en Cataluña, vuelve al mismo argumento.
 
Igual que hizo Soria (para La Vanguardia) con el profesor Carracedo, Sàpiens lo hace con Etxeberria. Si le llaman para preguntarle si el que yace en la Catedral de Barcelona puede ser Goñi (para ellos pariente por vía materna de Irurita; el estudio de ADN mitocondrial es exclusivamente por vía materna), nuevamente se consigue que el Profesor afirme o al menos dude sobre la posibilidad de que el enterrado allí sea el no-tío o el no-sobrino. Además, ¿alguien le ha dicho a Etxeberria los años que Marcos Goñi y Manuel Irurita se llevaban? Porque con 20 años de diferencia se distinguen muy bien los huesos de un hombre de 60 años mayor de los de un hombre de 40…
 
 
12. En cualquier caso, gracias a la prueba del ADN,  la cuestión se ha simplificado enormemente. Queda reducida a una disyuntiva: no hay ya duda de que los restos sepultados en la catedral de Barcelona pertenecen, bien a Mons. Manuel Irurita Almandoz, o bien a su “familiar” Marcos Goñi Almandoz, siempre, claro está, que éste fuera, como Mons. Manuel Irurita, “familiar por vía materna” de Dª Raimunda y Dª Regina Irurita Almandoz.
 
 
13. La solución del dilema es, pues, sencilla: consiste en determinar si Don Marcos Goñi Almandoz, era o no familiar por vía materna de las hermanas Raimunda y Regina Irurita Almandoz, porque si lo fuera cabría mantener incertidumbre, pero de no serlo, desaparecería la disyuntiva y los restos de la capilla de Cristo de Lepanto ya sólo podrían corresponder al Siervo de Dios Obispo Mártir Monseñor Manuel Irurita Almandoz.
 
 
14. El primer error básico cometido por estos periodistas e “historiadores eclesiásticos” es no saber, o hacer como que no saben, (lo afirmo, porque no se explica en ningún sitio) que al secretario de los Obispos en muchas regiones de España se les llamaba familiares. Estos secretarios particulares vivían las 24 horas del día junto al Obispo. Yo he conocido a uno que tenía incluso que marcarle los números en el teléfono porque el Cardenal al que servía no sabía hacerlo. Así cuando los biógrafos dicen que Marcos Goñi era familiar de Mons. Irurita lo hacen en su categoría de secretario pero no por ser familia carnal, directa y próxima.
 
 
15. El segundo elemento de confusión es que ambos mártires: Don Manuel Irurita y Don Marcos Goñi tenían el mismo segundo apellido común: Almandoz. Lo que no es raro, dado que ambos provienen del mismo valle navarro del Baztan, del que Irurita, Goñi y Almandoz son nombres de pueblos cercanos, y topónimos de los que deriva la procedencia del apellido de sus antiguos moradores. Siendo también usual en pequeñas comunidades de ámbito rural llamar “tíos” a reales o supuestos parientes lejanos, contraparientes, o personas afines de trato asiduo y cuasi familiar.
 
 
16. Se impone, pues, dilucidar si Mons. Manuel Irurita y su secretario y paisano el sacerdote Marcos Goñi eran o no  familiares; y si lo eran, conocer su grado de parentesco. La respuesta exige tan sólo estudiar el árbol genealógico de ambos.
 
Los estudios realizados por la prestigiosa y benemérita asociación “Hispania Martyr” a la vista de las partidas de bautismo de ambos mártires, y las de sus progenitores hasta su cuarta generación, demuestran fehacientemente que, don Marcos Goñi hasta su sexto grado de consanguinidad en su cómputo civil no tiene parentesco con don Manuel Irurita,  y que el ADN de ambos no proviene de una misma línea materna. 
 
 
17. La revista “Sapiens” vuelve a sacar el testimonio de una serie de personas, -en realidad tres- que, en declaraciones contradictorias, -véase el impagable testimonio del apéndice del libro de Mosen Bada donde uno dice que el otro no estaba presente cuando suceden los hechos - afirmaron haber visto al Obispo Irurita salir por “la puerta del Obispado” el 28 de enero de 1939. Pero unos y otros, clérigos historiadores y periodistas, se empecinan en ocultar que el edificio del que los supuestos testigos dicen salía la persona que creyeron era Irurita, en aquel tiempo no era el Obispado de Barcelona, sino la sede del Archivo Nacional de Cataluña, institución pública creada en 1936 por la Generalitat de Catalunya, puestabajo la dirección de D. Agustín Duran y Sanpere, quien aquella mañana del 28 de enero debía entregar sus dependencias a las autoridades del Servicio de Recuperación del Patrimonio del nuevo Estado.
 
 
La directora de Sàpiens
 
Finalmente. La directora de Sàpiens es Clàudia Pujol y escribe en la última página recapitulando el tema principal del número 104. Su sección se titula “EL RETROVISOR” (pág. 74). Y, aunque yo no conduzco, le aseguro que es más fácil mirar de frente.
 
Clàudia Pujol (CP):A medida que se acerca el momento en que el Vaticano ha de decidir si prosigue con la Causa de beatificación de Manuel Irurita…
 
Jorge López (JL): La Sagrada Congregación para las Causas de los Santos ya admitió la Causa de manos del Cardenal Ricard Mª Carles, y no tiene ahora que decidir nada sobre su prosecución o no, pues ésta sigue su trámite ordinario.
 
 
CP/ Aparecen pruebas concluyentes de que Irurita sobrevivió a la guerra civil amparado por los anarquistas por dinero y que el cuerpo enterrado en la Catedral de Barcelona es el de Goñi…
 
JL / Como hemos expuesto, esas pruebas no sólo no son concluyentes, sino que no existen. Los críticos más serios admiten que lo máximo de que disponen es de indicios, referencias y testimonios orales de segunda o tercera mano, muchas de ellas contradictorias, que, seleccionadas a su conveniencia, avalarían sus previas hipótesis.
 
¿Cuáles son esas “concluyentes” pruebas que acreditan que Irurita sobrevivió amparado por dinero pagado a los anarquistas? ¿El novelesco “diario” de un pistolero del que no se sabe ni su nombre real, y cuyo divulgador Miquel Mir reconoce que se escribió quince o veinte años después en Londres? ¿"El Eco de los pasos", memorias de García Oliver en que inventa y deforma a su conveniencia cuanto trata? ¿Las informaciones de la prensa anarquista de que Durruti, movido por una deuda de gratitud, acudió a Palacio el 21 de julio a salvar al Obispo Irurita y lo condujo hasta la escalerilla de un barco? ¿Las informaciones del piadoso sacerdote de Gerona Mosen Lamberto Font, remitidas al nuncio Valeri en Paris, citadas por Vicente Cárcel Ortí en Ecclesia del pasado 28 de mayo de 2011, en las que dice que por medio de Dencás a quien se lo comunico Trias, sabía que Irurita estaba “bajo la custodia de los vascos y el partido católico Unión Democrática de Cataluña”, cuyos dirigentes estaban muy preocupados por su responsabilidad en su asesinato? ¿La versión de Nicolau d’Olwer que da Font y reproduce Cárcel, de que Irurita fue asesinado el día de san José de 1937 como represalia por los bombardeos de la aviación nacional? ¿La de que murió en los sucesos de mayo del 37 y fue enterrado en Vic? ¿La de que al ser desmantelada la checa de San Elías fue llevado al castillo de Montjuic y de allí se le perdió el rastro? Póngase de acuerdo de una vez, y presenten una versión, una, creíble y documentada.
 
Pero la ciencia desbarata todos esos indicios, testimonios orales indocumentados e increíbles y contradictorias hipótesis. Señores críticos, sean honestos y serios, antes de lanzarse a hipótesis fantasmales desmonten primero el árbol genealógico de Irurita y Goñi, y a la par la “concluyente” por irrefutable prueba del ADN. Luego podremos hablar, mejor “enrronar”, que en catalán es más expresivo, pues supone hablar razonando.
 
 
CP / Son numerosas las dudas razonables entorno a la muerte del Obispo Irurita que ponen en entredicho la versión oficial del franquismo ¿?
 
a. Si Irurita fue realmente asesinado en diciembre de 1936, ¿por qué un año más tarde Franco y la Santa Sede negociaban su liberación con las autoridades republicanas? ¿Por qué un certificado del Comité Internacional de la Cruz Roja de junio de 1937 incluye a Irurita en la lista de detenidos en el Castillo de Montjuich? ¿Por qué en 1938 durante los debates de la Conferencia Metropolitana se habla del intercambio de Irurita por otros presos?
 
JL / La Directora de Sapiens muestra una vez más su ignorancia de los temas que trata. La Santa Sede no negociaba en 1937 la liberación de Irurita con las autoridades republicanas por la sencilla razón de que no sabía si estaba vivo, y en cualquier negociación de liberación o rescate, lo previo es la seguridad de que la persona está viva y en poder de con quiénes negocia. La Santa Sede no lo sabía, como casi todo el mundo, no lo sabía, y antes de cualquier gestión, ante bulos e infundios, quería lógicamente averiguar qué había sido de Mons. Irurita. Para ello envió a Barcelona con pasaporte diplomático, a un joven emisario argentino, el Sr. Anzizu, conocedor de Irurita por haber sido seminarista suyo en Barcelona. Anzizu dedicó varios meses a pesquisas y entrevistas con todas las autoridades, policías, partidos y patrulleros, desplazándose de Barcelona a Valencia, sede del gobierno republicano, contando con la colaboración del ministro Irujo, que le trajo de Valencia a Barcelona en su coche, de los cónsules, de los dirigentes colaboracionistas de Unió democrática como Trias Peix, con Erauskin y otros jerifaltes nacionalistas vascos, entrevistándose con el Vicario General Dr. Torrent, pagando en vano dinero a distintos confidentes, y visitando hasta al jefe de los servicios de información de la FAI, el terrorífico Escorza. Tras todo ello llegó a la plena convicción de que Mons. Irurita había sido ya asesinado. El relato de sus infructuosas gestiones, a los más altos y bajos niveles, se puede leer en su libro: “Nobleza Obliga” de difícil localización para un profano, pero del que hay una extensa síntesis en la biografía del P. Ricart Torrens: “Un Obispo de antes del Concilio”.
 
La conclusión es que no hay ningún testimonio directo creíble de nadie que hubiera visto y tratado personalmente a Irurita a partir del 4 de diciembre de 1936, ni prueba fehaciente de su presencia en lugar alguno. Lo que sí hay son dimes y diretes, referencias de que uno dijo que otro le había dicho que un tercero sabía de buena tinta que personas de su confianza le aseguraban… en definitiva, bla, bla, bla, de pruebas fehacientes nada de nada, conjeturas y fantasías contradictorias, multitud. 
 
 
La directora de Sapiens desconoce también lo que significa “certificar” cuando, copiando a Mosen Bada, se pregunta:
 
CP / ¿Por qué un certificado del Comité Internacional de la Cruz Roja de junio de 1937 incluye a Irurita en la lista de detenidos en el Castillo de Montjuich?
 
JL / Sólo cabe certificar aquello que consta mediante conocimiento directo. El Comité Internacional de la Cruz Roja en Suiza no puede “certificar” que Irurita en 1937 estuviera detenido en el Castillo de Montjuich, sino sólo decir que el servicio de Intercambios de dicha Organización le había remitido un comunicando incluyendo su nombre entre otros casi 2.000 en una “Relación de detenidos y cárceles en que se suponen”. Adviértase que la relación no asegura dónde se hallen esos 2.000 presos intercambiables, sino tan sólo donde “se supone” se hallen. Si las pruebas documentales son de este tenor, mejor olvidarlas
 
CP / ¿Por qué ni los familiares de Irurita ni los de Goñi reconocieron los cuerpos? ¿Por qué ha habido contradicciones en el ADN?
 
JL / Señora Directora: pero si en la página 32 de su revista puede leerse: “que Mercè Tort: “va veure les restes, van identificar la roba… pero a mossèn Marcos no se´l va trobar. Els Tort de seguida van telefonar al bisbat i la noticia es va escampar. La Guàrdia Civil va a haver de protegir el cadáver per evitar que algun Fidel se n´endugués una reliquia mentre se li practicava l´estudi forense” (“que Mercedes Tort: “vio los restos, identificaron su ropa… pero a mossen Marcos no se le encontró. Los Tort enseguida telefonearon al Obispado y la noticia corrió por todas partes. La Guardia civil tuvo que proteger el cadáver para evitar que algún fiel se llevara una reliquia mientras se le practicaba el estudio forense”). “Tant l´alçada, com les característiques antropomórfiques, com l`anàlisi dental practicada pel dentista Joan Carol van corroborar que aquell cos era, efectivament, del bisbe” (tanto la altura, como las características antropomórficas, como el análisis dental practicado por el dentista Joan Carol corroboraron que aquel cuerpo era, efectivamente, el del Obispo).
 
Sí 60 años después el Profesor Carracedo declaraba que en un 99,9% los restos de Irurita eran de Irurita, me puede decir ¿dónde está la contradicción?
 
CP / Termina afirmando la Directora:si una vez, acabada la guerra civil, Irurita estaba todavía vivo, ¿por qué renunció a presidir la Iglesia de Barcelona? La hipótesis más creíble es que si se salvó en medio de unas circunstancias tan duras para los sacerdotes de su diócesis y para la familia que le escondió, la autoridad para volver a ejercer el ministerio quedaba muy mermada”.
 
JL / La directora para sus preguntas parte de nuevo de un presupuesto no probado: de que Irurita estaba vivo, que pretende aceptemos como cierto, pero como ese presupuesto no existe, cae de nuevo en el resbaladizo terreno no ya de los hechos, sino en el de las hipótesis, que se permite calificar de más o menos creíbles o absurdas, y además aquí en la pantanosa ciénaga de la hipótesis interesadas.
 
Suponer lógico que Irurita, superviviente de la sangrienta persecución religiosa sufrida por el clero y la Jerarquía catalana y española optara por esconderse y desaparecer, es no solo absurdo sino demencial. Señora, eso le sucedió al 90% del Episcopado español en zona roja, y ninguno de ellos desapareció, sino que a la primera oportunidad se reincorporaron a sus funciones eclesiales, felices de haber sufrido persecución por Cristo. En fin. El remate es lo mejor.
 
A la actual jerarquía del Arzobispado de Barcelona le resulta incómodo el tema (bueno teniendo en cuenta el apartado de subvenciones de los últimos treinta años CIU, PSOE, Ezquerra, y PP porque no ha estado)… Pero no se sap mai! (¡nunca se sabe!).
 
En que a la actual y ya amortizada jerarquía del Arzobispado de Barcelona le resulta incómodo el tema Irurita, quizás debamos darle la razón a Sàpiens, aunque la incomodidad se deba a motivos distintos de los que insinúa su directora, motivos que no debemos exponer ahora, tiempo habrá.
  
Perdonen porque ha sido muy largo, aunque creo que jugoso. Gracias al cardenal Carles que tuvo la valentía de afrontar el caso Irurita desde la CIENCIA (pero tampoco les vale) y a la Sagrada Congregación por aceptar la Causa y como dice la Pujol... Nunca se sabe. O mejor, sí si lo sabemos. Dios tiene sus tiempos.
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