¿Tenemos que estar en Facebook?
Es una decisión personal, que, como tal, requiere un discernimiento ante el Señor y conocer su voluntad.
Pero la presencia católica en Facebook puede lograr un primer anuncio para los "amigos" que se agregan y van leyendo lo que escribimos, lo que "compartimos" en el Muro, o los enlaces de artículos o catequesis. Es además una forma de comunicar lo que somos de manera espontánea, sencilla. Quien es cristiano, quien ha sido tocado por Cristo, lo expresa en mil detalles a la hora de escribir en el Muro, o de escribirle a alguien, o de comentar una noticia. Esta forma de ser es una alternativa al paganismo reinante.
Todo tiene peligros porque el pecado anida en el corazón del hombre y se puede hacer un mal uso de Facebook... como de todo. Pero también tenemos que valorar el uso sano y evangelizador de Facebook.
La red -Internet- es hoy el gran continente por evangelizar, donde, curiosamente, nos encontramos personas de todos los países, de todas las edades y culturas. Se crean lazos -más fuertes o más débiles-, se comparten noticias rápidamente, se puede ofrecer algo y brotar también una nueva cultura cristiana. El proyecto es interesante.
Con ocasión de la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, deseo compartir algunas reflexiones, motivadas por un fenómeno característico de nuestro tiempo: la propagación de la comunicación a través de internet. Se extiende cada vez más la opinión de que, así como la revolución industrial produjo un cambio profundo en la sociedad, por las novedades introducidas en el ciclo productivo y en la vida de los trabajadores, la amplia transformación en el campo de las comunicaciones dirige las grandes mutaciones culturales y sociales de hoy. Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma, por lo que se puede afirmar que nos encontramos ante una vasta transformación cultural. Junto a ese modo de difundir información y conocimientos, nace un nuevo modo de aprender y de pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de comunión.
Se presentan a nuestro alcance objetivos hasta ahora impensables, que asombran por las posibilidades de los nuevos medios, y que a la vez exigen con creciente urgencia una seria reflexión sobre el sentido de la comunicación en la era digital. Esto se ve más claramente aún cuando nos confrontamos con las extraordinarias potencialidades de internet y la complejidad de sus aplicaciones. Como todo fruto del ingenio humano, las nuevas tecnologías de comunicación deben ponerse al servicio del bien integral de la persona y de la humanidad entera. Si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano (Benedicto XVI, Mensaje para la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24-enero-2011).
La comunicación ha cambiado radicalmente.
Las relaciones personales se ven afectadas, para bien o para mal, por Internet, las redes sociales, la dinámica misma de este mundo digital.
La evangelización debe igualmente fecundar esta red. Aquí llegamos, al menos para un primer anuncio y una presencia, a muchos más que si lo hiciéramos en persona, o con otros métodos pastorales (legítimos y válidos para otras situaciones).
Quienes a lo mejor no van a la parroquia, tal vez curioseen por Internet qué somos y qué ofrecemos.
Quienes buscan algo pero no se les ofrece en su ámbito más local, lo pueden hallar en Internet.
Quienes necesitan no ya un primer anuncio, sino una profundidad en su encuentro con Cristo, tal vez no puedan hallar en sus parroquias los instrumentos adecuados, pero sí se les puede ofrecer en Internet.
¡Es algo nuevo!
Facebook ofrece la posibilidad del contacto personal como una amplia red de "amigos" (palabra muy genéricamente usada, desde luego), donde la presencia cristiana, el modo de responder, de felicitar, de dejar un mensaje, etc., puede ser una luz, una chispa inicial: Éstos, ¿por qué viven así, por qué hablan así? Éstos ¿por qué reflejan algo nuevo?
Tendremos que valorarlo.
Así, con este artículo, sólo pretendía ofrecer criterios orientadores.
Facebook, como Tuenti, son redes sociales: se agregan amigos, se cuelgan fotos, se comparten los enlaces de noticias o de artículos, se escriben comentarios, se dejan mensajes de qué está haciendo uno o a dónde va... Es más informal.
Nadie interprete la catequesis de hoy como un empujón para que todos abramos una página o perfil en Facebook. Más bien quiero dar a conocer una realidad de Internet, como es Facebook, vivida católicamente y señalar esas posibilidades de presencia cristiana.
Quien ya esté en una red social, puede reflexionar sobre el uso que hace de ella. Quien duda ante estar o no, aquí tiene elementos de criterio. Y quien no quiera ni estar, al menos, que tenga una visión católica de este asunto.
Así, con este artículo, sólo pretendía ofrecer criterios orientadores.
Facebook, como Tuenti, son redes sociales: se agregan amigos, se cuelgan fotos, se comparten los enlaces de noticias o de artículos, se escriben comentarios, se dejan mensajes de qué está haciendo uno o a dónde va... Es más informal.
Nadie interprete la catequesis de hoy como un empujón para que todos abramos una página o perfil en Facebook. Más bien quiero dar a conocer una realidad de Internet, como es Facebook, vivida católicamente y señalar esas posibilidades de presencia cristiana.
Quien ya esté en una red social, puede reflexionar sobre el uso que hace de ella. Quien duda ante estar o no, aquí tiene elementos de criterio. Y quien no quiera ni estar, al menos, que tenga una visión católica de este asunto.
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