Normas de vida (una ayuda)
La catequesis de adultos parroquial tiene mucho de conversión y seguimiento de Cristo, no sólo formación doctrinal (¡con lo necesaria que es!), sino que debe proporcionar herramientas adecuadas para "cristificar" y "cristianizar" la vida cotidiana.
Unas normas de vida son una ayuda fundamental para vivir cada jornada en presencia de Dios. En su conjunto, nos pueden parecer muchos elementos, demasiadas cosas y que absorben todo el tiempo; si somos realistas vemos que no es así. Necesitamos una pedagogía que eduque nuestra alma, un orden en nuestra vida que dé unidad a todo lo que somos y vivimos.
La propuesta -exigente- de la catequesis de hoy es asumir un plan o normas de vida que serán el soporte para vivir en la presencia del Señor, para caminar en su presencia en el país de la vida. Sin una vida interior seria, ¿qué frutos daremos?, ¿qué santificación obraremos?, ¿qué matrimonio se sostendrá?, ¿qué catequesis se impartirá?, ¿qué caridad comunicaremos en nuestras Cáritas?, etc. etc. No, no podemos ir a salto de mata, ni tomando vacaciones respecto a Dios, ni limitándonos a una Misa "rápida" el domingo y hasta la semana siguiente. Volvamos a repetir entonces las normas de vida y pensemos cómo ajustarlas en los horarios de nuestro día:
Cada jornada:
Una ayuda para integrar personalmente todas las dimensiones formativas de la catequesis de adultos (doctrinal, litúrgica, moral y espiritual) e irlas concretando, pasado algún tiempo de catequesis (un año por lo menos), será la proposición seria de un plan de vida o de unas normas de vida, que cada cual debe "escribir" en conciencia y ante Dios, para que la catequesis vaya modelando el vivir diario. Es simplemente un instrumento pedagógico que permite ver todas las dimensiones de la catolicidad vivida y vayan plasmando con sinceridad su adhesión a Cristo en cosas concretas, ¡porque Cristo tiene que ver con toda la vida, con todo lo concreto!
La santidad es un proyecto de vida y ha de configurar nuestra existencia, y está al alcance de todos. Su gracia no va a faltar... pero habremos de poner orden y colaborar con la gracia porque la santidad no se improvisa.
Unas normas de vida son una ayuda fundamental para vivir cada jornada en presencia de Dios. En su conjunto, nos pueden parecer muchos elementos, demasiadas cosas y que absorben todo el tiempo; si somos realistas vemos que no es así. Necesitamos una pedagogía que eduque nuestra alma, un orden en nuestra vida que dé unidad a todo lo que somos y vivimos.
Las normas de vida abarcan lo diario, y esa es la propuesta ("obligatoria") de la catequesis de hoy:
- ofrecimiento de obras, oración personal, Santa Misa diaria, Ángelus, Rosario y visita al Sagrario;
- lectura y formación personal, retiro, confesión mensual;
- y, por último, el apostolado concreto: matrimonio-familia, parroquia, trabajo, etc., como exigencia que brotaba del propio bautismo, o si no nos gusta la palabra "exigencia", digamos como respuesta personal al Señor y colaboración con la Gracia.
Como telón de fondo, que puede aflorar en alguna catequesis, en algún retiro, en algún tema, está el capacitar al catequizando a descubrir su vocación personal, su misión en la Iglesia y en el mundo, asumiendo gozosamente la tarea que Dios va asignando ya sea en la parroquia, ya sea en asociaciones, en la propia familia, en el trabajo, en el mundo cultural, político o económico, etc. El Directorio lo expresa así:
“La catequesis está abierta, igualmente, al dinamismo misionero. Se trata de capacitar a los discípulos de Jesucristo para estar presentes, en cuanto cristianos, en la sociedad, en la vida profesional, cultural y social. Se les preparará, igualmente, para cooperar en los diferentes servicios eclesiales, según la vocación de cada uno. Este compromiso evangelizador brota, para los fieles laicos, de los sacramentos de la iniciación cristiana y del carácter secular de su vocación” (DGC 86).
La propuesta -exigente- de la catequesis de hoy es asumir un plan o normas de vida que serán el soporte para vivir en la presencia del Señor, para caminar en su presencia en el país de la vida. Sin una vida interior seria, ¿qué frutos daremos?, ¿qué santificación obraremos?, ¿qué matrimonio se sostendrá?, ¿qué catequesis se impartirá?, ¿qué caridad comunicaremos en nuestras Cáritas?, etc. etc. No, no podemos ir a salto de mata, ni tomando vacaciones respecto a Dios, ni limitándonos a una Misa "rápida" el domingo y hasta la semana siguiente. Volvamos a repetir entonces las normas de vida y pensemos cómo ajustarlas en los horarios de nuestro día:
Cada jornada:
- ofrecimiento de obras y oración personal,
- Santa Misa diaria,
- Ángelus y Rosario
- visita al Sagrario;
- lectura
- Eucaristía dominical
- Tiempo amplio de adoración al Santísimo expuesto
- y formación personal y comunitaria (en catequesis de adultos, Círculos, Escuela de comunidad, grupo...)
Cada mes:
- retiro,
- confesión mensual;
- y, por último, el apostolado concreto
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