Ucrania: El mensaje de Fátima frente al mensaje de Putin
El pasado viernes 24 de febrero, se cumplió el primer aniversario de lo que podemos denominar como la guerra de Rusia contra Ucrania. Tal día como ese, en 2022, las previas tensiones y un discurso de una supuesta "desnazificación de Ucrania" marcaron el inicio del conflicto.
Unas primeras detonaciones en Kiev, Járkov y Dnipró así como una irrupción militar en Odesa dieron lugar a uno de los conflictos bélicos militares intraestatales que han marcado estas primeras décadas del siglo XXI en Europa. Todo ello, habiendo dejado ya más de doscientas centenas de millares de fallecidos.
Aunque se trata de una cuestión geopolítica entre dos Estados con distintas alineaciones de bloques foráneos, no se puede negar que ha habido implicaciones espirituales así como una división de opiniones de cara a esa batalla cultural y espiritual a la que los occidentales no podemos renunciar si queremos resistir, prosperar y sobrevivir.
Tercer Mensaje de Fátima
En el año 1917, a día 13 de julio, los tres pastorcitos portugueses con nombres de pila Francisco, Jacinta y Lucía fueron testigos de una nueva aparición de Nuestra Señora de Fátima. En la misma, que tuvo lugar en la cueva de Iria-Fátima, recibieron un aviso revelado en el año 2000 por San Juan Pablo II, con el siguiente mensaje:
Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará.
1917 fue el año del asalto del Palacio de Invierno en San Petersburgo, el cual dio lugar a la consolidación de la Unión Soviética, la primera aplicación político-económica del contenido de la obra El Capital de Karl Marx (tercera fase revolucionaria de acuerdo con el análisis cronológico-secuencial de Plinio Correa de Oliveira).
Con lo cual, es evidente la clara relación con Rusia que tiene este mensaje. De hecho, la mentalidad soviética no se ha esfumado en las esferas de poder unipersonales del Kremlin moscovita. Incluso cabe advertir de que, según The Heritage Foundation, hablamos de una economía bastante restringida, de las menos libres del continente europeo.
Putin, contra la "degeneración" de Occidente
Esta semana, con motivo del aniversario del acto de invasión en cuestión, Vladimir Putin dio, desde la Duma, un discurso en el que no solo mantuvo su amenaza sobre Ucrania y otros territorios. También hizo menciones a Occidente, en referencias a la mayoría de países de Europa, a Estados Unidos y a Canadá. Léase el siguiente fragmento:
Millones de personas en Occidente entienden que están siendo conducidos a una verdadera catástrofe espiritual. Las élites, francamente, se están volviendo locas y parece que no hay cura. Pero estos son sus problemas, como dije, y nosotros estamos obligados a proteger a nuestros hijos, y lo haremos: protegeremos a nuestros hijos de la degradación y la degeneración.
Nada de esto es falso. La ideología de género avanza a pasos agigantados en buena parte de Europa Occidental, intentando dar algún que otro coletazo en el Grupo del Visegrado y la Región Intermarium. Destrucción del matrimonio, explotación normativa de quienes sufren disforia de género, flexibilización absoluta del divorcio...
De igual modo, mientras que va abriéndose camino a una "religión climática" y se trata de "humanizar a los animales" (lo cual no es tratarlos bien conforme al sentido común), se está promoviendo la persecución de los objetores de conciencia y el exterminio de ancianos, enfermos y personas demasiado pobres.
Todo ello ocurre en un panorama en el que Dios está cada vez más ausente, donde priman el hedonismo y el cortoplacismo. Pero reconocer este deicida contexto, enemigo del florecimiento social, no implica tener que dar carta blanca al enemigo del enemigo, como se suele decir.
Para empezar, cabe advertir de que las tasas de dependencia alcohólica no son nulas, que un tercio de los matrimonios acaban rompiéndose, que un cuarto de la población es ateo y que los porcentajes de asesinatos de no nacidos son superiores a los de países pioneros en el suicidio cultural como Suecia, Países Bajos, Bélgica y Reino Unido
Tampoco hay adecuados niveles de libertad religiosa bien entendida. Mientras que el Islam no es claramente apartado (como ocurre en Hungría y en Polonia), la Iglesia Ortodoxa es un apéndice del entramado estatal y no hay adecuadas facilidades para la realización de actividades católicas (otras ramas cristianas tampoco lo tienen muy fácil).
Lo que ocurre va más allá de que en Europa Oriental haya más conservadores (esto es muy notorio incluso en países que bien tienen insuficiencia espiritual como es el caso de Estonia o tienen, a diferencia de los polacos, un mayor peso nacionalista, lo cual es el caso de Hungría y de Eslovaquia).
Vladimir Putin es un referente más de la ingeniería social intrínseca al socialismo. Él sabe que puede cautivar a voces occidentales críticas con el establishment progre que supone la ideología dominante en la eurocracia bruselense y el Estado Profundo norteamericano (el Nuevo Orden Mundial luciferino y masónico).
Eso sí, no hay una línea coherente. Hay ciertos sistemas islamistas como el ayatolá y el checheno que no son señalados negativamente por Rusia. También se respalda a dictaduras comunistas del Foro de Sao Paulo (Venezuela y Cuba son el ejemplo más evidente de ello).
Movimientos paganos e izquierdistas como el nacional-catalanismo también cuentan con el respaldo financiero de Putin. Con lo cual, se da un cóctel-macedonia de razones para entender que, en verdad, el ex agente de la KGB soviética busca desestabilizar todo aquello que escapa a su control.
A él no le preocupa tampoco que Vladimir Zelensky sea una marioneta globalista, favorable a la ideología de género, la fecundación in vitro y los postulados social-comunistas y wokeistas de la Agenda 2030. No le preocupa lo malo y nazi que sea el nacionalismo ucraniano de Stepan Bandera.
¿Puede que lo mejor esté por venir?
Pese a las distintas convulsiones que se den, de manera indefinida, hay que decir que el Bien ha ganado, que Dios ha vencido a Lucifer. La Verdad va de nuestra parte. La conciencia se puede mantener más que tranquila. Simplemente, no hay que perder la esperanza, lo cual tampoco implica que no haya que hacer nada. De eso va también el Mensaje de Fátima.
Hay motivaciones por las cuales, aparte de orar, tenemos que actuar y obrar, de modo que, desde abajo, estemos más cerca del Reinado de Cristo. Contamos con la infinita bondad del Espíritu Santo, que al final siempre sabe qué es lo mejor para cada uno de nosotros, sin ninguna clase de excepción.
Hay que apostar por la paz por cuanto y en tanto es el Bien. Hay que tener esperanza. Pero eso implica actuar como corresponde, sin trampas, con la Ley de Dios en la cabeza. Esto nos librará de errar haciendo revoluciones a la contra. No seamos funcionales a ninguna estrategia revolucionaria, pagana y deicida así como tampoco a ningún tipo de socialismo.