De nuestro españolísimo Santiago apóstol: breve reseña histórica
por Luis Antequera
Del que es el gran patrón de España, Santiago apóstol, cuya festividad hemos celebrado anteayer y esperemos seguir celebrando muchos años, sabe cualquier lector medianamente versado del Nuevo Testamento que fue pescador y uno de los hijos de Zebedeo, y que, en consecuencia, era hermano de Juan, al que se tiene por autor del cuarto Evangelio. Algo menos sabrá ese mismo lector que, junto con Pedro y con Juan, fue uno de los tres apóstoles más cercanos a Jesús, y que con ellos y sólo con ellos, presenció episodios tan importantes de su ministerio como el de su transfiguración, el de la resurrección de la hija de Jairo, o el de la oración del huerto unas horas antes de ser crucificado. O que su muerte ocurrió por decapitación hacia el año 42, y que no sólo viene recogida en los textos canónicos, concretamente en los Hechos de los Apóstoles 12, 1, sino que es la única muerte apostolar consignada en todo el Nuevo Testamento (junto con la de Judas Iscariote, todo sea dicho).
Pero aparte estos datos estrictamente canónicos ¿sabemos algo más del apóstol Santiago? Pues bien, sí. Algunas cosas más sabemos, y a ellas nos vamos a referir aquí.
Para empezar, ¿vino Santiago a España? Si hemos de juzgar por lo que dice el Nuevo Testamento, el único de los grandes protagonistas del primer cristianismo cuya presencia en España consta es Pablo, que despide su Epístola a los romanos con las palabras “cuando me dirija a España” (Ro. 15, 24). Y sin embargo, es tradición muy consolidada que, efectivamente, Santiago visitó nuestro país, comenzando su evangelización. El testimonio más antiguo tal vez sea un bajorrelieve del s. IV en la tumba de Santa Engracia en la iglesia del mismo nombre en Zaragoza, el cual, aunque aparentemente representa la asunción de la Virgen a los cielos, también podría representar el descenso y aparición al apóstol Santiago, cuanto que como observa Francesc Montaño "en el sarcófago aparecen esculpidos los nombres de San Pedro, San Pablo y Santiago”.
Entre los testimonios escritos, existen muchos y muy antiguos, -Dídimo el Ciego, San Jerónimo, Teodoreto-, que atestiguan que alguno de los apóstoles sin especificar, predicó en España. Con referencia explícita a Santiago, el más antiguo tal vez sea el recogido por el Breviarium apostolarum, escrito hacia 650, en el que podemos leer:
“Jacobo [como se sabe, mismo nombre que Santiago], hijo de Zebedeo, hermano de Juan, predicó en España y lugares de Occidente; murió por la espada bajo Herodes y fue sepultado en Acaya Marmarica el 25 de Julio”.
Algo posteriormente, en el Comentario al Apocalipsis del Beato Liébana, del año 776 se puede leer:
“Al reinar Juan sólo a la derecha sobre Asia, y apoderarse su hermano de España [...]”.
La tradición dicta que el año 829 el Obispo Teodomiro de Iria Flavia anuncia que se ha descubierto en el Campus Stellae (Campo de la estrella, origen del topónimo Compostela) el cuerpo de Santiago el Mayor junto al de sus discípulos Atanasio y Teodoro. La noticia corre como la pólvora por toda Europa, iniciándose el proceso que culminará en la creación de una de las más importantes rutas, por no decir la más importante, que atraviesa Europa, la que se dará en llamar Jacobea, aquélla que recorren los peregrinos desde todos los puntos de Europa hasta el finis terrae (el fin de la tierra) en Galicia para venerar los restos del santo apóstol.
El Papa San León III ordena elevar una iglesia en el lugar, y un milenio más tarde, el Papa León XIII, en 1879, mediante la bula Deus Omnipotens, y después de la investigación ordenada por el Arzobispo compostelano Miguel Payá, declara que los restos hallados en Compostela y custodiados en la catedral de Santiago, son auténticos.
En cuanto al patronazgo de Santiago sobre España, leemos en la Guía práctica para hacer bien el camino de mi estupendo amigo y gran jacobista Santiago Miláns del Bosch lo siguiente:
“La figura de Santiago, como patrón de España, ha sido acogida a lo largo de toda nuestra historia desde que los reyes de la Reconquista tuvieron una gran fe en el poder milagroso del apóstol.
Concretamente, san Fernando atribuye la conquista de Sevilla –a que ya se ha hecho referencia- a Dios, a santa María y a los merecimientos de Santiago, diciendo: “Cuyo alférez nos somos e cuya enseña traemos, e a que nos ayuda siempre a vencer”.
Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, le llaman “luz y patrón de las Españas, espejo y guiador de los reyes”. Cervantes recoge en Don Quijote de la Mancha que éste le dice a Sancho Panza que los españoles cuando quieren dar una batalla invocan “Santiago y cierra España”, porque “este caballero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo”. Francisco de Quevedo escribe al rey Felipe IV: “Dios hizo a Santiago, patrón de España que no existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada”.
En 1630, el Papa Urbano VIII declaró al apóstol Santiago único patrón de la nación española ante el deseo general así expresado”.
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