El Papa Benedicto XVI se despidió de los obispos de Gran Bretaña, reafirmándoles la importancia de la nueva evangelización del país, del testimonio de la fe a través de las obras sociales, y de cultivar la amistad con los anglicanos.
Antes de dirigirse al aeropuerto internacional de Birmingham para la vuelta a Roma, el Papa se reunió con los obispos de Inglaterra y Gales, en la capilla de la Francis Martin House, en el Seminario de Oscott (Birmingham).
En su discurso, y como conclusión de sus intervenciones en estos días, el Papa subrayó la importancia de la nueva evangelización de Gran Bretaña, un tema, recordó, que ya trató con ellos en la pasada visita ad Limina.
“Hablamos entonces de algunos de los retos que afrontáis al apacentar a vuestros fieles, en particular la necesidad urgente de anunciar nuevamente el Evangelio en un ambiente muy secularizado”, les dijo el Papa.
“Durante mi visita, he percibido con claridad la sed profunda que el pueblo británico tiene de la Buena Noticia de Jesucristo”, subrayó.
Por ello les destacó la importancia de “presentar en su plenitud el mensaje del Evangelio que da vida, incluso aquellos elementos que ponen en tela de juicio las opiniones corrientes de la cultura actual”.
Para este fin, les recomendó hacer uso del nuevo Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, y apoyar y acoger a los nuevos movimientos eclesiales, pues muchos “tienen un carisma especial para la evangelización”.
El Papa recomendó también a los prelados el “testimonio de la caridad”, especialmente en estos momentos de crisis económica.
“En estas circunstancias, será necesario apelar nuevamente a la característica generosidad de los católicos británicos, y sé que vais a tomar la iniciativa de urgir la solidaridad con los menesterosos, afirmó.
Quiso recordar también la reciente instrucción de los obispos, Elegir el bien común, en la que éstos subrayaban “la importancia de practicar la virtud en la vida pública”.
“La voz profética de los cristianos ha jugado un papel importante al poner de relieve las necesidades de los pobres e indigentes, a quienes muy fácilmente se descuida en la asignación de unos recursos limitados”.
“Las actuales circunstancias ofrecen una buena oportunidad para reforzar ese mensaje, y también para alentar a todos a aspirar a unos valores morales superiores en todos los ámbitos de sus vidas, en oposición a un contexto de creciente escepticismo incluso sobre la posibilidad misma de una vida virtuosa”, afirmó.
Respecto a la polémica, muy fuerte en Gran Bretaña, sobre los casos de abusos sexuales por parte de miembros del clero, el Papa les advirtió sobre la importancia de tratar casos como estos de forma adecuada.
Estos, subrayó, “socavan gravemente la credibilidad moral de los Pastores de la Iglesia”.
“He hablado en muchas ocasiones de las profundas heridas que causa dicho comportamiento, en primer lugar en las víctimas, pero también en las relaciones de confianza que deben existir entre los sacerdotes y el pueblo, entre los sacerdotes y sus obispos, y entre las autoridades de la Iglesia y la gente en general”.
El Papa, en este sentido, alabó las medidas adoptadas al respecto por el episcopado inglés, “para asegurar que los niños estén eficazmente protegidos contra los daños y para hacer frente de forma adecuada y transparente a las denuncias que se presenten”.
Además, les habló de la importancia de alertar sobre este problema en otros ámbitos sociales. “En efecto, ¿qué mejor manera podría haber de reparar estos pecados que acercarse, con un espíritu humilde de compasión, a los niños que siguen sufriendo abusos en otros lugares? Nuestro deber de cuidar a los jóvenes no exige menos”.
Les quiso recordar también otra de las cuestiones tratadas en la anterior visita ad Limina, respecto a la importancia de aplicar “con generosidad” la Anglicanorum Coetibus.
“Esto debería contemplarse como un gesto profético que puede contribuir positivamente al desarrollo de las relaciones entre anglicanos y católicos”.
En este sentido, recordó que el objetivo último de toda actividad ecuménica es “la restauración de la plena comunión eclesial en un contexto en el que el intercambio recíproco de dones de nuestros respectivos patrimonios espirituales nos enriquezca a todos”.
Por último, les recordó que la nueva traducción al inglés del Misal Romano, que será publicada próximamente en las diócesis británicas, debe ser una “oportunidad para una catequesis más profunda sobre la Eucaristía y una renovada devoción en la forma de su celebración”.