Benedicto XVI beatificó hoy en Birmingham, en el centro de Inglaterra, al cardenal británico John Henry Newman (18011890), considerado uno de los "padres espirituales" del Concilio Vaticano II, un reconocido intelectual, que ha influido en la formación del actual Papa.
Esta ha sido la primera beatificación dirigida personalmente por Benedicto XVI, que tras llegar al Pontificado retomó la tradición de los papas de no presidir estas ceremonias, teniendo en cuenta que la beatificación autoriza el culto local, donde nació y ejerció el beato, mientras la canonización lleva al culto universal, de ahí que sea una prerrogativa del Papa.
Benedicto XVI ha querido resaltar beatificando a Newman la categoría universal del cardenal londinense. La ceremonia se celebró en Cofton Park, en las afueras de Birmingham, cerca de la casa de una de los Oratorios de San Felipe Neri en Inglaterra (Gran Bretaña), fundados por el cardenal, donde se encuentran sus restos.
El Papa le proclamó beato ante la presencia de unas 70.000 personas, llegadas de toda Gran Bretaña, en una mañana lluviosa y desapacible. Tras ser proclamado beato se descubrió una foto tamaño gigante del nuevo beato colocada en el altar mayor y sonó música sacra, mientras los miles de presentes aplaudieron.
A la proclamación asistió el ex juez y diácono estadounidense Jack Sullivan, de 71 años, que sanó de forma inexplicable para la ciencia de una enfermedad incurable de médula espinal, tras rezar a Newman. El Vaticano reconoció la curación como el milagro que ha elevado al purpurado a los altares y al culto local.
Benedicto XVI anunció que la festividad del nuevo beato será el 9 de octubre, fecha que corresponde al día en que entró en la Iglesia Católica tras la conversión del anglicanismo.
Tras resaltar las virtudes y el pensamiento del nuevo beato, Benedicto XVI quiso destacar el llamamiento de Newman en aras de un laicado "inteligente y bien instruido".
"Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla", afirmó el Papa, recordando las palabras del cardenal.
El Pontífice también destacó la calidez y humanidad del beato, así como "sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, sobre el lugar vital de la religión revelada en la sociedad civilizada, y sobre la necesidad de un educación esmerada y amplia, que sigue teniendo importancia en la época actual".
El nuevo beato nació en Londres en 1801 y fue ordenado sacerdote en la Iglesia Anglicana en 1825. Un año más tarde comenzaron sus divergencias con esa iglesia y en 1841 publicó su "Tratado 90" que desató la alarma en los anglicanos y fue censurado.
Tres años más tarde expresó públicamente que sus dudas sobre la Iglesia Anglicana eran superiores a las que tenía sobre la Iglesia Católica.
En 1946 viajó a Roma para prepararse para pasar a la Iglesia Católica y un año después fue ordenado sacerdote en la Ciudad Eterna en los Oratorios de San Felipe Neri, que exportó a Inglaterra.
En 1850 Pío IX le nombró doctor honorario en teología y promulgó la restauración de la jerarquía católica en Inglaterra, ocasionando una dura reacción de los anglicanos.
En 1854 fundó la Universidad Católica de Dublín, mientras prosiguió una intensa actividad de estudios y publicó numerosos escritos, entre ellos "An essay in aid of a Grammar of Assent", una justificación filosófica de la fe.
También publicó la carta "A letter to the Duke of Norfolk", donde respondió a las acusaciones de falta de lealtad de los católicos al Estado.
En 1879 fue creado cardenal por el papa León XIII, un año antes de su muerte.
En 1991 Juan Pablo II le declaró "venerable", primer paso hacia la santidad y en 2009 Benedicto XVI aprobó su beatificación.
Durante la ceremonia Benedicto XVI ha condenado el nazismo, al que ha denominado "ideología demoniaca", y ha declarado que 70 años después de la "Batalla de Inglaterra" recuerda "con horror y vergüenza" el "estremecedor número de muertos y destrucción" de la guerra. "Para mí, que he vivido y sufrido los largos y tenebrosos días del régimen nazi en Alemania, es profundamente conmovedor estar aquí y recordar a tantos conciudadanos vuestros que sacrificaron sus vidas, resistiendo con tesón a las fuerzas de esta ideología demoníaca", ha afirmado el Papa.
Esta es la segunda vez que Benedicto XVI condena el nazismo durante su visita de cuatro días al Reino Unido.