La visita del Papa al Reino Unido, que tendrá lugar del 16 al 19 de septiembre,“marca una nueva fase en la larga y compleja historia de las relaciones entre los monarcas de esta tierra y el papado”.
Lo afirma el presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales y arzobispo de Westminster, monseñor Vincent Nichols, en un artículo publicado en la edición de este viernes de L´Osservatore Romano.
En opinión del prelado, la visita del Papa al Reino Unido “es, sin duda, un evento histórico”. La invitación al Papa la ha realizado la Reina Isabel II y será precisamente ella quien recibirá al Papa a su llegada, el próximo 16 de septiembre, en Edimburgo, recuerda.
Según monseñor Nichols, “el Pontífice y la reina comparten algunas profundas preocupaciones: el bienestar de los pueblos del mundo, el rol de la enseñanza y los valores cristianos, la importancia de tener instituciones estables en beneficio de la sociedad”.
Al día siguiente, Benedicto XVI viajará a Londres, donde mantendrá un encuentro con diversas realidades sociales que “celebra la educación católica y el rol que revista en el sistema de instrucción de este país”, según el arzobispo.
Desde la Universidad de Saint Mary, en Twickenham, el Papa tiene previsto dirigirse a cada escuela del territorio, gracias a una conexión de internet, e invitará a todos los niños a seguir los eventos de su visita y a sostenerlo con sus oraciones.
Esta universidad también es sede de entrenamiento para los próximos Juegos Olímpicos del 2012. En opinión del arzobispo Nichols, “esto añadirá otra dimensión al evento, resaltando el interés por el deporte, común a muchas personas”.
Después, explica el prelado, “Benedicto XVI se encontrará con diversas personalidades a cargo de distintos sectores y empresas, ellos mismos hombres y mujeres de fe, pertenecientes a las diversas confesiones presentes en este país”.
El arzobispo de Westminster revela que el Pontífice “hablará con ellos de la importancia de Dios como guía formativa e inspiradora del bien común”.
El programa del viaje incluye un discurso de Benedicto XVI a los líderes políticos, civiles, diplomáticos y empresariales del Reino Unido el 17 por la tarde en el Westminster Hall, la gran sala histórica en el corazón de Londres y lugar donde santo Tomás Moro fue condenado a muerte en 1535 por haberse adherido a la fe católica.
El arzobispo de Westminster está convencido de que este “evento tendrá una gran resonancia, no sólo por su valor histórico sino también por su actualidad”.
Al anochecer, en la abadía de Westminster, el Papa recitará la oración de las Vísperas junto a todas las comunidades cristianas en el Reino Unido y rezará, junto al arzobispo de Canterbury, ante la tumba de san Eduardo, el Confesor.
El prelado explica que este rey de Inglaterra fallecido en 1066 y refundador de la abadía de Westminster “representa las profundas y comunes raíces cristianas de estas tierras”.
También señala que al día siguiente, el Papa celebrará la Misa en la catedral de Westminster, hará una visita a un instituto para el cuidado de ancianos y moribundos, y rezará en el Hyde Park, gran espacio abierto en el corazón de Londres.
Y destaca la celebración de la Misa y la beatificación del cardenal Newman en Birmingham “es un momento importantísimo de la visita”.
“La beatificación del cardenal Newman pone ante la presencia de la Iglesia a un estudioso de gran altura, un escritor y poeta de méritos considerables, un sacerdote de parroquia profundamente amado por todos aquellos que lo conocían”, opina.
Y añade, en referencia al purpurado inglés: “Era un hombre que comprendía cómo mente y corazón debían ir de la mano en las grandes empresas de la vida, la más grande de las cuales es la búsqueda de Dios y de la relación salvífica con Él”.
También cita unas palabras del cardenal sobre su búsqueda interior personal: “Si mirara un espejo y no viera mi rostro, experimentaría el tipo de sentimiento que efectivamente se apodera de mí cada vez que examino este mundo frenético y no veo el reflejo de su creador”.
El arzobispo Nichols concluye el artículo expresando “la esperanza general que tenemos para esta visita”.
“Deseamos que la presencia iluminadora y las palabras de Benedicto XVI ayuden a muchos en nuestras tierras a comprender que la fe en Dios no es un problema por resolver sino un don por redescubrir”, afirma.
Y explica: “Para muchos, en nuestra sociedad, la fe se ha convertido en un problema, en algo que debe ser escondido o eliminado de la vida pública”.
“Sin embargo, la verdad es muy distinta: la fe en Dios trae gran riqueza y alegría a los hombres -añade-. Es la liberación y la guía que buscamos, motivo de inspiración y perseverancia, fuente de perdón y compasión”.