Una breve reunión de José Luis Rodríguez Zapatero con el Papa precedió al acto formal de despedida de Benedicto XVI en un hangar del aeropuerto barcelonés del Prat.

Allí el Rey comenzó en catalán sus palabras de adiós al Pontífice, a quien agradeció «sus numerosas muestras de generosidad hacia España». También destacó la importancia de los actos celebrados y la forma en que el cristianismo, «clave para entender la personalidad histórica de España», se muestra a través de los siglos que separan el Pórtico de la Gloria y la Basílica de la Sagrada Familia.

A continuación, el Papa explicó la gratitud que embarga su corazón por las muestras de afecto recibidos, y agradeció a las autoridades civiles y eclesiásticas que hayan hecho posible el viaje.
 
«He venido a confirmar a mis hermanos en la Fe», dijo, y animó a los españoles a «fomentar» el rico «patrimonio espiritual de la Fe», no sólo como raíz de la cultura española, sino porque «es una vía privilegiada para transmitir a las jóvenes generaicones aquellos valores fundamentales tan necesarios para una convivencia armónica».

Seguidamente glosó el significado del Camino de Santiago: «Los caminos que llegaban a Santiago eran muy distintos entre sí, pero la Fe era la misma: había un lenguaje común, el Evangelio de Cristo. Y cada peregrino, más allá de las difrencias nacionales, se sabía miembro de una gran familia. Que esa fe alcance nuevo vigor en este continente y haga crecer la solidaridad y el servicio a todos, en particular a las naciones más necesitadas.»

Seguidamente, en catalán, explicó el sentido de la Sagrada Familia, y añadió que la obra del Niño Dios forma con ella dos símbolos de que a través de la caridad y la belleza del mistreio de Dios contribuye a crear una sociedad más digna del hombre: «La belleza y el amor de Dios llevan al hombre a vivir con esperanza».

«Llevo a todos en mi corazón y por todos rezo, en particular por los que sufren, y los pongo bajo el amparo materno de María Santísima, tan venerada e invocada en Galicia, en Cataluña y en los demás pueblos de España. A Ella le pido también que os alcance del Altísimo copiosos dones celestiales, que os ayuden a vivir como una sola familia, guiados por la luz de la fe», concluyó.

Un gran «¡Adiós!» remató su intervención, citando a los presentes de nuevo para la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid en el mes de agosto.