Las razones de seguridad aconsejan no desvelar los desplazamientos a zona de guerra prácticamente hasta que no se ha tomado tierra. Así ha sucedido con la visita sorpresa que José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido girar a las tropas española destacadas en Afganistán. Ha volado de madrugada hasta Kabul y la base de Qala-e-Now acompañado de las titulares de Asuntos Exteriores y Defensa, Trinidad Jiménez y Carme Chacón.
Esta visita coincide casi cronológicamente con el despegue del vuelo de Benedicto XVI hacia España, previsto para las 8.30 desde el aeropuerto de Fiumicino, en Roma.
El presidente del Gobierno no visitaba este contingente, formado por 1500 militares, desde diciembre de 2005. De los mil ochocientos días transcurridos desde entonces, ha esperado precisamente al de la llegada del Papa a Santiago de Compostela para ocupar, siquiera sea en las horas tempranas de la jornada, los titulares que la actualidad informativa reservaba para el Pontífice.
Una vez en Afganistán, Zapatero le ha dicho a nuestros efectivos que la retirada no será inmediata: «No estamos aquí para quedarnos, pero nuestro compromiso debe ser firme, hasta que los afganos puedan garantizar su propia seguridad. Ellos habrán ganado un futuro mejor y todos habremos ganado un mundo mejor».