Hace 20 años, era difícil para un niño o un adolescente acceder a algo de pornografía: había revistas en los quioscos y películas en los videoclubes, pero un adulto (el quiosquero o el encargado del videoclub) hacía de muro.
Ahora, en cambio, padres que no dejan a su hijo de 11 años ir solo por la calle, le dan un móvil que le permite meterse en los lugares más oscuros de Internet. Y el porno acude al chaval, lo busque o no. Está diseñado para eso.
En España, han reflexionado sobre la situación la Fundación Portal (que trabaja con jóvenes con adicciones) y Amalgama7, una entidad pionera en terapia familiar y de jóvenes y niños, en un encuentro profesional con el tema "¿Están los adolescentes hipersexualizados?"
La respuesta sería: "si tienen móvil o tablet propios, sí están hipersexualizados". Todas las tonterías que ven en el móvil, sean reggaeton o pop, vídeos tontos de Tik-Tok, recetas de maquillaje en YouTube o dibujos animados japoneses les llevan, más pronto que tarde, a webs hipereotizadas o, directamente, al porno. Por no hablar de las teleseries.
Jordi Royo, director clínico de Amalgama7, avisa, citado por ABC, que "los efectos y las disfunciones emocionales que pueden ocasionar los impactos sexuales que recibe la población infantojuvenil y muy en especial, las secuelas que pueden ocasionar en los adolescentes, son muy peligrosos".
No es inocuo: cada vez es más dañino
"No son prácticas inocuas porque tendrá alguna afectación en la formación afectivo sexual de estos niños", insiste. Por ejemplo, los jóvenes pueden acostumbrarse a relacionar el sexo con tener dominada a otra persona, cosificarla, y si ve porno más violento, a pensar que la violencia forma parte de la actividad sexual normal.
"Internet no ha inventado la pornografía pero la ha catapultado, eso es evidente. Lo que les lleva a esta hipersexualidad son los teléfonos inteligentes que permiten ese consumo sin ningún control, antes de su uso masivo a edades tempranas que esto ocurriera era imposible", constata el experto.
La Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD) y Save the Children, advierten de que en España la visualización de pornografía se inicia entre los 8 y los 12 años. Sus estudios calculan que entre los 13 y los 17 años, siete de cada diez adolescentes españoles consumen pornografía con cierta asiduidad.
Save the Children detalla en su informe «(Des)información sexual: pornografía y adolescencia», que más de la mitad (53,8%) de la población adolescente visiona pornografía por primera vez entre los 6 y los 12 años.
La pornografía es un problema de salud, daña especialmente a los menores y podría limitarse mucho con leyes y decisiones firmes de las administraciones y las empresas.
Los chicos consumen casi el doble que las chicas
Los chicos ven casi el doble de pornografía que las chicas, pero también entre ellas crece el consumo. "Los chicos consumen pornografía porque «está diseñada para ellos» y las chicas se introducen en ella como método para «aprender» lo que se espera de ellas en sus relaciones sexuales» (gestos, posiciones, expresiones...)", explica el informe.
Según Jordi Royo, "aunque el visionado de pornografía está prohibido en España para los menores de edad, es notorio que desde los dispositivos electrónicos actuales es posible que los menores accedan a este tipo de contenidos con suma facilidad".
Que los móviles y otros dispositivos restrinjan mucho la pornografía es tecnológicamente factible, dice el experto. Si no se hace nada, denuncia, "es un tema de voluntad del Gobierno. Estamos hablando de salud mental». En Francia, señala, ya se empezó a ensayar "una especie de pasaporte digital, que hay que introducir y que determina la edad del usuario, por ejemplo".
¿De verdad vale la pena hacer leyes contra el porno? Este experto piensa que sí. "Deberíamos empezar por cambiar la norma. En el 82 fumaba todo el mundo y hoy se ha reducido significativamente el consumo de tabaco. Se ha producido un cambio cultural y eso hoy en día sería impensable si no hubiese existido una Ley". Por eso desde la Fundación Portal reclaman "una ley que regule el acceso de los menores a contenidos pornográficos o de violencia sexual".
Propuestas legales factibles contra el porno
En 2020, entrevistada por ReL, Carmen Sánchez Maíllo, profesora de Teoría del Derecho y una impulsora del Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad San Pablo CEU, también se mostraba a favor de usar las leyes para restringir al máximo la pornografía.
"En primer lugar, el esfuerzo contra la pornografía debe tener prioridad estatal y autonómica. En segundo lugar, hay que ir contra las plataformas de acceso gratuito y anónimo. Una medida eficaz sería obligar al usuario a asegurarnos de que se identifique con un nombre, correo, edad y un código de acceso. Al menos, tenemos que asegurarnos que no acceden menores de edad. Así acabaríamos con el porno en abierto y anónimo. En Reino Unido aprobaron recientemente una ley de verificación de la edad para acceder a páginas de pornografía. Las webs que allí no cumplen tendrán sanciones, bloqueos, cierres...", enumeraba.
"Otro paso es bloquear el acceso a webs porno de los ordenadores de instituciones públicas, de bibliotecas, ayuntamientos, escuelas, etc... También vale la pena prohibir toda publicidad de actividad pornográfica. Y desde el poder municipal se puede hacer bastante. Se pueden establecer normas municipales para que los locales y empresas ligados a la pornografía estén al menos a 1 kilómetro de centros escolares", añadía.
En España, la Plataforma Los 7000 lanzó en 2020 una campaña y un manifiesto para concienciar acerca de la necesidad de combatir la pornografía y reducirla al máximo a través de leyes y reglamentos. "La pornografía crea adicción y hace dependientes a las personas, especialmente los niños y jóvenes, que se habitúan a una vivencia enfermiza de la sexualidad", indica uno de los puntos del manifiesto (puedes leer aquí la noticia de ReL).
Y, por supuesto, siempre valdrá la pena formar a padres y jóvenes en educación afectivo-sexual, incluyendo advertir los riesgos para la salud de la pornografía y su fácil conexión con la adicción.
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