El director del Proyecto Nacional del Matrimonio (http://nationalmarriageproject.org) en la Universidad de Virginia, EEUU, W. Bradford Wilcox, ha denunciado varios mitos anticientíficos que quitan importancia a la figura paterna en la familia. Después de muchas décadas de investigación sociológica, los científicos sociales tienen una idea bastante clara de la importancia del padre varón.
Con datos científicos y varios estudios, Bradford refuta así, en Mercatornet, cinco de los mitos más extendidos contra la figura paterna.
Mito 1: "Muchos padres se quedan en casa ya a tiempo completo"
No: los padres que se quedan como responsables del hogar a tiempo completo son pocos. Los padres aún son los que mayoritariamente se encargan de llevar el sustento al hogar, como demuestra un estudio del Pew Research Center, que refleja que en Estados Unidos son los padres varones los que ganan dos tercios de los ingresos familiares.
Bradford apunta que la prensa aprovecha el día del padre para presentar como un fenómeno habitual historias de padres que se quedan en casa mientras las madres trabajan a tiempo completo. Sin embargo, las familias en las que ocurre esto son tan solo el 5%, según la Oficina del Censo Estadounidense. En 2017, este órgano oficial mostró que 267.000 de los 21 millones de padres casados y con hijos menores de 15 años se quedaron en casa. De estas 21 millones de familias, el 23% (4,96 millones) tenían una madre que se quedó en casa cuidando de los hijos.
Mito 2: "Casi todas las madres quieren repartir las tareas del hogar al 50% con los padres"
Otro mito que Bradford denuncia es el de aquellas mujeres que buscan un marido que divida su tiempo en un 50-50 entre el trabajo y la vida familiar. Es cierto que la mayoría de mujeres casadas y con hijos quieren que el padre haga su parte, pero no piensan que esta división tenga que hacerse en dos mitades iguales.
El Pew Research Center recoge que tan solo el 23% de las mujeres casadas y con hijos menores de 18 querían trabajar a tiempo completo, contra un 53% que prefería tener un trabajo a tiempo parcial y otro 23% que optaba por quedarse en casa.
Mito 3: "Los padres que cohabitan educan igual que los padres casados"
Varios expertos han demostrado que un 40% de niños de esta generación pasarán tiempo en una casa donde los padres solamente cohabitan, ya sea por no estar casados, o porque están separados.
Aunque la cohabitación y el matrimonio se pretenden mostrar como iguales a la hora de educar a los hijos, los estudios demuestran lo contrario. Sandra Hofferth, de la Universidad de Maryland y Kermyt Anderson, de la Universidad de Oklahoma, mostraron en un estudio publicado años atrás que los padres casados son significativamente más cariñosos y participativos con sus hijos que los padres que solo cohabitan. “El matrimonio per se confiere ventajas en términos de implicación que están más allá de las características de los padres que cohabitan”, concluían en el estudio.
El Mapa Mundial de la Familia de 2017 comprobó que los niños nacidos de parejas no casadas son dos veces más propensos a vivir una ruptura familiar antes de los 12 años que aquellos nacidos en un matrimonio.
Otro estudio realizado por Wendy Manning, de la Universidad de Bowling Green State, y Pamela Smock, de la Universidad de Michigan, demostró que el 50% de los niños nacidos de padres no casados verían romperse la familia antes de cumplir los 5 años. En cambio, tan solo el 15% de los niños nacidos de un matrimonio sufren esta experiencia.
Según los sociólogos Frank Frustenberg y Andrew Cherlin, esto ocurre porque para los papás el matrimonio y la paternidad son un “pack”, una misma cosa.
Mito 4. "A los niños no les importan las rupturas y lo llevan bien"
El mito del “buen divorcio” suele aparecer cada cierto tiempo en la prensa, según escribe Bradford, y se utiliza muy a menudo para justificar malos hábitos o adulterios. Así lo hizo Sandra Tsing Loh, periodista de The Atlantic, que justificó el divorcio con su marido (con el que llevaba casada 20 años), entre otras razones porque no podía sustituir “la imagen romántica de mi compañero (adúltero) transgresor con la de mi marido, más formal”. Loh explicaba también que sus hijos parecían estar “relativamente contentos” y “poco afectados” por el divorcio.
Sin embargo, los estudios muestran una tendencia muy distinta en los niños. Según una investigación realizada por Sara McLanahan, de la Universidad de Princeton, las niñas de padres divorciados son el doble de propensas a dejar la universidad, quedar embarazadas siendo adolescentes, y a sufrir de depresión o tener pensamientos suicidas. También son más propensas a divorciarse en el futuro.
Un divorcio más tardío, cuando los hijos son mayores, también tiene consecuencias. Según el Institute for Family Studies (Instituto de Estudios de la Familia), los divorcios generan en los hijos que ya son jóvenes adultos un sufrimiento oculto que puede afectar de por vida.
Mito 5. "El padre varón no es imprescindible para educar"
El último mito es que la figura del padre no tiene un papel central en la educación de los hijos. Según Bradford, este error está muy favorecido por los brillantes perfiles de madres solteras perfectas que se presentan en la prensa.
Con todo, trabajos como el del psicólogo Ross Parke indican que los papás son más tendentes a realizar juegos físicos con los hijos y a animarlos a sobrevenir las dificultades de la vida. El estudio demuestra también que los papás son más firmes a la hora de imponer disciplina.
Los hijos se benefician físicamente, mentalmente y emocionalmente de la forma de educar de los papás. El sociólogo David Eggebeen ha mostrado que los adolescentes que han tenido un padre implicado tienen menos posibilidades de sufrir depresión o caer en la delincuencia; además, desarrollan una relación con sus madres de mucha mejor calidad. “Lo que muestran estos análisis es que tanto las madres como los padres hacen contribuciones vitales para el bienestar del hijo adolescente”, concluye en su estudio.
Para terminar de recalcar la importancia de la figura paterna, Bradford cita un artículo de Charlotter Hilton publicado en Redbook, que señala como un padre implicado y afectivo es crucial en la educación de las hijas, y evita que acaben cayendo en desórdenes alimenticios o relaciones sexuales tempranas.