Ashlee Rickert y su esposo Josh son un joven matrimonio residente en el sur de Lakeville (Minnesota). A sus 34 años, Ashlee es oradora motivacional, y comparte con su marido una profunda fe católica, heredada de sus padres.
Ashlee tenía algo más de 20 años cuando se caso con Josh. En 2009, poco después de su matrimonio, supieron que pronto serían padres. La sorpresa inicial dio paso al dolor y la angustia cuando recibieron malas noticias: el hijo que esperaban padecía holoprosencefalia, una enfermedad con elevadas tasas de mortalidad.
Los cinco años que vivió el pequeño Levi se convirtieron en una escuela de amor para su familia: “Su dulce alma nos enseñó a abrir un poco más nuestro corazón, a amar profundamente y dar más de nosotros mismos a los demás para irradiar el amor y la luz de Dios”, explica Ashlee en The Catholic Spirit.
Mantener la esperanza en la adversidad
“Cada vez que me amenazaba el miedo, Dios me daba esperanza. La Iglesia era como una brújula que abrazaba mi corazón mientras navegaba por un mundo que trataba de introducir dudas en mi alma”.
Desde el primer momento, el joven matrimonio adoptó una actitud de esperanza. “Como madre joven, viví el sufrimiento y la alegría de caminar de la mano de una frágil vida. Nunca habría imaginado cómo este viaje podría tomar lo que parecía ser la más desoladora de las circunstancias y convertirlas en el viaje más hermoso de mi vida”, cuenta Ashlee.
Ashlee Rickert y su hijo Levi... él murió con 5 años, pero enseñó a sus padres a crecer en amor, fe y esperanza
Aferrarse a la fe y a Dios
“Cuando el mundo se ofreció a darme una salida a través del aborto, Dios se abrazó a mi corazón y encomendó un propósito a nuestras vidas que en aquel momento no podíamos comprender”.
“El niño que llevaba no era un cuerpo destrozado, sino un alma cuidadosamente creada que me fue dada para contar una historia”, explica.
“Viajé con un niño que nunca dijo una palabra, pero tocó el corazón de mucha gente. Él nunca dio un paso, pero dejó sus huellas a su alrededor”.
Una colección de fotos del pequeño Levi con su familia: hermanos, padres, abuelos...
La enfermedad, una escuela de amor
“A los ojos del mundo, este pequeño sería despedido rápidamente, pero cada día que pasó, observé que mi vida y la de los demás se transformaba en quienes debíamos ser”, detalla Ashlee.
Su hijo falleció en 2015. “Mi dulce Levi vivió 5 años. En su panegírico, pronuncié una oración que recé durante toda su vida: `Dios, concédeme un milagro, y si no, dame la fuerza para superarlo´, recuerda la joven madre. Durante toda la vida de Levi estuve pidiendo a Dios que cambiase mi circunstancia, cuando reamente Dios estuvo usando mi circunstancia para cambiarme a mí”.
Encontrar la belleza y sentido de cada momento
Ashley y Josh resumen lo aprendido con optimismo: “Dios sabe lo que necesitamos, nos ama infinitamente y anhela nuestra confianza. Cuando le abrimos nuestro corazón, nos da una alegría profunda e inquebrantable que llena nuestras vidas, nuestras almas y todo nuestro mundo”.
Actualmente, Ashlee es oradora motivacional. Imparte conferencias y cuenta su testimonio en su canal de Youtube. “Mi mensaje para los demás es simple”, explica: “Encuentra la belleza y el sentido en cada momento que Dios nos da. Si confiamos plenamente en Su plan para nosotros, podremos traer a Cristo a nuestras vidas y las de los demás”.
Ashlee puede hablar con quien lo necesite (en inglés) a través de su cuenta de Facebook
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