En Bélgica saben mucho de eutanasia, más que casi cualquier otro país. Quizá más que los nazis, que sólo aplicaron su eutanasia seis años, mientras que Bélgica lleva ya 18 años, desde 2002. Ya hay varias promociones de sanitarios belgas formados en la inquietante mentalidad eutanásica. Con una ley más detallada y amplia que Holanda, su "competidor" en el negocio, sus cifras no paran de crecer, siempre bajo la respetabilidad que da disfrazarlas con bata blanca.
Lo que era un tabú prohibido siempre a los médicos por el juramento hipocrático, ahora es en este país, rico pero envejecido, un trámite banal. Los supuestos controles superestrictos... ¿cuán estrictos son, si permiten que se triplique la demanda?
En un país acomodado de 11 millones de habitantes, medicina del siglo XXI, tecnología y sistema social avanzado... y en 10 años han pasado de matar 900 personas al año con eutanasia a matar casi 2.700. Es decir, el matar enfermos se multiplica por 3 entre 2010 y 2020. Y las cifras, en realidad, son falsas, porque muchas otras eutanasias no se notifican.
Las cifras aumentan año a año
Esta es la cronología por años (el informe detallado de 2019 aquí en francés) :
Año 2002: se legaliza la eutanasia, 24 eutanasias
Año 2003: 234
Año 2010: 954
Año 2011: 1.133
Año 2012: 1.432
Año 2013: 1.816
Año 2014: 1.928
Año 2015: 2.022
Año 2016: 2.028
Año 2017: 2.309
Año 2018: 2.357
Años 2019: 2.655
Además, se sabe que en 2019 al menos unos 450 eliminados (un 17%) no eran personas en estado terminal, es decir, no tenían enfermedades que les estuvieran acercando rápidamente a la muerte. Eso, en las cifras oficiales. Cabe suponer que en las eutanasias no declaradas hubiera muchos más.
Maestro de enfermeros denuncia la pendiente resbaladiza
Una de las voces que denuncia la pendiente resbaladiza de la eutanasia en Bélgica es Eric Vermeer, profesor de enfermeros, psicoterapeuta y especialista en cuidados paliativos y psiquiatría. Es muy interesante su aportación en el libro de expertos y testimonios Eutanasia, lo que el decorado esconde, recientemente publicado en español por Ediciones Sígueme. Este libro recoge las experiencias (y los maquillajes) del país más eutanasiador del mundo.
Eutanasia, lo que el decorado esconde: 200 páginas con testimonios
y análisis de 10 expertos con lo aprendido en Bélgica;
un libro ágil, testimonial y documentado que muchos médicos deberían leer
Vermeer conoce de cerca el dolor y a los enfermos en su vulnerabilidad.
"Como enfermero trabajé durante más de veinte años en el servicio de oncología y después en servicios paliativos. Docente y psicoterapeuta desde hace diez años, tengo la suerte de continuar trabajando con estudiantes de enfermería en servicios de cuidados paliativos y de psiquiatría, así como supervisando equipos de cuidados. Ético de formación, pertenezco a un comité de ética en un hospital neuropsiquiátrico. Estas ocupaciones me dan el impagable privilegio de encontrarme con pacientes al final de la vida o que sufren trastornos psíquicos, así como con personal sanitario y estudiantes que se enfrentan a situaciones difíciles, y, a la vez, el de revisar, en el comité de ética, situaciones clínicas de gran sufrimiento", explica.
Eric Vermeer denuncia lo que se esconde tras 18 años de eutanasias belgas
Un estudio muestra que la mitad de las eutanasias no se declaran
La ley de 2002 despenalizaba la eutanasia para hacerla visible. Pero la realidad es que han aumentado las eutanasias legales y las "alegales". En 2007 el British Medical Journal hizo un estudio al respecto titulado Reporting of euthanasia in medical practice in Flanders, Belgium, mostrando que sólo se declaran la mitad de los casos reales. Nadie lo refutó ni desautorizó y desde entonces no ha cambiado nada.
Eric Vermeer dice que a nadie le asombra: "va acompañada de emociones fuertes y de decisiones que a menudo se toman en caliente. Hace 5 años un médico llegó incluso a decir en el Senado que hacía mucho que él ya no declaraba las eutanasias y que no llamaba a otro colega para validar la petición de eutanasia como estipula le ley".
Vermeer se refiere al doctor Marc Cosyns, que así lo declaró en 2013 en una comisión de asuntos sociales y de justicia del Senado belga. No era un "siniestro personaje ilegal", sino un profesor de la universidad de Gante sin ningún reparo.
Con más de 20.000 casos de eutanasia legal declarados desde 2002, los supuestos "controles estrictos" llevaron sólo 2 casos conflictivos a los tribunales en 18 años. Los "controles" los realizan médicos eutanasiadores y partidarios de esta práctica. Lo que está claro es que los usuarios (es decir, los muertos) no se quejan tras el "servicio".
Los médicos belgas son muy ignorantes en cuidados paliativos
Vermeer denuncia que desde 2002 muchos médicos belgas han sido formados en cursos holandeses sobre eutanasia... y en cambio no han aprendido casi nada sobre paliativos y tratamiento del dolor. Esa generación mal formada, enseguida acude a la eutanasia. Al médico le duele (incluso en su orgullo profesional) ver que no sabe aportar más al enfermo... y su solución es favorecer librarse del molesto enfermo.
Los expertos que sí saben de paliativos dicen que el 95% de todos los dolores pueden ser aliviados... y, sin embargo, por dejadez, ignorancia, tacañería o cultura eutanásica un 65% de pacientes sigue muriendo entre dolores.
La sedación en buena ética no es eutanasia
Para el 5% de dolores intratables, la medicina moderna puede recurrir a la sedación, que no es matar, sino dormir al paciente (con capacidad de despertar más adelante si su salud lo permite). Los defensores de la eutanasia intentan confundir a la población y decir que todo es lo mismo, pero eso es parte de la propaganda eutanásica para ganar respetabilidad.
"La intención de la eutanasia es provocar la muerte, mientras que la de la sedación es aliviar uno o varios síntomas. La eutanasia procede a garantizar la muerte mediante inyección de un producto letal, mientras que la sedación administra sustancias médicas que han de ajustarse a la necesidad del paciente con evaluaciones rigurosas y regulares. El resultado de la eutanasia es la muerte, mientras que el de la sedación es una mejor calidad de vida", detalla este experto.
Según un estudio de 2011 citado en otro testimonio del libro (Palliative sedation, not slow euthanasia) se establece que de los enfermos admitidos en unidades de cuidados paliativos en Flandes sólo necesitaron sedación paliativa un 8%.
La banalización: los médicos ya la proponen para todo
La eutanasia en Bélgica al principio se vendía como un "último recurso" para estados terminales y dolores insoportables, pero ahora sirve para todo y los médicos e incluso enfermeras la proponen a personas vulnerables y deprimidas con gran ligereza. Si un enfermo cuenta sus penas afectivas o familiares a un sanitario, puede que enseguida le digan "pida la eutanasia".
Vermeer da algunos ejemplos reales belgas en su artículo:
- Una señora con cáncer grave, pero aún le falta mucho para la muerte; ella se queja de su marido alcohólico y sus hijas veinteañeras que no la visitan. El médico que la atiende le plantea: "¿dada su salud y situación familiar, no cree que la eutanasia podría ser la solución menos mala?"
- Una divorciada con depresión crónica ha intentado suicidarse tres veces; la enfermera psiquiátrica, cuando llega al hospital tras su último intento suicida, le dice "¿sabe que puede pedir la eutanasia?"; la suicida depresiva pide a la enfermera más información y ella le da los datos de una asociación de promoción de la eutanasia.
- Una señora mayor lleva años cuidada en una residencia; un derrame cerebral le acaba de dejar sin habla, aunque está consciente; un auxiliar, en una reunión de evaluación del equipo que la cuida, comenta con naturalidad: "¿no podemos proponerle la eutanasia a esta mujer? Está muy disminuida tras ese ataque"
En Bélgica, tras 18 años matando enfermos, cuando un paciente llora
contando sus penas, cualquier sanitario puede recomendarle la eutanasia
En teoría, los médicos y enfermeras que proponen la eutanasia incurren en una total ilegalidad. En la práctica, se hace continuamente porque, después de todos, es informar de una cosa legal que existe y ofrece el Estado.
Otros médicos no la proponen, pero tampoco exploran alternativas (paliativos, tratamiento psiquiátrico, atención a la soledad o la tristeza, mejor analgesia) para quien la piden. "En cuanto me piden la eutanasia, los remito a la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente", dicen algunos estudiantes de Vermeer.
Con cada eutanasiado, 13.000 dólares de ahorro
¿Cuánto puede ahorrarse un país eliminando a sus enfermos? Unos investigadores canadienses hicieron cuentas en un estudio publicado en enero de 2017 llamado Cost analysis of medical assistance in dying in Canada : calculan que cada persona eutanasiada ahorra 13.000 dólares al sistema sanitario. Si se eutanasian unos 10.000 canadienses al año (sólo les falta decir "bien escogidos") el sistema ahorra 130 millones de dólares.
Estos investigadores recuerdan que los moribundos son muy caros. En la región de Manitoba, detallan, un 1% de la población es "culpable" de un 20% del gasto sanitario: son aquellos que están en sus últimos (y caros) seis meses de vida.
El coladero del sufrimiento psíquico
En 2001, cuando se debatía la ley belga de eutanasia, la Comisión de Justicia que la promovía aseguraba que "el solo sufrimiento psiquiátrico del paciente nunca podrá conducir a la eutanasia, los pacientes con demencia o trastornos psiquiátricos no caen en el campo de aplicación de la ley" (en el llamado Informe de Descheemaecker de la Comisión de Justicia).
Pero en el informe de 2014-2015 ya se registró legalmente que se eutanasió a 108 personas por depresión, demencia en fase precoz, trastorno bipolar, esquizofrenia, anorexia...
Es otro ejemplo de la pendiente peligrosa: la norma que se prometía estricta ahora acepta eutanasiar deprimidos (y suicidas).
Casos psiquiátricos para pensar
En 2012 fue eutanasiado en prisión un detenido psiquiátrico de 48 años... no está claro si recibió atención psiquiátrica adecuada.
Vermeer cuenta el caso de una mujer que se salvó por los pelos. Laura, 24 vaños, con depresión crónica, pide la eutanasia. Tres médicos dicen que tiene "sufrimiento psíquico irreversible". Pasa el mes que exige la ley, llega el médico para eutanasiarla y ella dice que no, que ya no desea morir.
Vermeer, como otros expertos en salud psíquica, sabe que el concepto "sufrimiento psíquico irreversible" es científicamente muy problemático.
Además, la ley pide ser "capaz y consciente" para pedir la eutanasia... ¿es "capaz y consciente" un deprimido o un psicótico?
Otro caso que cuenta Vermeer: una chica bipolar falla en su segundo intento de suicidio y el médico de guardia le sugiere hacerse eutanasiar. La chica monta en cólera: "¿es que no ve usted que no soy más que una mierda? ¡Mis padres adoptivos me han rechazado y estoy sola en el mundo!"
Sus intentos de suicidio eran llamadas de socorro. Pero ¿y si hubiera sido más depresiva, y se hubiera dejado llevar a la muerte en una fase apática?
Otro caso: Gilberte, con enfermedad de Huntington, pide la eutanasia; dejan pasar el mes que dice la ley y la llevan a un hospital eutanasiador. Cuando llega el momento del acto, sufre una crisis de angustia, rechaza que la toquen y dirá después al médico: "mis hijos son quienes me convencieron de que yo ya no tenía calidad de vida..."
También comenta el caso de Nancy, una mujer a quien su madre no quería y le repetía continuamente "ojalá hubieras sido un chico". Nancy Verheist se hizo un cambio de sexo, pasó a declararse "Nathan", pero su madre aún seguía sin quererla. Así que Nancy pidió la eutanasia, y el Estado belga, en vez de atender sus problemas psico-emocionales, se encargó de eliminarla médicamente en 2013. El Estado no es muy bueno generando amor, pero matar le resulta fácil.
El duelo por la eutanasia es peor, no da paz
Vermeer cuenta a menudo -en este artículo, en conferencias y vídeos- el caso de una enfermera cuyo marido con cáncer terminal le pidió que le eutanasiara pero sin decirle la fecha ni el momento. Él ya tenía una vía puesta para inyecciones, y un médico pasaba cada día para inyectar medicinas. Esta mujer dijo a Vermeer, llorando:
"Mi marido fue eutanasiado y ni siquiera estoy segura de que encajara en las condiciones de la despenalización. Sufría, es verdad, pero los medicamentos lo aliviaban. Durante muchos días estuve preguntándome cuál sería el día adecuado para darle muerte, pero no podía siquiera hablar de ello. Finalmente, el médico y yo acordamos una fecha, pero como le había prometido no comunicárselo no pude ni siquiera decirle 'te quiero' o 'gracias'. El día de su eutanasia nos morimos los dos; él físicamente y yo psicológicamente".
Vermeer afirma que "parece cada vez más evidente que el proceso de duelo es mucho más difícil cuando se ha dado la muerte intencionadamente. Cuanto más natural es la muerte, más lo es también el proceso de duelo. En el futuro hablaremos del síndrome del superviviente aplicado a los allegados que sobreviven a la eutanasia de un familiar. Son muchos los sentimientos de culpa que se declaran en los grupos de apoyo a personas en duelo".
El comentario de un filósofo
Vermeer, formador de enfermeros, explorador del dolor de los enfermos psíquicos u oncológicos, finaliza su texto con una cita de 1970 del biólogo e historiador de la ciencia Jean Rostand , agnóstico, pacifista y provida.
"Esta sociedad higienizada, saneada, esta sociedad sin desperdicios, sin imperfecciones, en la que los normales y fuertes se beneficiarán de todos los recursos que hasta ahora absorben los anormales y los débiles, esta sociedad enlazaría de nuevo con Esparta y encantaría a los discípulos de Nietzsche. De lo que no estoy seguro es de que mereciera aún ser considerada una sociedad humana", escribió en Le courrier d'un biologiste.
Comentarios de 7 minutos de Vermeer sobre lo que ha visto acerca de la eutanasia en Bélgica; se pueden activar subtítulos buenos en español