El documento de trabajo del “camino sinodal” de los obispos alemanes que se votará el próximo mes propone redefinir el matrimonio como una de las muchas formas de “vivir el amor y la sexualidad”, según explica el periodista Martin Bürger, de LSN.
El documento de cuatro páginas dice que “la apertura para la transmisión de la vida no es decisiva para cada acto [sexual] individual, sino que debe afirmarse en el curso general de una asociación vinculante y de largo plazo”. Sin embargo, el Catecismo de la Iglesia Católica, por su parte, se refiere a la encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI, que enseña que “la Iglesia al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial (quilibet matrimonii usus) debe quedar abierto a la transmisión de la vida” (n. 11). Una doctrina que el Catecismo de la Iglesia Católica confirma pues reafirma la conexión inseparable, establecida por Dios, que el hombre por su propia iniciativa no puede romper, entre el significado unitivo y el significado procreador, ambos inherentes al acto matrimonial.
Redefinir el concepto “fertilidad”
El documento intenta redefinir “el concepto de fertilidad” para incluir no solo “la apertura a una nueva vida”, sino también “una dimensión social y personal”. En consecuencia, “las parejas del mismo sexo y otras parejas que no pueden dar a luz a una nueva vida tienen el potencial de una vida fértil”.
Además, basándose en el principio de que “la dignidad del hombre es inviolable”, los redactores del documento “consideran la autodeterminación personal... vivida en libertad cristiana como el principio central de orden para la configuración de la sexualidad humana. Esto significa que las personas pueden decir ‘no’ a los actos sexuales no deseados y ‘sí’ a una relación con una pareja responsable elegida por ellos mismos”.
El documento no aclara que, según la enseñanza católica, un hombre puede elegir solo a una mujer, y viceversa, en el matrimonio, para dar forma a la sexualidad humana, pero en cambio sí dice que “vemos el matrimonio como la forma preferida, pero no la única, de vivir el amor y la sexualidad en una relación”.
“Honramos las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género de las personas, así como sus relaciones de pareja a largo plazo, fieles y exclusivas”.
Sobre la masturbación
Cabe destacar que el documento no comenta nada sobre la masturbación. Un pasaje sobre esa acción en particular fue parte del primer documento de trabajo para el camino sinodal el año pasado, afirmando que la “experiencia gozosa del propio cuerpo también puede significar un enfoque responsable de la propia sexualidad”.
En este caso, señala el Catecismo, “tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado” (2352). El uso deliberado de la facultad sexual, por cualquier razón, fuera del matrimonio es esencialmente contrario a su propósito: “El goce sexual es buscado aquí al margen de la relación sexual requerida por el orden moral; aquella relación que realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de un amor verdadero” (2352).
No está claro por qué se eliminó una mención explícita de la masturbación. Sin embargo, la afirmación de que no todos los actos sexuales tienen que estar abiertos a la vida podría interpretarse de tal manera que incluya el uso de anticonceptivos y masturbación.
Los miembros de la vía sinodal, incluidos todos los obispos y decenas de miembros laicos nombrados por el Comité Central de Católicos Alemanes y otras organizaciones, votarán el lenguaje del documento sobre sexualidad el 4 de septiembre.