La inversión y el ahorro son materias en torno a las que giran creencias populares que no son ciertas, también entre los católicos. Hay que analizar y desmitificar algunas opiniones extendidas por la sociedad que dificultan al pequeño y mediano ahorrador rentabilizar de manera óptima su dinero. De esto depende, además, que nuestros ahorros puedan ser invertidos en causas nobles que reporten un bien a toda la sociedad.

En la actualidad, vivimos en una época en la que impera el horizonte cortoplacista y la inmediatez, donde el "aquí y ahora" parecen ser la tónica general de nuestra sociedad. Algo que perjudica de alguna manera aquellas inversiones que podrían ser más éticas

"Se debe cambiar de mentalidad y pensar a largo plazo, no únicamente en el presente, donde las necesidades del día a día nos invaden haciendo perder esta perspectiva", asegura María Vázquez, consejera delegada de GFED Agencia de Valores.

GFED es una agencia centrada en el medio y largo plazo, pero sobre todo en inversiones con alma, que tengan impacto y cumplan con los más altos estándares éticos, especialmente la Doctrina Social de la Iglesia.

Los seis mitos sobre la inversión y el ahorro a largo plazo:

1. La inversión es solo para ricos:

Es una de las falacias más extendidas, ya que en la medida de lo posible todas las personas pueden destinar una partida, por pequeña que sea, al ahorro, y después invertir ese ahorro en un bien personal y social superior. Es decir, es cuestión de organizarse y planificar una estrategia de inversión que nos ayude para el futuro.

Los ricos pueden incluso permitirse no invertir, ya que les sobra el dinero, mientras que el resto tiene que esforzarse para invertir de la forma más adecuada para llegar a los objetivos marcados. De hecho, las agencias de inversión ética no buscan ricos, sino gente que quiera ahorrar con principios, aunque no sean grandes importes.

María Vázquez, CEO de Gestión Fondo Endowment (GFED), y Antonio Ramírez, Director de Fundraising y Consultoría de GFED.

2. No se puede rescatar el dinero en la inversión a largo plazo:

Una de las creencias más comunes en cuanto a la inversión a largo plazo es la imposibilidad de rescatar el dinero en el momento que quiera el inversor. En los planes de pensiones convencionales, por lo general, no es posible rescatar de forma anticipada los ahorros, pero los fondos de inversión permiten disponer del dinero cuando el inversor quiera, lo que supone una gran ventaja para los ahorradores frente a cualquier imprevisto.

3. No es necesario ahorrar porque tenemos asegurada una pensión de jubilación por parte del Estado:

La progresiva reducción del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, popularmente conocida como la "hucha de las pensiones", abre la posibilidad de tener que reaccionar con medidas de emergencia. Un criterio óptimo para abordar el futuro económico es diversificar la entrada de ingresos con varios pagadores. Una opción eficiente es complementar la pensión pública con un plan de inversión privado, que permitirá tener dos fuentes de ingresos (el Estado y el plan privado) para tener más tranquilidad.

4. Es más seguro tener los ahorros en un depósito que invertirlos en un fondo de inversión:

La falta de cultura financiera de una gran parte de la sociedad hace que esta opinión siga siendo muy frecuente. Tu inversión en un fondo de inversión está siempre protegida. La razón es que, a diferencia de las cuentas y depósitos, los activos en los que invierten no forman parte del balance del banco, sino que se encuentran custodiados aparte, en una entidad depositaria.

Además, la normativa de los fondos de inversión impone una serie de límites a la hora de construir las inversiones, lo que asegura que están diversificadas y, entre otras cosas, no haya una excesiva concentración a un emisor determinado. En el caso del depósito, el inversor está totalmente expuesto a un único emisor, por lo que el riesgo está más concentrado.

5. No puedo hacer nada para que mis ahorros sean más rentables:

Si se pueden hacer cosas, lo primero y es fundamental, es que el inversor se informe sobre dónde mete su dinero y exija una rentabilidad a sus ahorros. Dependiendo del plazo y del nivel de riesgo que se asuma, se debe obtener una recompensa adecuada. Un riesgo medio, debería pagar entre un 5% y un 7% anual. Con un 7% al año, en 10 años, se dobla tu dinero. El ahorrador debe exigir que sus inversiones crezcan y sean cada vez más rentables.

6. Al final no se dónde se invierten mis ahorros, y si esa inversión se corresponde con mis creencias y valores:

Es cierto que la mayoría de los fondos invierten en otros fondos, o replican índices, que a su vez vuelven a invertir en fondos. Pero sí es posible hacer un análisis profundo que asegure que tus ahorros no van a financiar a compañías o países que no entran en tu modelo ético: empresas de armamento, de productos o servicios que generen adicciones, que utilicen células madre embrionarias, que utilicen trabajo infantil, produzcan fármacos abortivos, o los países que practican la pena de muerte, no tengan legislaciones en defensa de los trabajadores, etc. Con tus inversiones puedes y debes defender tus valores.

Puedes obtener más información sobre cómo invertir tus ahorros de forma ética en este enlace.