La armonía en el hogar es de las virtudes que, como cristianos, más se deberían fomentar. La convivencia entre las diferentes personalidades y caracteres que conforman la familia requiere, muchas veces, de grandes dosis de comprensión, misericordia, prudencia, etc. Una actitud que debe comenzar por cada miembro, cultivando su paz interior, para, después, favorecer una atmósfera agradable al resto. La web Crosswalk ha enumerado una lista de nueve consejos prácticos para hacer del hogar un espacio para la paz.
Mantener el orden
El caos y la confusión son lo opuesto al orden. Según 1 Corintios 14:33 , "Dios no es un Dios de confusión sino de paz". Mantener la organización en el hogar ayuda a que reine la calma, disminuya el estrés, se cree un lugar más seguro y se abran las puertas a los de fuera.
Pero, para mantener el orden, se necesita un poco de trabajo entre todos los miembros de la familia. Puede ser útil, por ejemplo, tener un fin de semana al mes para hacer juntos una limpieza en profundidad y, luego, disfrutar de la recompensa con una actividad o salida especial. Eso generará espíritu de equipo y orgullo en el hogar. El objetivo debe ser crear cierta comodidad sin caer en la obsesión.
Reducir la rivalidad
La rivalidad entre hermanos puede provocar discordia, mientras que el favoritismo de los padres, a veces, causa conflictos y dolor. Una familia necesita unidad y que todos sus miembros se sientan cuidados. Una de las mejores maneras de fomentar la unidad es rezando unos por otros.
Cada persona puede rezar por el que tiene al lado, pidiendo por una preocupación suya y agradeciendo a Dios una maravilla. Así, los hijos se pueden unir más unos con otros a través de la oración. Con este método, se hace un seguimiento de las oraciones, para ver cómo Dios responde en la vida del otro miembro. Este sistema logra que los hijos no sean celosos con las bendiciones que cada uno recibe.
Otras formas de reducir la rivalidad puede ser satisfacer las necesidades de atención de cada hijo, por ejemplo, elogiando a cada niño diariamente, llenándolos de afecto, evitando las comparaciones y escuchando realmente a cada uno de ellos cuando habla.
Resolver conflictos
La paz no es la ausencia de diferencias o conflictos sino aprender a manejarlos con calma y buscando soluciones beneficiosas para todos. Para fomentar la paz en el hogar es necesario tener sabiduría. En Lucas 12:13-15 , Mateo 22:15-40 y Lucas 23:34 se puede ver cómo Jesús abordó los conflictos.
Estas podrían ser algunas ideas para solucionar conflictos en el hogar:
-Reunirse en un lugar neutral cuando todos los miembros estén tranquilos.
-Permitir que cada persona involucrada tenga la oportunidad de compartir su posición.
-Discutir lo que es egoísta y lo que es apropiado.
-Estar dispuesto a ser flexible y a orar para que Dios sea el que guíe a la familia.
-Lluvia de ideas sobre posibles soluciones, que sean buenas para todas las partes.
-Enumerar los pros y los contras de cada solución propuesta.
-Perdonarse unos a otros.
-Lista de compromisos que puedan ser necesarios.
-Elija una solución y fije una fecha para evaluar cómo está funcionando.
-Evaluar el resultado en la fecha establecida.
Comprender las diferentes personalidades
Para establecer la paz en el hogar antes sería bueno tener claro cuáles son las personalidades de cada miembro de la familia. En este punto, es importante, no confundir con posibles trastornos de personalidad, como un narcisista, que no tiene empatía y necesita ayuda profesional.
Estos son los rasgos de las personalidades más extrovertidas y cómo se les puede beneficiar:
Suelen ser juguetonas y aman la extroversión. Les encanta estar cerca de las personas y acaparar su atención. Esta persona es una animadora natural, pero es muy habladora y tiene dificultad para cumplir sus promesas. Una persona que quiera mantener la paz podría darle más atención y elogios, y recordarle que sea agradecido con los demás. Se podría, por ejemplo, dejar que este niño ayude a planificar las actividades de los cumpleaños.
A estas personas, también, les gusta establecer metas y dirigir a todos. Pueden parecer mandones y olvidarse de expresar aprecio, pero captan las ideas rápido, trabajan duro, se convierten en grandes triunfadores y son líderes naturales. A los más extrovertidos se les puede dar más responsabilidades, como puede ser planificar una actividad familiar o dar clases particulares a un hermano.
Pero, los miembros más introvertidos también tienen sus necesidades particulares:
Las personas más introvertidas prefieren quedarse en casa, son pensadores tranquilos y reflexivos, que luchan por la perfección. Pueden obsesionarse con problemas o tareas, ser sensibles a los comentarios y guardar rencor. Pero también son naturalmente analíticos, artísticos y se toman tiempo para tomar decisiones. Necesitan ser alentados a perdonar a los demás. Es bueno darles tiempo adicional para las tareas, sugiriéndoles que comiencen a prepararse antes que los demás y permitiéndoles tener su propio espacio.
También es bueno que se les agradezca las ideas que aportan y escogerlos para trabajar en los detalles más pequeños de una actividad. Este tipo de persona se estresa más fácilmente, así que le debe ayudar a encontrar lo que más les tranquilice. Ellos, además, son pacificadores naturales, con un gran sentido del humor y empatía. Así, como excelentes negociadores que ayudan a alcanzar la paz. Con ellos se pueden usar incentivos, como tiempo extra para que se relajen, motivarles para la acción, elogiarles y pedirles consejo sobre cómo mantener la paz en el hogar.
Programar actividades
Es bueno colgar un calendario para anotar citas y actividades. Para familias más grandes, se le puede asignar un color a cada persona y escribir sus tareas en ese color. Un solo vistazo le mostrará qué persona tiene cada día ocupado.
Es bueno establecer siempre metas y hacer planes para las vacaciones familiares. Se debe dejar que cada miembro dé su opinión sobre lo que le gustaría hacer de especial. Eso les hará esperarlas con ansias.
Respetar a todos
Si alguien menosprecia a otra persona, se le debe recordar que esa persona es amada por todos y que es importante, porque fue Dios el que la puso en esa familia.
Se tiene que impedir cualquier comportamiento irrespetuoso de palabras o acciones, ya sea tomar los artículos personales de alguien sin preguntar o insultar a los demás. Una familia que busque la paz debe fomentar que los niños se concentren y escuchen a la persona que habla.
Reducir el estrés
Cada miembro de la familia canaliza de una manera distinta el estrés. Las reacciones varían desde rabietas, lloros, esconderse o, incluso, una agresión pasiva. Es bueno siempre comprender bien cuáles son los factores estresantes.
Estos podrían ser algunos consejos:
-Cuando se estresan por no hacer algo lo suficientemente perfecto se deben bajar las expectativas y estar agradecidos por lo que se hace bien.
-Dejar que la persona con una rabieta se vaya sola a un lugar para calmarse. Esto reduce la necesidad de atención. Ayudar al niño a manejar el detonante de ese enfado y a no responder a él. Es bueno fomentar que la persona se prepare para evitar el problema con anticipación, como comprobar que la ropa que uno va a necesitar esté lista para ese día.
-Cuando los planes cambian, o alguien los frena, es bueno ayudar a los hijos a ser indulgentes. Es interesante poder fomentar los planes alternativos por si algo falla.
-Algunas personas necesitan hablar las cosas cuando están estresadas, mientras que otras necesitan estar solas para pensar las cosas. Se debe fomentar según convenga a cada uno en cada momento.
-Es bueno reírse y ayudar a las personas a relajarse. Se pueden contar chistes, historias divertidas o disfrutar juntos de una película.
-El ejercicio siempre es una buena herramienta. Eso puede incluir ejercicios de respiración, para disminuir el ritmo cardíaco, así como caminar para aumentar las endorfinas que hacen que una persona se sienta más feliz.
-A algunas personas les gusta escribir en un diario o dibujar para aliviar el estrés. A otros les gusta la música o la naturaleza para relajarse.
Enfocarse hacia afuera
Para fomentar la paz en un hogar es necesario, a veces, mirar hacia afuera. Siempre es bueno ofrecerse para servir a los demás. Por ejemplo, turnándose para hacer o llevar la cena hasta la mesa. Se puede pedir, también, ayuda con una tarea y después elogiar a los ayudantes.
Pero esta actitud debe ir más allá de las paredes de la propia casa. Se puede proponer a los hijos que ayuden a un vecino o a una madre soltera con el cuidado de sus hijos. Ofrecerse como voluntario para hacer bocadillos para personas sin hogar. O, fomentar que los niños renuncien al postre, y con ese dinero comprar comida para un banco de alimentos. Cuando los miembros de la familia experimenten la alegría de darse a los demás, en el hogar reina la paz.
Hablar con sinceridad y apertura
Cuando haya un problema, como la pérdida de un trabajo o la enfermedad de un miembro de la familia, se puede organizar una reunión para hablar de lo que está sucediendo. Los niños sentirán que son parte de la solución, si están informados y pueden hacer sugerencias para ayudar. Estarán, además, dispuestos a reducir sus actividades si entienden la necesidad.
Discutir las decisiones en familia fomenta el espíritu de equipo. Además, se debe estar abierto a escuchar los deseos de los hijos. Porque comprometerse les da habilidades para tomar decisiones y les permite saber que su voz es importante.