La Dra. María Victoria Mena es médico ginecólogo pionera en dedicar su consulta al estudio de Naprotecnología. Tiene la doble titulación de Monitora del Modelo Creighton y Médico Consultor de Naprotecnología. Ejerce esta especialidad desde el año 2014, y en esta entrevista explica, entre otras cosas que “el mérito de la Naprotecnología radica en que es un proceso cien por cien médico. La naturaleza del acto médico consiste en diagnosticar las causas subyacentes a los problemas que nos plantean los pacientes, y tratarlas atendiendo a las causas. Es un proceso que respeta completamente la naturaleza de las personas y de los hijos por concebir, así como la naturaleza del acto conyugal. Por eso es natural”.

Dra. María Victoria Mena

La Naprotecnología llegó a España hace ya seis años. ¿Por qué es tan poco conocida y sin embargo en otros países es una técnica mucho más empleada?

- En realidad, aún es una disciplina poco conocida en los países de nuestro entorno, excepto en Polonia. Tanto en Francia, como en Alemania, Suiza o España, el número de médicos que ejercen esta modalidad de la Medicina Procreativa a tiempo completo es muy escaso. Eso hace que el número de pacientes atendidos aún no sea elevado. Por otra parte, todos los avances en la Medicina requieren de muchos años para asentarse, para poder hacer estudios serios que avalen los resultados, para poder participar en foros científicos e intercambiar experiencias. Sin duda llegará, pero aún estamos dando los primeros pasos y somos muy pocos.

- ¿En qué se basa la Naprotecnología?

- Naprotecnología significa “Tecnología de la procreación natural”. Se trata de Medicina Procreativa basada en el reconocimiento del ciclo menstrual, preferentemente mediante el Modelo Creighton, para diagnosticar y tratar las causas de los problemas de salud femenina. Aunque también empleamos otros (Sintotérmico, Billings…) si la paciente ya era usuaria de alguno de ellos antes de empezar el proceso. La gráfica de fertilidad es como “el mapa de carreteras” que ayuda a orientar adecuadamente cuando realizar los estudios y aplicar los tratamientos, de modo que se facilita y mejora el proceso ovulatorio, o se reconoce el mejor momento del ciclo para intentar un embarazo.

El Dr. Hilgers, diseñador del Modelo Creighton

 

- ¿Qué tratamiento utiliza?

- En realidad, lo primero es realizar un diagnóstico de las varias causas que están interfiriendo con la fertilidad de una persona o de una pareja. En función de los resultados, se acometen varios tratamientos simultáneamente, dirigidos a intentar normalizar cuanto antes la situación, y que la fecundación ocurra de manera natural. Es decir, si encontramos en una paciente una resistencia a la insulina, una intolerancia alimentaria, un hipotiroidismo, un defecto vitamínico y una infección, ponemos tratamiento de entrada con medicamentos, dieta, hormonas, suplementos y antibióticos. Es frecuente tener pacientes con seis u ocho condiciones diferentes, unas más serias que otras. Priorizamos los tratamientos cuando es necesario, si son demasiados factores los que encontramos de entrada.

- La Naprotecnología es, por tanto, un método cien por cien natural, ¿qué retos plantean otras técnicas de reproducción asistida?

- En realidad, el mérito de la Naprotecnología radica en que es un proceso cien por cien médico. La naturaleza del acto médico consiste en diagnosticar las causas subyacentes a los problemas que nos plantean los pacientes, y tratarlas atendiendo a las causas. Es un proceso que respeta completamente la naturaleza de las personas y de los hijos por concebir, así como la naturaleza del acto conyugal. Por eso es “natural”. En cuanto a los tratamientos, empleamos técnicas comunes, como cirugía, hormonas, vitaminas y algunos suplementos o dietas.

» La diferencia con otras técnicas de reproducción se basa, por una parte, en que la mayoría de los diagnósticos de la infertilidad que se dan en centros de reproducción artificial entran en la categoría de “origen desconocido” y, por lo tanto, no pueden tratar las causas. No se hace un gran esfuerzo por llegar a la raíz de los problemas, sino que se recurre a una técnica “puente”, que soslaye aquello que dificulta la concepción, intentando “producir” un embarazo, sea como sea. Por lo tanto, no se respeta ni la naturaleza del acto médico, puesto que no se buscan ni eliminan las causas que están produciendo la infertilidad; ni se respeta la dignidad de las personas, a los que frecuentemente se les obliga a realizar actos contrarios a la moral y a la dignidad humana para obtener ciertas muestras biológicas; ni se respeta la naturaleza del acto conyugal, dado que se sustituye por un acto técnico en laboratorio, en el que no participan los progenitores, que quedan reducidos al papel de “donantes de gametos”.

- Entonces, la Naprotecnología va más allá de la posible infertilidad haciendo descubrir a la pareja cuál es su situación con una visión más amplia de la persona que la simple infertilidad. Resuelve mucho más que el tener o no hijos, ¿verdad?

- Efectivamente. Nosotros buscamos dar una respuesta objetiva a los problemas de salud que afectan a la pareja con infertilidad. Muchas veces son malos hábitos, estrés excesivo, falta de sueño, vivir contrarreloj... Todo esto termina por desgastar la salud, es inevitable. ¡Ningún mecanismo puede funcionar al 120% de su capacidad sin estropearse! Y eso es lo que esta sociedad está exigiendo a muchos de sus miembros. Si el organismo no puede abarcar todas las exigencias que se le plantean, suprime funciones que no le resultan vitales, como la fertilidad. Otras veces también encontramos patologías serias, que requieren una intervención médica concreta y eficaz para recuperar la salud de la persona. En general, en pocos meses, la mayoría de las personas en estudio y tratamiento mejoran sensiblemente. Aunque algunos problemas no se pueden solucionar solo con medicinas, requieren un profundo cambio en la mentalidad de la persona y sus hábitos o estilo de vida.

- Y dentro de este proceso de acompañamiento a la pareja, ¿qué pasos dan los médicos con ellos?

- Nosotros nos centramos en hacer una historia clínica muy detallada, en la cual afloran algunas cosas de la persona de las que ellos mismos no eran conscientes. Escuchamos primero, y nos centramos en el estudio y tratamiento de los problemas médicos. Procuramos crear un ambiente de confianza, dedicando tiempo a aclarar conceptos en relación con las gráficas, en relación con las pruebas y tratamientos. Intentamos que ambos cónyuges profundicen en el conocimiento del ciclo fértil femenino y admiren su precisión y la belleza de su función. Nos esforzamos por rebajar el estado de ansiedad en que se encuentran muchos de ellos, y nos volcamos en ayudarles a mejorar en su salud y a cuidar de ella en el futuro. Ellos son conscientes de que hacemos todo lo que nos resulta posible, y sienten con alivio que son tratados con respeto, después de un camino de mucho sufrimiento e incomprensión por parte de los profesionales que les habían tratado previamente, en muchos casos.

- Nuestra sociedad siempre ha mirado de forma ‘extraña’ a los matrimonios que no tiene hijos: ¿está preparada nuestra para entender que la ‘infertilidad’ es fruto de muchos factores que atendiendo a la persona en su integridad pueden resolverse?

- Más le vale a nuestra sociedad prepararse para ello, porque es la dirección en la que se mueve. La fertilidad no es un bien apreciado, sino todo lo contrario. Se desprecia a las familias numerosas, se promociona la falsa idea de que las mujeres pueden hacer con su cuerpo lo que gusten, se promueve masiva e indiscriminadamente el uso de anovulatorios para casi cualquier patología ginecológica desde la adolescencia, se anima a las mujeres a retrasar sus embarazos, haciéndoles creer que podrán lograrlo cuando ellas lo deseen, se dificulta la conciliación de la vida familiar con la laboral, se intimida a las mujeres en edades fértiles con la pérdida del puesto de trabajo en caso de embarazo... Nuestra sociedad moderna camina hacia el suicidio, a causa del falso bienestar prometido.

» Por otra parte, también la Medicina moderna está cambiando su paradigma, y está pasando de investigar y tratar las causas, a ignorarlas y dar tratamientos sintomáticos, sin profundizar en exceso. Es algo que afecta a todos los ámbitos de la Medicina, desgraciadamente. A pesar de los avances científicos, cada vez hay menor empatía con el paciente. Muchos médicos se están convirtiendo en técnicos, y eso es malo para todos.

- Con todo, la Napro no garantiza el hijo deseado... ¿Es esto un hándicap de esta técnica? ¿Los métodos artificiales lo garantizan?

- Me temo que la vida y la salud no se pueden garantizar. Se pueden garantizar una lavadora o un televisor, no una persona. Nosotros somos conscientes de ello. Lo que sí podemos garantizar es el esfuerzo de una investigación metódica, profunda, seria, aplicando todos los recursos médicos disponibles para intentar mejorar el estado de salud físico y mental de nuestros pacientes. No conseguir un hijo en todos los casos no es un hándicap, es algo inherente a la vida humana. Muchos de los embarazos en la Napro se dan en pacientes que fracasaron anteriormente con técnicas de reproducción artificial.

La Dra. Mena, en el primer Encuentro Napro de España, en la Universidad Francisco de Vitoria, de Madrid

- ¿Qué pasa cuando las parejas, a pesar de los estudios pertinentes, descubren que realmente no hay posibilidad de tener hijos?

- Hacen su duelo, lógicamente. Pero les queda la tranquilidad de que ellos han puesto todo de su parte, sin comprometer sus conciencias. Les queda paz en la mayoría de los casos, y se encuentran al final del proceso con una relación matrimonial reforzada, no debilitada, como en muchos casos de parejas que recurren a técnicas artificiales.

- ¿Cuántas parejas se estima que se han atendido en España y cuántos embarazos se han obtenido?

- Sabemos que más de 3.000 matrimonios han pedido información, pero determinar cuántos matrimonios han pasado o están en consulta es más complejo. Hay matrimonios que necesitan diez meses de seguimiento y otros ya han superado los tres años en consulta. Por otro lado, los matrimonios que abandonan a los seis meses, tal vez no deberíamos contabilizarlos, pues necesitamos un tiempo mínimo para considerar suficiente el estudio. Hasta hace un año solo éramos dos médicos en España ejerciendo Naprotecnología a tiempo completo. Hace un año se formaron 8 médicos más, de los que no conocemos sus datos. En junio superamos los 200 embarazos y ya habían nacido más de 100 niños. Esta es la información que manejamos la Dra. Marcos, en Getafe, y yo misma en Zaragoza.

- El congreso de este año de la Asociación Española de Naprotecnología está dedicado a los jóvenes sobre la importancia de conocer el ciclo menstrual como camino hacia la fertilidad. ¿Las parejas jóvenes están preocupadas por estos problemas o solo a las que tienen problemas para concebir?

- Desgraciadamente, nuestra sociedad es rica en información y a la vez, profundamente ignorante. La mayoría de las mujeres desconocen en qué consiste su ciclo fértil, qué es lo que acontece en su cuerpo. Tampoco conocen la utilidad de los métodos naturales como herramienta para llevar un eficaz control de sus ciclos, incluso antes de intentar concebir. La mayoría de los matrimonios se casan pensando que no tendrán problemas de fertilidad, sin más. ¿Por qué iba a ocurrirles a ellos? Parece que las cosas desagradables sólo ocurren a los demás. Empiezan a preocuparse cuando llevan un año de búsqueda sin conseguir un embarazo. Tampoco se plantean que cualquier aborto espontáneo es una advertencia para decir que algo no funciona bien... Todo esto es producto de la profunda ignorancia existente en el mundo médico y en la sociedad en general acerca del ciclo fértil femenino, su complejidad, la cantidad de factores que pueden dañarlo. Conocer y cuidar de la fertilidad entraña un esfuerzo muy superior a abrir la boca y tomar una pastilla, es indudable. Pero ese conocimiento produce un verdadero “empoderamiento” de la mujer o de la pareja, y es algo por lo que nosotros deseamos continuar luchando.