A principios de esta semana, la prestigiosa revista médica JAMA Pedriatrics perteneciente a la Asociación Médica Estadounidense publicó un informe elaborado por médicos de la Universidad de Vanderbilt (Nashville, EE.UU.) sobre las operaciones de cambio de género en menores de edad.
Se trata de "la investigación más grande hasta la fecha" en torno a esta práctica que, según muestra el estudio, es de todo menos médica.
Michael Cook, editor de Mercatornet, ha sintetizado los resultados del informe y la conclusión es alarmante: no solo muestra el escalofriante aumento de operaciones de cambio de género en Estados Unidos, sino que buena parte de ellas son realizadas eludiendo los mismos procedimientos que, según el lobby de género, son necesarios para llevarlas a cabo.
El estudio, disponible aquí en inglés, arroja que las operaciones de reconstrucción torácica de afirmación de género -el eufemismo empleado para referirse a la mutilación mamaria, la mastectomía- se han incrementado en un 389%% entre 2016 y 2019, así como casos de niños que solicitaron implantes mamarios.
El informe muestra que del total de operaciones realizadas en esos cuatro años, 1.130 correspondían a niñas menores de 12 años.
Los médicos de Vanderbilt calcularon que, sobre el total, un 5,5% de los menores operados tenían menos de 14 años, el 21,5% eran menores de 15 y el 56% menores de 16.
El lobby transgénero y sus partidarios siempre han afirmado que estas operaciones tienen sentido como el último paso del conocido como proceso de reafirmación de género.
Una travesía con secuelas globales y de por vida en adultos y menores que suele seguir las siguientes etapas -en una gran mayoría, inducidas por las autoridades médicas, escolares y sociales-: que el niño tome conciencia de la supuesta disforia, la consiguiente necesidad de afirmación social -hacerlo público en sociedad y que sea aceptado-; el comienzo de medicación de bloqueadores de pubertad y de sexo cruzado -para cambiar la apariencia física- y como último paso, intervenciones quirúrgicas como la doble mastectomía.
La dictadura de la "reasignación" se salta sus propios procedimientos
Pero según la realidad de los hechos -que ya ha llevado al cierre de la polémica clínica de cirugías de cambio de sexo inglesa Tavistock- muestra lo contrario, según el estudio. Sin ser una justificación para realizar las cirugías de reasignación siguiendo el procedimiento, se desprende que menos del 20% de las niñas recibieron terapia hormonal antes de la cirugía: el 80% de las niñas y jóvenes fueron operadas sin masculinizar los cuerpos, como prescribe el procedimiento.
Según los estándares oficiales, un adolescente debe haber tenido "al menos 12 meses de terapia hormonal de afirmación de género o más, si es necesario, para lograr el resultado quirúrgico deseado para los procedimientos de afirmación de género", según la WPATH.
Para Cook lo que sucede "es pura mutilación" y lo describe como algo "peor que prescribir una liposucción a un niño de 12 años que padece anorexia".
Las operaciones se realizan, además, eludiendo los problemas psicológicos y psiquiátricos que, lejos de ser diagnosticados -como en realidad lo son- como motivos contrarios a la reasignación que deben ser tratados, acaban siendo catalizadores. Entre ellos, se encuentran la ansiedad, la depresión o el autismo, generalmente achacados a la disforia de género.
Según Cook, "lo peor está por llegar". "¿Cuántas niñas más serán mutiladas de por vida por cirujanos sociópatas antes de que los estadounidenses se den cuenta de esta grotesca violación de los derechos humanos?", plantea el editor de Mercatornet.