El antropólogo Mikel Azurmendi, que durante casi toda su vida adulta ha sido agnóstico, reiteraba en un vídeo que entre las cosas que le llevaron a explorar en serio el cristianismo fue su asombro al conocer familias cristianas alegres y fuertes acogiendo niños con problemas, algunos muy enfermos.
Esta experiencia de asombro y alegría en la acogida es la que recoge el cineasta Juan Manuel Cotelo en su nueva entrega de la serie "Contagiosos", con los testimonios de varias familias de la asociación Familias para la Acogida.
Familias para la Acogida nació en 1982 en Italia, con familias que adoptaban o acogían a niños y se unieron en una asociación para compartir su experiencia humana y cristiana. Con el tiempo, no sólo acogieron niños sino también jóvenes o adultos con problemas, madres solteras, ancianos... La iniciativa se fue extendiendo por varios países del mundo y en España empezaron a participar familias españolas en 1997. Es, por lo tanto, una experiencia ya consolidada.
Primero uno, luego otro, con temores... pero sólo requiere amor
A menudo, todo empieza cuando un cónyuge siente que Dios le insiste para abrir el corazón y su casa e introducir a alguien, y luego a alguien más, quizá más enfermo, y luego más... El matrimonio da el paso y ve que ellos y sus propios hijos se benefician con más alegría, más fe, más amor, y que el niño acogido se beneficia de ese amor y a su vez lo suscita en toda la casa. La fe y el apoyo de otras familias les ayudan a crecer en este camino.
Estrella recibe a otras Familias para la Acogida y a sus niños en una fiesta de jardín
En Contagiosos empiezan contando la historia del matrimonio de Estrella y Eduardo. Primero acogieron a una niña ucraniana 2 veranos. Iban recibiendo avisos de Familias para la Acogida sobre niños que necesitaban acogida, incluyendo niños con síndrome de Down.
"Yo lo leí, me impresionó, pero me dio miedo dar un primer pasito adelante, no lo imprimí para no dárselo a Estrella. Pasaron los días, lo volví a ver, ya lo imprimí para que al menos ella lo vea. Se lo di tratando de darle la menor importancia posible. Pero vi que le había impactado, claro, pasó lo que me temía", explica Eduardo. Ambos se ríen ahora de sus miedos y prevenciones, pero así empezó su camino para acoger niños con síndrome de Down y otras complicaciones.
Primera intuición: en realidad, este niño sólo necesita amor
La primera intuición de Estrella fue: "Este niño sólo necesita amor, y no lo tiene, porque está solo". Esa intuición, compartida por muchas otras familias, ha demostrado ser cierta una y otra vez. Cuando una familia acoge con amor, el niño lo absorbe y devuelve. Todas las cuestiones prácticas, médicos, educación, etc... van encontrando su espacio en ese entorno de amor. Después de Juan, acogieron a otros 4 niños, dos de forma permanente.
Isabel, otra madre de Familias para la Acogida, se decidió a acoger cuando entendió que necesitaba comprobar "que la vida no son las cuatro cositas que uno se fabrica. La vida es mucho más grande que lo que yo he decidido y he fabricado con mis propias energías".
Gabriel, su marido, explica que las visitas a médicos y otras complicaciones son "un peso que no pesa, porque es un chaval muy afectuoso, que se hace querer; él ha sido más un regalo para nosotros que nosotros para él".
Los hijos naturales y los hijos de adopción crecen juntos, y aprenden unos de otros con amor
Elena cuenta cómo le ofrecieron un niño "que tiene varias cosas en la cabeza, un soplo en el corazón, que no es un niño, digamos, sano". "Vale, si hubiera estado embarazada y me hubieran dicho que venía con todo eso, yo habría dicho vale igual, aunque suponga más esfuerzo, más trabajo..." Fue su segundo hijo en acogida. Javier explica que se asombró al descubrir que los quería tanto como a sus hijas biológicas. "Creemos que la vida está para darla en algo", afirma.
Niños muy enfermos que llevan plenitud a una familia
Marcos y Eva Boccanera han acogido de forma permanente a dos niños con grave discapacidad. "Es una profundización en la vocación familiar", dice Marcos. "Nosotros consideramos que la vida es sagrada desde la concepción hasta la muerte natural. Estos niños tienen pleno derecho a vivir y plenifican -hacen plena- la vida de la familia en la que están", explica Marcos, quejándose que este mensaje, en nuestra sociedad, no se transmite. "Estos niños son como un gatillo que dispara una serie de cosas a las que la sociedad no presta demasiada atención", señala.
Marcos y Eva están inscritos en un programa de "acogida de urgencia": reciben en su hogar a niños pequeños, de cero a 3 años, mientras se les busca una familia permanente. "Desde que llegan estos niños sabemos que se van a ir, así que cada día los disfrutamos como si fueran el último, y cuando se van, claro, los echas de menos, pero sabes que están donde deben estar", explica Eva.
La mejor educación: en casa, ejercitar la caridad
Marcos insiste en lo que aportan estos niños a una familia. "Yo siempre digo que me da igual lo que pueda suceder en lo profesional a mis hijas, porque ellas ya han hecho en casa la experiencia más importante que puede hacer una persona, que es poder ejercitar la caridad, la ayuda a otro con más necesidades", afirma.
Eva lo amplía así: "Cuando te das cuenta de que estás dando la vida, pero no la estás perdiendo, sino que estás ganando en felicidad, en plenitud... ¡te lanzas! No se ahorran dificultades, estamos más restringidos, pero yo no cambiaría esto por nada. La experiencia de dar la vida no tiene precio".
Es posible ayudar a Juan Manuel Cotelo a financiar más vídeos de "Contagiosos" mediante donativos a su productora Infinito Mas Uno.