La depresión causa suicidios, y los suicidios causan depresión a amigos, parientes, conocidos... Y en el campo australiano más. En Australia hay unos 8 suicidios al día (en España, unos 10 diarios), de los que 6 son hombres.
Los hombres de campo se suicidan el doble que los hombres de ciudad, y cinco veces más que las mujeres de ciudad. La clave parece estar en que es más difícil llegar a los hombres de campo y lograr que busquen ayuda, que descarguen su pena y combatan su depresión.
Mary O'Brien es una mujer católica de campo que ha puesto en marcha un servicio y una web para prevenir el suicidio y la depresión entre los hombres de ámbito rural, con el título Are you bogged mate ("¿Estás enfangado, amigo?").
La analogía es la de un granjero cuyo tractor o vehículo queda atrapado en el fango: no le queda otra, ha de buscar ayuda, no guardarse el problema para sí, o seguirá siempre enfangado.
Mary sólo lleva dos años en este tema, pero ya ha recibido dos premios de Salud Masculina: en Queensland 2020 y el Nacional de Mujeres que Trabajan en Salud Masculina. En realidad, lo que hace es hablar con expertos en prevención de suicidio y con psicólogos y tratar de explicar todo lo útil en lenguaje comprensible y directo para el hombre de campo, tanto en su web como a través de charlas y conferencias.
"Los psicólogos hablan de 'liberar tus emociones' mientras que yo hablo de vaciar tu cubo, tu cubo emocional", dice ella. Por lo general, los hombres heridos emocionalmente lo están por razones perfectamente graves y objetivas, y no por nimiedades emotivas.
A menudo hombres atribulados la telefonean o escriben para hablar de lo que les inquieta. Muchos han visto suicidarse a un amigo, a un igual, alguien como ellos, y necesitan poder expresarlo. "Conozco al menos tres o cuatro vidas que he salvado potencialmente, lo que está muy bien", dice ella en un reportaje en el Catholic Leader.
Contra el estigma de buscar ayuda
Combatir la depresión en el ámbito rural tiene dos grandes dificultades. La primera, es que mucha gente considera que es un signo de debilidad y fracaso admitir que sufres depresión. La segunda, es que todo el mundo se entera: "ven que has aparcado el coche ante el consultorio del psiquiatra, o ven que cada día aparcas delante del bar durante horas", señala Mary. Y el estigma se pega: es un débil, tiene problemas...
Pero para vencer la depresión y el riesgo de suicidio es importante buscar ayuda profesional y buscar formas de "vaciar tu cubo". Mary constata que muchas personas encuentran que la fe les ayuda a ello. "Pienso que en los años especialmente duros que hemos tenido recientemente, los que tienen fe han encontrado en ella una gran fuerza", asegura.
Ella se educó internada en un colegio de las Hermanas del Buen Samaritano. "Lo que hago es un poco de buen samaritano", dice. Se crió en una zona remota donde sólo había misa una vez al mes. Poder tener alguien con quien hablar en profundidad, constata, es liberador. Hacerlo en el lenguaje de la gente de campo ayuda a muchos.
Las 4 cosas que presionan a los hombres de campo
Mary señala 4 cosas que ve que conducen a depresión y riesgo de suicidio a muchos hombres:
- desastres naturales que les llevan a la ruina
- otras desgracias económicas
- una presión cultural de gente de ciudad que mira mal a los de campo como "contaminadores"
- la violencia doméstica que reciben de algunas mujeres
Este último factor la tiene "bastante impresionada por la cantidad de violencia contra hombres que hay por ahí y los hombres nunca denuncian". "A veces, si lo hacen, son ignorados por la policía, o se ríen de ellos, quizá porque su pareja es una persona menuda, y ellos hombretones fuertes, y no creen que les pueda dañar la violencia domestica, pero sí les daña".
También protesta de que la prensa de ciudad y mucha gente de ciudad hable mal de los granjeros y ganaderos por razones medioambientales, cuando, dice ella, son los más afectados por problemas ecológicos y los que más luchan por reducir emisiones y contaminación. Los granjeros australianos son, probablemente, de los más tecnologizados y ecológicos del mundo, señala.
Mary empezó su tarea un día que un hombre, por teléfono, le habló de cómo dos amigos suyos se habían suicidado y cómo eso le perturbaba gravemente. Mary le preguntó, alarmada: "¿Te vas a matar?" Él dijo que no, y pudo hablar de sus miedos y dolor. Pero ella entendió que era necesario que alguien estuviera allí animando a estos hombres a poder hablar y a buscar ayuda.
A favor de los granjeros australianos señala que "no importa lo malos que sean los tiempos, tienen mucho sentido del humor; al final, si pueden reír, todo les irá bien", asegura.
Un reportaje (en inglés) sobre la tarea de prevención y ayuda de "Are you bogged man?"