Con la aprobación el pasado jueves de la eutanasia para adultos con enfermedades terminales en Nueva Gales del Sur, esta práctica ya es oficialmente legal en todo Australia.
La medida ha sido aprobada con el apoyo de 23 votos y ha encontrado 15 en contra, sin embargo tardará cerca de año y medio en entrar en vigor hasta que se pongan en marcha los mecanismos de aplicación y supervisión de esta práctica.
La ley es especialmente connivente en el estado de Victoria, donde se permite a los enfermos terminales solicitar la muerte asistida a través de la ingesta de medicamentos que la induzcan: podrán acceder a ella todos los ciudadanos mayores de 18 años con alguna enfermedad terminal y con menos de 12 meses de esperanza de vida.
Un camino "oscuro y peligroso"
El arzobispo de Sydney, mons. Anthony Fisher, se refirió al 19 de mayo como "un día realmente oscuro para Nueva Gales del Sur".
"Si se va a juzgar a una civilización por cómo trata a sus miembros más débiles, el Parlamento de Nueva Gales del Sur ha fracasado estrepitosamente y abierto un camino oscuro y peligroso para las generaciones futuras, resultando en una nueva definición inquietante de lo que significa ser humanos", afirmó Fisher.
Además, Fisher cuestionó el sistema de votación y aprobación de la ley. Durante la sesión, que se extendió hasta la medianoche del 19 de mayo, se abordaron cerca de un centenar de enmiendas a la legislación, y todas las propuestas por representantes provida fueron rechazadas.
Anthony Fisher, arzobispo de Sydney, lamentó la aprobación de la eutanasia como "un camino oscuro y peligroso" y alerta a las generaciones futuras: "No es un buen presagio".
Uno de ellos fue la diputada Tara Moriarty, que durante las enmiendas expresó no poder "llegar a un punto en el que sea aceptable, como una cuestión de principios, convertir en ley la muerte voluntaria".
"El hecho de que no se hayan aceptado enmiendas significativas sugiere un enfoque de que `el ganador se lo lleva todo´ por parte de quienes han propuesto esta ley, y revela algo horrible que ha invadido nuestra política. No es un buen presagio para la protección de nuestros ciudadanos más vulnerables", añadió.
La laborista Tara Moriarty fue una de las votantes en contra de la legalización de la eutanasia al considerar "inaceptable" que la muerte voluntaria sea considerada como una ley.
Dos tipos de personas, los que valen y los que no
Fisher considera "increíble" que el mismo parlamento de Nueva Gales del Sur que "protegió a los más vulnerables durante unos dos años haya aprobado ahora un proyecto de ley sancionando su muerte". Proyecto que, según el arzobispo, divide a los hombres en dos clases de personas, "aquellos cuyas vidas están protegidas por el estado con atención médica, servicios sociales y aplicación de la ley, y aquellos cuyas muertes son facilitadas porque sus vidas ya no valen la pena".
La eutanasia estaba penalizada en Australia hasta que en 2017 Victoria se convirtió el primero de los estados en legalizarla, bajo el argumento de "dar a los enfermos una elección digna para el fin de sus vidas".