Con eufemismos como “muerte digna” la eutanasia avanza pero mucho más lento de lo que sus defensores pretenden. Ahora se ha iniciado una ofensiva en España, donde el Partido Socialista ha presentado un proyecto de ley para su legalización.
Sin embargo, los lobbies proeutanasia están también cosechando importantes derrotas y retrocesos, tanto de lugares que se han opuesto a una ley de estas características, como en otros donde ya se había legalizado. Es el caso de Guernsey, una isla dependiente de la Corona Británica pero con gran autonomía del Reino Unido, y del poderoso estado de California, en Estados Unidos.
Sin duda, el caso más relevante y que más atención mediática ha suscitado en los últimos días ha sido el de California, estado en el que viven 40 millones de personas y uno de los más ricos de EEUU.
Como suele suceder en estos casos, en 2015 se aprobó el suicidio asistido en California utilizando para ello un caso mediático y polémico, el de la joven Brittany Mainard. En 2014, con 29 años, se suicidó, tal como había anunciado semanas antes, porque le habían diagnosticado un tumor cerebral en fase terminal y quería -dijo- morir "con dignidad" y no pasar los difíciles seis meses de vida que le habían diagnosticado. Ingirió una dosis letal de barbitúricos en Oregón, a pesar de que unos días antes había manifestado que renunciaba a su plan suicida.
El mediático caso de Brittany Mainard (la joven del retrato) fue utilizado para legalizar el suicidio asistido en California
Rápidamente, la maquinaria se puso a funcionar y se aprobó la ley que comenzó a funcionar en 2016. Pero, el pasado 15 de mayo un juez del Condado de Riverside revocó esta ley estatal, un duro golpe para los grupos proeutanasia.
El juez Daniel Ottolia dictaminó que los legisladores de California violaron las leyes existentes cuando se aprobó la Ley para el Fin de la Vida durante una sesión especial dedicada a la atención médica.
El magistrado tomó esta decisión después de que grupos provida presentaran una demanda en cuanto la ley entró en vigor. Además, este mismo juez ya admitió otra demanda presentada por cinco médicos de California y la Academia Estadounidense de Ética Médica.
Según la normativa, ahora suspendida, los pacientes que tuvieran una esperanza de vida inferior a seis meses podían pedir a su médico una serie de sustancias que les causara la muerte. En los primeros seis meses de aplicación en California, más de 100 personas se acogieron a ella, el 59% padecía cáncer.
Los obispos de California se han felicitado de este fallo judicial. Es de momento una importante victoria, que insufla más ánimo a todos aquellos que luchan por una cultura de la vida. “Celebramos la noticia de que la ley de California que legaliza el suicidio asistido ha sido, por el momento, revocada. El suicidio asistido no es cuidado de la salud. Rezamos para que este fallo se mantenga y los legisladores reconsideren este trágico error, rechacen el suicidio asistido y protejan a todos los pacientes”, afirmaban en un mensaje la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
Por su parte, Ned Dolejsi, director ejecutivo de la Conferencia Católica de California agregaba: “Nuestra oposición al suicidio asistido no es ningún secreto, pero esta legislación también se opuso a una amplia coalición de médicos, enfermeras, personas mayores y a la comunidad de discapacitados, que combatieron esta ley por muchas, muchas razones”.
El fiscal general de California, Xavier Becerra, ha criticado la decisión judicial, criticando que la ley fuera recurrida por las asociaciones provida. En el otro lado están numerosos pacientes y sus familias, que denunciaban que mientras que se les denegaban los cuidados paliativos se les facilitaban las sustancias necesarias para el suicidio asistido.
La segunda derrota reciente de la eutanasia y el suicidio asistido se ha producido en Europa, concretamente en la isla de Guernsey, situada frente a la costa de Normandía, y perteneciente a la Corona Británica aunque con gran autonomía de Reino Unido.
En este caso no ha tenido que ser la Justicia sino los propios parlamentarios los que han votado en contra de la propuesta que pedía estudiar legalizar el suicidio asistido tras un debate de dos días y medios. Por el contrario, anunciaron que estudiarán “las medidas necesarias para mejorar la calidad de vida y de sus condiciones de salud de todos los isleños en el final de su vida”.
La opinión de los legisladores fue unánime y votaron la semana pasada en contra de esta propuesta alegando que no se ajustaba a las prioridades de los habitantes de Guernsey. Las asociaciones que representan a las personas con discapacidad y los líderes religiosos también se habían movilizado contra esta ofensiva.
Monseñor Philip Egan, obispo de Portsmouth, en cuya diócesis se incluye esta isla, aseguraba que “sería una demanda intolerable y completamente inmoral pedir al personal médico y a las enfermeras, dedicados a preservar la vida, que extingan la vida de otra persona”.
En su opinión, “ayudar a alguien a morir prematuramente o ayudar a alguien a suicidarse, incluso cuando lo solicita, nunca puede ser una acción compasiva. Es un pecado grave”.
En 2015, la Cámara de los Comunes de Reino Unido también votó en contra de un proyecto de ley similar. Ahora la batalla pasa a España.