Raquel Suárez tiene 50 años y es madre de doce hijos: siete chicas y cinco chicos, cuyas edades comprenden entre los 26 y los 8 años. Esta mujer desprende energía y la gente a su alrededor se sorprende por cómo puede hacer todo lo que hace. Y aunque en su vida no lo ha tenido siempre fácil, se ha convertido en un ejemplo de superación.
En un reportaje en el diario ABC, ella afirma haber encontrado la fuerza en su fe en Dios, por lo que asegura que “se puede hacer todo lo que una quiera, con hijos o no”. A los 23 años años se casó y poco después la despidieron de su trabajo por estar embarazada.
Finalmente, junto con su esposo tomó la decisión de quedarse en casa y educar a sus hijos. “Queríamos tener una familia grande y se dieron las condiciones para poder tener tantos hijos”, afirma Raquel.
Aún así, ha sufrido muchas incomprensiones, incluso entre sus familiares. Afirma que “te toman de loca para arriba y siempre dicen que estás desperdiciando la vida”. Pero para ella era todo lo contrario.
Hace cuatro años la vida de su familia dio un vuelco y fue puesta a prueba. Cuenta que “nos vimos muy mal, sin nada y con 12 hijos” pues en el negocio de su marido (importación de bacalao) dejaron a deberle mucho dinero y acabaron en la ruina.
Tenían que hacer algo y se les ocurrió vender pescado a domicilio. “Mi marido me pidió ayuda y empezamos mandando por WhatsApp la lista de pescados. Primero a unas amigas y poco a poco se corrió la voz”.
Su marido va a la lonja y después ambos lo reparten. Y la respuesta de los clientes ha sido muy positiva. Ella apenas utilizaba el móvil y ahora desde que crearon la empresa, llamada Doce Peces, es una auténtica experta.
La organización ahora es clave. Dos de sus hijos les ayudan por la mañana. Y por la tarde el matrimonio lleva los pedidos a las casas de los usuarios. Además, confiesa que ser madre de una familia tan numerosa le ha permitido desarrollar habilidades que le están siendo muy útiles en el mundo empresarial.
En ausencia de los padres, los hijos se organizan bien. “Siempre tiene que haber un responsable, y eso les hace madurar”, afirma Raquel. Ahora en casa hay diez hijos, y viven en una vivienda de 100 metros cuadrados con cuatro habitaciones.