Según se desprende de un nuevo estudio del Instituto de Antropología Médica y Bioética (IMABE) dirigido por el psicólogo clínico Pablo Expósito-Campos, cada vez son más los jóvenes que tras someterse a cirugías o tratamientos de género deseen volver a afirmar sus sexo biológico, creen que la transición no es la mejor opción y habrían deseado tener una alternativa.

El estudio, consultado por Die Tagespost y realizado sobre cerca de 2700 personas, concluye que el regreso al sexo biológico -conocido popularmente como detrans o detransitioner-, se relaciona a menudo con "falta de apoyo social y profesional", de información y recursos o con "dificultades interpersonales, problemas de identidad y estigmatización por detransfobia". Los afectados también reconocen verse sometidos a "emociones complejas como el duelo y la culpa" o "discriminación y rechazo".

Solo 1 de cada 5 está conforme con el cambio

Entre otras conclusiones, el 26,7% de los afectados habría deseado recibir un apoyo alternativo, un 33% afirmó haber sido malinterpretado por los médicos y más del 46% se sometió a un tratamiento transgénero por presiones externas. Solo el 20 % de los encuestados estaba satisfecho con el cambio físico.

Para los especialistas, es necesario ayudar a los jóvenes en su búsqueda de sentido e identidad, los profesionales deben centrarse en reconocer sus experiencias y emociones complejas y se remarca la importancia de dar espacio a las heridas psicológicas  causadas por prejuicios y la exclusión social.

"En lugar de administrar precipitadamente hormonas potencialmente dañinas, que generalmente conducen a intervenciones quirúrgicas irreversibles", sostienen los investigadores, es necesario un enfoque integral "para hacer justicia a las necesidades de los afectados".

Otra problemática denunciada desde hace tiempo y que ahora se recoge de nuevo es la relación de la disforia con problemas psicológicos previos -que la mayoría de profesionales de la `afirmación´  de género suelen eludir-, como le ocurre al 53% de los encuestados.