En la diócesis de Córdoba (España) está creciendo el compromiso con las embarazadas en apuros y la defensa de la vida frente a la amenaza del aborto, a través de dos proyectos, Proyecto Ángel (que lleva 3 años en Córdoba) y Proyecto Raquel (que lleva ya 5 años), en los que participan la red de Parroquias por la Vida, el apostolado católico provida Spei Mater y la Delegación Diocesana de Familia y Vida.
Lo cuentan en el semanario Iglesia en Córdoba Jorge y Cristina, un matrimonio cordobés que forma parte de Spei Mater (canónicamente es una asociación nacional de fieles, nacida en Alcalá de Henares en 2012 y con presencia en muchas otras diócesis), busca difundir estos proyectos de acogida y acompañamiento entre las parroquias de la diócesis andaluza.
El Proyecto Raquel acoge y ayuda a las mujeres que ya abortaron. Es una ayuda que aporta sanación espiritual, acompaña a la mujer que va siendo consciente de la verdad de lo que hizo, pero también del amor de Dios. Muchas sufren síndrome postaborto. Otras veces la herida alcanza a padres, abuelos, familiares cercanos, e incluso a sanitarios que participaron en el aborto o no supieron evitarlo.
La ayuda psicológica y la espiritual se dan la mano. En ocasiones, la mujer arrepentida sabe que Dios la perdona sacramentalmente, pero le falta perdonarse a sí misma psicológica o emocionalmente, y reconciliarse con su hijo, fallecido, que descansa y espera en las manos de Dios.
Apadrinar, acompañar, vencer el miedo y la soledad
Proyecto Ángel se centra en el acompañamiento que vence al miedo y la soledad que sufren muchas embarazadas abandonadas. Requiere voluntarios. Tras un periodo de formación, estos voluntarios acompañan a las chicas: el padre del bebé se ha fugado, los padres de la chica no la apoyan en su deseo de tener el niño. "A veces le dicen que está loca, y que le pagarán un psicólogo además del aborto", denuncia Cristina.
Proyecto Ángel acompaña también a la madre al médico, a veces a segundos diagnósticos cuando el primero sospecha que hay alguna enfermedad en el bebé, para dar más alternativas, esperanza y visión. "Al final, el problema del aborto es consecuencia de la soledad", denuncian.
"Está mal el aborto, pero no basta con decirle a la mujer 'está mal el aborto', sino que después hay que también ayudarle en la situación en la que está”, explican.
Muchas mujeres necesitarán una ayuda extra en los primeros meses de vida del niño, cuando le resulta especialmente más difícil incorporarse al mercado laboral. Por eso, las parroquias, hermandades y grupos parroquiales pueden organizarse con este proyecto para "apadrinar" un niño.
"No es tanto el salvar niños, como salvar también a la madre y ser conscientes de las realidades que tenemos muy cerca de nosotros", dicen Jorge y Cristina. Aseguran que cuando participas en un apostolado así, acompañando y ayudando, "te vas dando cuenta de que te vas haciendo partícipe de esa misericordia de Dios, vas viendo a las personas con los ojos de Dios".
¿Cristianos adormecidos? Que la parroquia los despierte
Jorge y Cristina avisan de que incluso entre los cristianos "la normalización del aborto y de la eutanasia en el día de hoy nos tiene la conciencia un poco adormilada: hay que despertarla". Por eso recorren las parroquias de la diócesis concienciando de la necesidad de colaborar e implicarse en este apostolado.
Los párrocos de la diócesis de Córdoba interesados (y otras personas que quieran impulsar la acción provida en ambiente parroquial) pueden llamar al teléfono 639879938 (o a la delegación diocesana de Familia y Vida) para ir recibiendo la información que precisen.
Vídeo breve de promoción de Proyecto Raquel, en este caso en la diócesis de Valencia.
Pilar Gálvez y Darío Reina, delegados diocesanos de Familia y Vida, detallan que Proyecto Ángel, además de acompañar, es una iniciativa espiritual y evangelizadora. Con iniciativas así, los cristianos quieren ser "rostro de la misericordia para las víctimas de la cultura de la muerte", dicen.
En la diócesis de Córdoba participan por ahora en la iniciativa 14 parroquias y 2 conventos, y desde hace poco organizan cada mes vigilias de oración por la vida, rezando por el fin del aborto y por tantas familias que acompañan. Esperan que cada vez se vayan sumando más parroquias y comunidades.