Según la doctora Leonardi, en el caso de Alfie “hay que decir muy claramente que no estamos ante un caso de ensañamiento terapéutico, lo que significa aplicar un tratamiento desproporcionado respecto a la situación clínica del niño. Aquí ha sido suspendido por ese “best interest” que decía el abogado, y para el hospital el “best interest” es la muerte del niño”.
La doctora confirmaba que “como Instituto Neurológico Besta, nos hemos ofrecido desde el principio para estar junto a nuestros colegas ingleses en un espíritu de colaboración científica, porque en las enfermedades difíciles la ciencia no tiene fronteras”.
En su opinión, esta colaboración debería darse igualmente en el traslado de pacientes, porque hablamos de enfermos que buscan el mejor tratamiento. Aquí no hay un tratamiento para curar. Aquí se trata de acoger a un niño en un hospital. Dos hospitales italianos se han mostrado dispuestos a acogerlo, el primero el Bambino Gesù de Roma. Acogerlo, ¿para hacer qué? Para observar con cuidados paliativos la evolución hasta el final, y no decidiendo que el final deba ser establecido en un momento concreto por una sentencia judicial. Y también quisiera hacer una reflexión ante ustedes: nosotros, como padres, ante esta misma situación, no podríamos decidir llevar al niño a otra parte, donde morirá, pero morirá asistido de una manera que quiero decidir yo. Esta limitación de la capacidad de los padres lo encuentro algo gravísimo”.
Tras asegurar que los médicos ingleses son buenos y que el niño ha sido bien tratado, la doctora Leonardi explica la diferencia que existe entre los dos sistemas sanitarios de estos países.
“En el sistema sanitario italiano, cuando un niño en una situación similar que no sea ensañamiento terapéutico, lo asistiríamos incluso veinte años, aunque fuese de nacionalidad extranjera, aunque fuese inglés. En Inglaterra lo decide un juez que a este niño se le debe suspender el tratamiento con una sentencia y no por una opinión clínica”, cuenta.