El obispo de Bilbao, Mario Iceta, era médico experto en Bioética antes de ser sacerdote. Y actualmente gracias a todos estos conocimientos que adquirió ostenta el cargo de presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española.
La próxima semana el prelado impartirá una conferencia en México sobre la evolución de los temas en torno a la vida desde la Humanae Vitae, de la que se cumplen este 2018 50 años. En una entrevista con Vida Nueva, monseñor Iceta asegura que “una sociedad que cuida de la familia está asegurando un futuro humano y esperanzador” mientras que la sociedad que descuida la familia “siembra un caldo de cultivo de violencia, tristeza y desesperanza”.
El obispo insistió en que “la familia adquiere una importancia capital” pues es donde nace y es acogida la vida y citando a San Juan Pablo II aseguró que la familia “es el santuario de la vida”.
Acerca de la Humanae Vitae, Iceta indicó que esta profética encíclica se realizó en un contexto cultural y social bastante complejo. “Toda la cuestión de la revolución sexual, del feminismo que había evolucionado en su tercera o cuarta generación hacia un radicalismo, y ello con un sustrato de pensamiento materialista práctico, influenciado principalmente por pensadores como Marcuse. Además la cuestión del neomaltusianismo que tiene su expresión en las políticas de control de la natalidad que se implementan e impulsan decididamente en los países occidentales y se extienden a países en vías de desarrollo”.
Pero a todo esto hubo que sumar a nivel práctico la aparición de la primera píldora anticonceptiva y el “desarrollo exponencial de los métodos anticonceptivos como expresión de los que podríamos denominar imperativo tecnológico. Estos elementos marcan poderosamente la cultura contemporánea y se instauran en la cotidianidad de la sociedad”.
Precisamente, indicó el obispo de Bilbao, todos estos retos culturales siguen apareciendo en la actualidad por lo que desde la Iglesia se debe subrayar “la dignidad del ser humano, del matrimonio y de la familia, de toda vida humana y el don de la sexualidad lenguaje corporal del amor en el que está también inserto el maravilloso don de la procreación humana. Esta concepción del ser humano es capaz de iluminar la verdadera dignidad del ser humano, por encima de condicionamientos ideológicos, demográficos o tecnocráticos, para la edificación de una sociedad y un mundo realmente humano”.
De este modo, Iceta insistió en que “toda vida humana debe ser acogida, querida, esperada, tutelada, promocionada, protegida, con independencia de cualquier condicionamiento. La persona humana es el regalo más grande que se nos puede confiar, y sin el cual tampoco nosotros podemos desarrollarnos plenamente como personas”.
Sin embargo, existe en la sociedad una permisividad con las prácticas del aborto. “Se considera como algo que debe ser permitido, y en ambientes occidentales así como en las políticas que dimanan de organismos internacionales, llega a considerarse como un derecho ligado a o que se conoce como salud reproductiva”, agregó.
La solución pasa por “concienciar del don de la vida humana, también en el estado inicial intrauterino, que como bien afirma el Papa Francisco en Amoris Laetitia, merece ser esperado, acogido gratuitamente, reconocido como un don inmenso que se nos da, y proponer caminos que respeten tanto a la madre como al hijo en aquellas situaciones que puedan resultar problemáticas para la mujer gestante”.