A sus 36 años, y siendo ya madre de 3 niños, María Matilde Egüez se contagió de Covid-19 en su quinto mes de embarazo. Paros cardíacos y crisis respiratorias amenazaban su vida y los médicos en Bolivia le ofrecieron abortar para salvarse. Pero María Matilde arriesgó su vida por su hija Ruth... que hoy ya tiene cinco meses y da testimonio de la bondad de Dios y la fuerza de la vida.
Una familia pobre, con 3 hijos... y otro en camino
Matilde Egüez y su marido, Juan Carlos, residen en el municipio de Montero, situado en el centro de Bolivia. Tenían tres hijos y la pequeña Ruth iba a ser la cuarta.
La familia vive en una situación de escasez, por no decir de pobreza. Su casa, en la periferia de Montero, está hecha de cartones, la habitación y sala de estar se encuentran juntos y disponen de tres camas para seis personas. Su hogar no dispone de suministros básicos como luz y agua, y la familia tiene que ir todos los días a la vivienda de la suegra de Matilde para recoger agua y otras ayudas, según informa el diario El Deber.
Todavía están pagando el terreno de su vivienda, para lo que Juan Carlos trabaja como mototaxista con una moto de alquiler. María Matilde se dedica al cuidado y limpieza de otras casas. El matrimonio se ayuda de la venta de yuca y calabazas que producen, para hacer frente a los gastos diarios de su familia.
Contrajo el Covid con cinco meses de embarazo
La llegada de la pandemia empeoró considerablemente la situación económica de la familia, especialmente desde que ella contrajo el virus. Matilde estaba embarazada de cinco meses, e inicialmente el coronavirus no fue especialmente agresivo.
Sin embargo, pasados algunos días, el cuadro de Matilde comenzó a empeorar, y la trasladaron a la clínica de Montero. El estado de la boliviana fue agravándose rápidamente, y empezó a faltarle el oxígeno. Los médicos contemplaban como su vida se apagaba irremediablemente. Entró en crisis respiratoria.
Arriesgó la vida para salvar a su hija
Los doctores de la clínica de Montero solo le ofrecieron a Matilde una vía de acción: le propusieron abortar a su hijita.
“No se me vino a la cabeza sacrificar a mi niña. El médico me dijo que prefería salvar mi vida, pero yo le dije que no”, dijo Matilde.
Ante la firme negativa de Matilde a abortar, la trasladaron de emergencia hasta el hospital de referencia en La Pampa, Santa Cruz de la Sierra, que disponía de una buena Unidad de Cuidados Intensivos en funcionamiento.
María Matilde, su esposo, Juan Carlos, y algunos de sus hijos (El Deber)
Matilde, una madre agradecida con Dios
Entonces comenzaron dos largos meses de intubación para Matilde, en los que sufrió dos paros cardíacos a causa de la crisis respiratoria.
Pero madre e hija sobrevivieron y ella no duda en catalogarlo como un milagro. “Me siento agradecida con Dios por darme una nueva oportunidad para vivir”, expresó Matilde.
Cuando despertó, Matilde estaba desorientada, se sentía perdida y no sabía en qué año estaba. Había entrado con cinco meses de gestación, y despertó del coma con siete.
Secuelas, paro, deudas económicas… pero juntos
Pero aquí no acabaron las dificultades para esta familia. Cuatro meses después de obtener el alta, Matilde todavía presentaba fuertes secuelas debidas al Covid: “No estoy muy bien, me duele todo el cuerpo”, explicó.
En su debilidad, Matilde no podía seguir trabajando en limpieza doméstica y las deudas de la familia no paraban de crecer. “Todavía debo bastante del tiempo que estuve en terapia, fueron muchos los gastos en remedios”, afirmó.
En esta precaria situación, se acercaban las Navidades y la familia no sabía cómo celebrarlas. Juan Carlos se conformaba con que su mujer e hija se hubiesen salvado y pudiesen pasar aquellos días en familia.
Desconocidos generosos con regalos útiles en Navidad
Entonces, un segundo 'milagro' ocurrió en la vida de esta humilde familia. Después de que su historia circulase por algunos medios de comunicación, algunos conocedores de su historia organizaron de forma inesperada una campaña de recaudación de fondos económicos y recursos para Matilde, Juan Carlos y sus cuatro hijos.
De forma totalmente inesperada, la mañana del 24 de diciembre, comenzaron a llegar desconocidos a la casa de Juan Carlos y Matilde cargados de alimentos, leche, pañales, juguetes, ropa y dinero en efectivo.
“Íbamos a pasar estas navidades como un día cualquiera, no porque no nos importe, sino porque no teníamos como pagar una cena”. Aquella inesperada campaña no solo cambió sus navidades, “con esto –dijo mostrando el dinero recibido–, iremos a Santa Cruz de la Sierra para que un pediatra atienda a la bebé porque tiene problemas de salud”, afirmaron entrevistados en Qamasa.
“Es triste pasar una Nochebuena sin recursos, pero nos alegra que personas que no nos conocen nos hayan tendido la mano como han hecho”, agradeció el matrimonio.