Inútil y difícil de aplicar: pese a ser dos aspectos ligados a la reforma de la ley del aborto para la comunidad médica, el Gobierno parece dispuesto a sacarla adelante en el corto plazo. Y con todo lo que implica. Tras ser aprobada este martes por el Consejo de Ministros, representantes médicos han expresado su rechazo a la ley en sus dos aspectos fundamentales, como son el polémico registro de los objetores de conciencia y la práctica de los abortos en los centros públicos.
Conoce aquí todas las reacciones cristianas y provida a la reforma de la ley.
Según declaró a El Mundo el presidente de la Organización Médica Colegial, Tomás Cobo, la obligatoriedad del registro de objetores aportaría "muy poco", siendo "más útil" en su opinión "un registro sobre los profesionales dispuestos a dar esta prestación".
"Lo que nos preocupa es que con estas listas se pueda manejar información que pueda perjudicar al profesional. Además, pensamos que no son realmente útiles y que aportan muy poco: se debería saber quiénes están dispuestos, no al revés", expresó.
De este modo, el presidente de la OMC subraya que "si la Administración tiene el aborto en su cartera de servicios", es su problema "facilitarlos", pero en ningún caso puede suponer "trasladar la responsabilidad a los profesionales". Por ello, Cobo muestra la inquietud presente en la comunidad médica de que "en algún momento no se respete la objeción de conciencia, por ejemplo, en un entorno con precariedad laboral".
Es decir, un entorno como, por ejemplo, la sanidad pública, que desde la modificación de la Ley Orgánica de Salud sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo deberá ofrecer el aborto a las mujeres que lo deseen, sin necesidad de consentimiento paterno desde los 16 años.
Algo que Cobo también cuestiona. Según datos de 2020, solo el 15% de los abortos son realizados en la sanidad pública, y eso es lo que la reforma pretende cambiar. Pero, ¿es posible asumir miles de casos nuevos para un sistema ya saturado? Según declaró el presidente de la OMC a El periódico de España, lo más probable es que el sistema se saturará aún más: "Cuantos más procedimientos metamos en la cartera de servicios, más congestión habrá y más insatisfacción del ciudadano".
"El problema de cierto tipo de mensajes políticos a la hora de ofrecer servicios en tiempos muy ajustados es que no existe capacidad de hacerlo", sentencia.
Tomás Cobo, presidente de la Organización Médica Colegial, cuestiona la reforma del aborto como una ley "poco útil", que podría "perjudicar al personal sanitario" y con unos objetivos para los que no existe "capacidad" de cumplir.
Otras críticas a la ley
No han sido las únicas críticas y oposición que ha recibido la reforma. A un sinfín de declaraciones y protestas cristianas y provida emitidas durante los días inmediatos a la aprobación de la reforma, se fueron sumando voces a lo largo de la semana.
Es el caso del obispo de Lugo, Alfonso Carrasco, declaró en su Twitter que "la aprobación de una ley no cambia la naturaleza de las cosas".
"No está en el poder del Estado determinar qué es el bien y el mal. Que el aborto es intrínsecamente malo puede reconocerlo cualquier persona con uso de razón y deseo de verdad", añadió.
Acto seguido publicó un nuevo mensaje denunciando la "negación de los derechos" y de "la libertad de conciencia de médicos, enfermeras, psicólogos" y el resto de involucrados en el proceso del aborto por la reforma legal del aborto.
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