Incluso cuando el matrimonio está a punto de romperse hay una última oportunidad: es el momento de acudir a El desafío del amor, un reto de 40 días antes de cruzar el punto de no retorno.

Pero antes de llegar a ese extremo, cuando todavía no se avistan nubarrones en el horizonte, es bueno conocer qué podría contribuir a formarlos. Dave Wills, asesor matrimonial, propone en su blog en Patheos doce hábitos potencialmente destructivos sobre los que establecer vigilancia y, en su caso, corregir. Son éstos:


Cuando se enciende una luz de aviso en el panel de tu coche, significa que algo no va bien bajo el capó y requiere atención inmediata. Una de las mayores "luces de aviso" en un matrimonio es el tono de constante criticismo. Cuando el marido y la mujer empiezan a ser los mayores críticos uno del otro en vez de ser sus mayores motivadores, y cuando empiezan a centrarse solo en lo negativo y no en lo positivo, se crea una espiral descendiente que con frecuencia conduce al divorcio.


Cuando marido y mujer tienen cuentas bancarias distintas, aficiones distintas, amigos distintos y sueños distintos, corren el riesgo de crear vidas completamente distintas. El matrimonio va de combinar; el divorcio va de dividir. Cuanto más podáis compartir, más fuerte será vuestro matrimonio.


He visto derrumbarse demasiados matrimonios porque dos personas bienintencionadas se centraron demasiado en sus hijos y olvidaron seguir invirtiendo en el matrimonio. Algunas parejas reducen su relación a una sociedad de coeducación, y al final, cuando los niños han crecido, descubren que crearon un nido vacío y un matrimonio vacío. Dale a tus hijos el regalo de ver a sus padres en un matrimonio que se ama y que crece. Modela el tipo de matrimonio que hará que tus hijos deseen casarse algún día.


Algunas parejas tienen lo que yo llamo "matrimonio de compañía de televisión por cable". ¿Te has dado cuenta de que la compañías de televisión por cable te dan su mejor producto y servicio al principio de la relación, pero que, cuando termina el "periodo inicial", te dan lo menos posible que te mantenga contratado? Algunas parejas casadas se daban uno al otro lo mejor al principio de la relación, pero con el paso del tiempo comienzan a darse uno al otro las sobras. Esforzaos por seguir dándoos lo mejor uno al otro. Profundizar en vuestro amor, vuestro respeto y vuestra amistad en todas las etapas del matrimonio.


Si llevas casado más de quince minutos, lo más probable es que tu esposo o esposa haya hecho algo que te moleste y tú hayas hecho algo que le moleste a él o ella. Cuando nuestras palabras o actos hacen daños, es imprescindible admitir el error rápidamente y pedir perdón. Cuando tú cónyuge que ha hecho daño, es imprescindible que ofrezcas rápidamente la posibilidad de reconciliación, para reconstruir la confianza y para que la amargura no encuentre lugar para echar raíces en tu corazón. No utilices heridas antiguas como munición en las discusiones. Deja que el perdón circule libremente por tu matrimonio. Ningún matrimonio puede sobrevivir sin él.


Habrá días en los que no te "sentirás" a gusto estando casado/a, pero los sentimientos son volubles y nunca deben ser nuestros consejeros principales en las decisiones importantes. A menudo los "sentimentos" conducen a la gente al adulterio. Las parejas que mejor funcionan han descubierto que el amor es un compromiso, no solo un sentimiento. Su compromiso mutuo persiste independientemente de lo que sientan. La fortaleza de ese compromiso les permite tener una intimidad más profunda, una conexión más fuerte y un matrimonio más feliz.


Nuestro orgullo puede convencernos muchas veces de que no tenemos que preguntar nada a nadie y debemos ser capaces de tomar decisiones sin consultar a nadie. ¡El orgullo ha sido la perdición de tantos matrimonios...! Las parejas más sanas han aprendido que toda decisión que toman individualmente repercutirá de alguna manera sobre el otro, así que se consultan uno a otro respetuosa y amablemente toda decisión.


Cuando "intentas" cambiar a tu cónyuge, ambos acabáis frustrados. Como probablemente ya sabes, no puedes cambiar al otro, solo podéis amaros mutuamente. La única parte del matrimonio que puedes cambiar es la que ves cuando te miras al espejo. Estate dispuesto a cambiar tus respuestas al comportamiento de tu esposo/a. Buscad formas de amaros y serviros uno a otro cuando tenéis perspectivas o preferencias distintas. Probablemente ambos terminaréis "cambiando" a mejor durante el proceso.


Las parejas más sanas han eliminado la "palabra con D" (divorcio) de su vocabulario. Cuando amenazamos con el divorcio o comenzamos calladamente a fantasear con la idea de vivir con alguien nuevo, estamos destruyendo el fundamento del matrimonio. Las parejas que funcionan bien no son las que nunca tienen una razón para divorciarse; son, simplemente, aquellas cuyo compromiso mutuo siempre es mayor que sus diferencias y fallos.
 

Si estás ocultando deliberadamente tu estatus como persona casada o estás transmitiendo "disponibilidad" flirteando, quitándote el anillo o actuando como soltero con tus amigos solteros o en los bares, entonces estás traspasando los límites. Esos engaños sutiles son en sí mismos formas de infidelidad, aunque nunca desemboquen en un encuentro sexual.
 

Cuando tienes fantasías sexuales en las que no está tu cónyuge, es un acto de infidelidad mental. Toda intimidad auténtica y toda infidelidad comienza en la mente; no en la cama. Si tus ojos y tus pensamientos vagabundean lejos de tu espossa, entonces tu corazón irá detrás. Hace dos mis años, Jesús enseñó: "Quien mira a una mujer con lujuria ya cometió adulterio en su corazón". No seas solo físicamente monógamo. Esfuérzate por ser mentalmente monógamo.


Todos somos egoístas por naturaleza, pero el matrimonio solo puede funcionar cuando dejamos de lado nuestro egoísmo y ponemos las necesidades de nuestro esposo o esposa por encima de nuestras propias necesidades. Cuando ambos cónyuges están dispuestos a amarse generosamente y a servir así uno al otro, el matrimonio prosperará. La parte difícil es que tú debes querer ir por delante y ser egenoroso incluso en aquellos momentos en los que él/ella no está correspondiendo de la misma manera. Tus actos podrían dar la vuelta a las cosas. Elige ser un termostato, no un termómetro. Un termómetro siempre se ajusta a la temperatura de la habitación, pero un termostato cambia  la temperatura de la habitación. Sé tú el factor de cambio. ¡Tienes más influencia de la que crees!