El doctor Dermot Kearney, que fue presidente de la Catholic Medical Association del Reino Unido, ha obtenido una rotunda victoria para la causa provida y la buena ética médica en el Tribunal Supremo británico, y ha dejado en ridículo al antes prestigioso General Medical Council (GMC), el organismo que puede retirar las licencias para ejercer la medicina, señalando sus prejuicios anticatólicos y su absoluta docilidad a la patronal abortista.
El doctor Kearney es cardiólogo, pero en los últimos años, aprendiendo de experiencias de Estados Unidos, salvaba vidas de bebés de madres que tomaban píldoras abortivas y se arrepentían a mitad del proceso.
Las clínicas abortivas, para ahorrar costes, entregan dos píldoras abortivas a la mujer, que se las ha de tomar en casa, dejando pasar 24 horas entre una y otra. Es un proceso psicológicamente duro, a menudo realizado en soledad.
Después de tomar la primera, y esperando a la segunda, muchas se arrepienten, sienten que lo que hacen está mal, e intentan hacer algo para salvar al bebé. Hasta hace un tiempo, su única opción era ir a un centro médico caro y pagar hasta mil libras por intentar detener el proceso, algo que muchas no podían pagar.
Pero Dermot Kearney y otro médico católico empezaron a ofrecer una alternativa: prescribieron progesterona a las arrepentidas, con lo que conseguía salvar aproximadamente a la mitad de los bebés en riesgo a causa de la primera píldora abortiva y muchas madres llegaban a abrazar al bebé que intentaron matar.
El doctor Dermot Kearney revierte abortos con progesterona, y eso enfureció al negocio abortista.
Kearney no se ocultaba... y fueron a por él
El doctor Kearney no escondía lo que hacía. Incluso pidió al GMC que estudiara el tema y elaborara unas guías para ayudar a las mujeres que cambian de opinión tras la primera píldora. Y, como representante de la Catholic Medical Association en uno de los foros de "igualdad y diversidad" del GMC, incluso impartió una conferencia sobre el tema en ese foro, sin mayor problema al principio.
Hasta que un día el doctor y sus colegas fueron convocados a un proceso legal en el GMC. Los abogados del GMC les amenazaron con impedirles ejercer la profesión médica. Se les prohibió prescribir e incluso recomendar progesterona o intentar revertir abortos. Y no podrían hacer ningún trabajo voluntario o privado sin permiso expreso del organismo.
La primera audiencia en el GMC para examinar el caso tuvo lugar en agosto de 2021. El doctor Kearney acudió con sus abogados de la asociación cristiana Christian Concern. Tenían testimonios de 9 mujeres ayudadas por el médico, todas agradecidas por su cuidado. También tenían el testimonio de un experto que, aunque era contrario a la causa provida, alababa el trabajo de Kearney y su profesionalidad.
Pero el "tribunal" del GMC se negó a examinar los testimonios o evidencias, asegurando -para asombro de todos- que el encuentro sólo buscaba examinar las acusaciones, no los hechos.
Al Tribunal Supremo, cargados de testigos y ciencia
Viéndose desasistidos, los abogados de Kearney llevaron el tema al Tribunal Supremo en octubre de 2021. Asombrosamente, pese a los casos acumulados tras los confinamientos, el tribunal lo examinó el 24 de febrero. Y quedó claro que el lobby abortista y el GMC no tenían ninguna argumentación sólida. Los defensores de Kearney vieron cosas asombrosas en el juicio (de las que hacen pensar en la mano de Dios) como que:
1) El GMC no encontró apenas ningún "experto" médico, ni siquiera trabajador del aborto, que quisiera acudir al juicio de su lado
2) El único experto que aportó el GMC, en realidad, acabó apoyando al médico católico, porque mostró que efectivamente el tratamiento con progesterona permite revertir el aborto y no es peligroso
3) Además, este experto del GMC desautorizó el documento que aportaba el lobby de la patronal abortista BSACP (British Society of Abortion Care Providers, en la que colaboran las cadenas abortistas MSI -antigua Marie Stopes, cambió de nombre por su pasado racista y eugenesista-, BPAS y el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos).
4) Efectivamente, ese documento nunca se debatió en la comunidad médica internacional ni se publicó en PubMed, mientras que el doctor Kearney sí publicaba sus hallazgos en revistas médicas.
5) La cadena abortista MSI (antigua Marie Stopes) trajo dos testigos; una de ellas contradecía lo que MSI defendía y la otra dijo que aunque al final ella no usó progesterona para bloquear su aborto, sí defendía que las mujeres pudieran hacerlo.
6) A favor del médico católico estaban las declaraciones de 10 testigos, una declaración de experto, mucha documentación médica a su favor recogida por la asociación americana de ginecólogos provida AAPLOG y ejemplos de abortos revertidos explicados por la doctora Donna Harrison. Lo que hacía Kerney era buena ciencia y salvar vidas.
Victoria: los acusadores se retiran y callan
En ese contexto, el GMC decidió rendirse y retirar sus acusaciones, procedimientos y sanciones contra el médico católico. Lo han anunciado con un comunicado escueto y sin pedir perdón a nadie: "Los examinadores del caso han considerado la información aportada por MSI Reproductive Choices [la patronal abortista] y han decidido concluir el caso sin más acción". Cuando le contactan periodistas sobre el tema, el organismo no responde.
Kearney declaró, tras su apabullante victoria moral y legal: "Me alivia y encanta que me hayan exonerado. He sido víctima de una campaña coordinada por importantes figuras de la industria del aborto decididas a impedir a las mujeres el acceso a tratamientos urgentes para revertir el aborto".
La patronal abortista MSI difundió un comunicado asegurando que revertir los abortos con progesterona no tiene base médica y que "podría ser hasta dañino"... pero fue incapaz de defender eso en el Tribunal Supremo cuando le pidieron datos o expertos.
Mientras tanto, durante los 9 meses de sanción, 160 mujeres llamaron a Kearney y a su equipo para revertir su aborto, arrepentidas de la primera pastilla... y se les dijo que no iban a ser ayudadas. Murieron 160 bebés y 160 madres quedaron destrozadas por un procedimiento legal que no tenía base alguna, con el mero objetivo de amedrentar a los médicos provida.
De hecho, durante este conflicto entidades "profesionales" demostraron un grave ánimo hostil a los médicos católicos. El Colegio de Ginecólogos (RCOG) aportó un escrito asegurando que Kearney y sus compañeros no eran fiables en el tema del aborto por ser, precisamente, católicos. El GMC apoyó ese documento sin cuestionarlo.
La Catholic Medical Association ha enviado una protesta formal al GMC... y declara que aún espera una explicación o retractación, algo que demuestre que el GMC no va a dedicarse a acosar a los católicos que practican la medicina en Gran Bretaña. También queda en muy mal lugar el procedimiento del GMC sancionando durante meses a un médico sin aceptar las evidencias ni testimonios.
Mientras tanto, el caso de Kearney ha resultado inspirador y edificante para muchos sanitarios y muchos cristianos. Él dice que se limita a hacer lo que un médico debe hacer: salvar vidas.
Tres enseñanzas del caso
Paul Diamond, un abogado que lleva 30 años representando los derechos de cristianos en los más altos tribunales ingleses y en Estrasburgo, a menudo trabajando con el Christian legal Centre, advertía recientemente: "Cada vez más vemos cuerpos profesionales no-públicos que van contra maestros, doctores, abogados... diciendo que no podrás practicar tu profesión debido a tus creencias".
Se refiere a entidades como los Colegios profesionales, los órganos de ética deontológica, gremios, etc... tomados por activistas anticristianos, o que simplemente usan a los profesionales religiosos como chivo expiatorio o víctimas de una cacería woke.
La respuesta de Diamond es: abogados y asociaciones. Los cristianos, propone, deben crear asociaciones y recurrir al mundo judicial, con denuncias y procesos.
El caso del doctor Kearney lo ilustra y deja esas 3 enseñanzas:
1) Hay que responder a las empresas abortistas con acción judicial y abogados
2) Los médicos cristianos y provida deben asociarse y apoyarse mutuamente
3) Los lobbies abortistas usan organismos profesionales (como los Colegios de Médicos y similares) para hostigar a los cristianos; hay que responder desde los tribunales y desde otras instancias
El ejemplo del caso del doctor Kearney puede ser ilustrativo para los cristianos de muchos países.